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Mayo del 68 - Volumen II. María Lacalle Noriega
Читать онлайн.Название Mayo del 68 - Volumen II
Год выпуска 0
isbn 9788418360220
Автор произведения María Lacalle Noriega
Жанр Документальная литература
Серия Actas UFV
Издательство Bookwire
Entonces la música era un elemento más cercano a la cultura que al divertimento como lo es ahora, que está más cercano a lo que es el McDonald’s un Burger King que lo que era en el año 68. En el año 68 era un elemento cultural, pasaba por él lo que estaba pasando en el mundo. Fue un elemento muy importante para transmitir mensajes dentro, para acercarse con esos mensajes a la gente joven, que se aglutinaba en festivales y conciertos. En España, durante aquellos años, estábamos bajo el régimen de Franco, bajo una dictadura y, por consiguiente, era prácticamente imposible que esto se llevase a la música. Aquí vivíamos el happy happy de Los Brincos, de Los Bravos, de aquel movimiento «yeyé» que acompañaba. Nadie se atrevía a lanzar mensajes, y si se atrevían lo tenían que hacer de una forma soslayada dentro de las canciones; parecía que dijesen otra cosa, pero dentro de círculos un poco clandestinos. El Mayo del 68 se vivió muy diferente, pero sin duda era el elemento vehicular fundamental para la gente joven y para transmitir los mensajes de aquellos años.2
Para muchos, Mayo del 68 significó en el mundo de la música pasar del entretenimiento a la conciencia social a través de las canciones y de sus letras. Su reflejo traspasó fronteras, y sirvió para que naciera una nueva generación de músicos con un nuevo género musical basado en estructuras musicales sencillas (guitarra y voz) pero con un gran trasfondo en sus letras, que recogían poemas y proclamas políticas como principal mensaje.
En España nacería una generación de cantautores que vieron en las revueltas de Mayo del 68 un referente motivador para generar cambios y luchar desde las calles con sus guitarras por el fin de la dictadura. Autores como Serrat, Luis Eduardo Aute, Paco Ibáñez, Cecilia, Lluís Llach, Labordeta, Raimon, Jarcha o Sabina entendieron que su música era un instrumento para llamar a la movilización, despertar conciencias adormecidas y defender las ideas de libertad y apertura hacia una nueva realidad cultural, moral y social.
En el año 1968, España ganaba el festival de Eurovisión con la canción La, La, La interpretada por Massiel, que escondía un mensaje de apertura a la modernidad. La canción, aunque estaba compuesta por el Dúo Dinámico (Manuel de la Calva y Ramón Arcusa), iba a ser interpretada en un primer momento por Serrat, pero al prohibirle que lo hiciera en catalán, este se negó a acudir al festival.
En 1968 se publicaba el disco blanco de The Beatles, del que también se cumplen 50 años, con Revolution y letra de John Lennon. Todo el mundo queremos cambiar el mundo. Parece que se estaba notando que iba pasar algo en el Mayo del 68, no solo en la Primavera de Praga3 sino también lo que estaba sucediendo en Estados Unidos, se acercaba el año del amor libre contra la guerra de Vietnam y Woodstock. En Inglaterra estaban The Beatles, pero en Francia estaban Gilbert Bécaud, y Jean Ferrar, que cantaba Mi Francia […]. En España estaba La canción del pueblo, un colectivo creado en 1967 por diferentes cantautores, como Elisa Serna (que por cierto falleció el pasado 4 de septiembre de 2018), Hilario Camacho, Aute, Serrat, Ricardo Cantalapiedra, un gran cantautor que luego se convirtió en Richi Bolero… Grandes cantautores que iban contracorriente con una guitarra y una voz tocando en universidades y en lugares cercanos a las iglesias. Ahí estaba también Luis Pastor… Estaban creciendo los contraculturales, los grandes cantautores que iban a luchar contra el sistema capitalista con el canto de la Internacional por medio en muchos de los casos.4
Al otro lado del charco, el mundo se preparaba para la revolución hippy liderada por artistas que un año antes de Mayo del 68, en San Francisco, ya sembraron el comienzo de una forma de vida desinhibida, sin límites y alejada de convencionalismos.
Aunque las reivindicaciones políticas eran diferentes en cada uno de los puntos del planeta, su voluntad de cambio y de rebeldía ante lo convencional y lo estructuralmente aceptado, era la misma. Les unía la voluntad del cambio, y a través de la música generaban estados de opinión y aprovechaban sus icónicas y magnéticas influencias en la gente joven para hacer tambalear las estructuras políticas.
Ha pasado medio siglo y todavía retumban los ecos de Mayo de 1968, un movimiento político, filosófico y estudiantil que tuvo lugar en un año que resultó muy convulsionado en el mundo entero: Vietnam, Memphis, Praga, Los Angeles, Chicago, Ciudad de México y, por supuesto, París. Por esa razón, en la banda sonora de aquel movimiento se mezclan canciones inspiradas en los sucesos que marcaron ese año. Las que provienen del universo del rock y del pop, el de más alcance entre la juventud del mundo; pero también en las canciones del Mayo francés, mucho menos conocidas y divulgadas, que se oyeron en aquellos dos meses en que París estuvo paralizada por las protestas. Varias de ellas fueron himnos que se cantaron durante las jornadas de Mayo de 1968.5
En Estados Unidos, la libertad sexual (motivada por un acto de rebeldía ante la sociedad puritana de Norteamérica), el acceso libre y desinhibido ante las drogas, y la impopular guerra de Vietnam que estaba matando a tantos jóvenes norteamericanos, fue el principal vehículo de protesta en canciones de artistas como Eric Burdon and The Animals (Sky pilot, 1968), entre otros.
Películas como El graduado (1967) contenían himnos de libertad sexual contrarios a lo comúnmente conocido como convencional en las relaciones de pareja. La canción de Paul Simon y Art Garfunkel Mrs. Robinson, tema central de la película, fue reflejo de ello.
Artistas como The Beatles aprovechaban la muerte del productor que les hizo famosos (Brian Epstain) y que les prohibió incorporar mensajes políticos en sus canciones, para introducir letras pacifistas y de contenido político (Revolution, 1968).
The Rolling Stones publicaban Beggar’s banquet, (1968), con claros mensajes de llamamiento a la lucha callejera y a la «simpatía por el diablo» en un claro ejercicio de provocación a la clase social conservadora y tradicional.
Por otro lado, artistas del soul como Aretha Franklin vieron cómo canciones como Respect (1967) se convertían en himnos feministas que revindicaban el respeto a la mujer en una sociedad de hombres.
CONCLUSIONES
Mayo del 68 fue la materialización real de los deseos de cambio. Confirmó que la llamada de los artistas a la contracultura y a la modernidad, generada por la juventud que en distintos puntos del mundo decidió salir a la calle y acabar con las estructuras políticas y sociales establecidas, había tenido éxito.
En este sentido, la música cobró un papel fundamental, ya que se convirtió en el principal transmisor de las diferentes proclamas políticas y de su invitación al movimiento y despertar de las conciencias.
Está apertura hacia la libertad a través de la música, fue posible gracias a la convergencia entre diferentes focos musicales de reivindicación (festival de Monterrey 1967, Mayo del 68 y Woodstock 1969).
Un año antes de la famosa revuelta parisina ya comenzó en San Francisco un movimiento de apertura y modernidad que se hizo presente en el festival de Monterrey con artistas que se convertirían en icono del movimiento hippy como Janis Joplin, Jimmy Hendrix o The Who.
En España, en plena dictadura franquista, la generación de artistas protesta miraba a los autores de los himnos que se coreaban en las calles en Mayo del 68 como el modelo y el referente para liderar un llamamiento a la libertad con sus canciones como principal vehículo transformador de conciencias y conductas.
No existe un listado único con el que identificar las canciones más influyentes de esos años (antes, durante y después de Mayo del 68), pero sí existe una confirmación de que