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de capital, entonces, representa la de todas las empresas que desean invertir para incrementar su stock de capital con el que producen los niveles actuales de output y con cuyo incremento podrán elevar la producción una vez que han completado su análisis de conveniencia de realización de la inversión y disponen del financiamiento para comprar los nuevos equipos. Naturalmente, que esa demanda deseada de nuevo capital se transforme en efectiva, depende de que las empresas consigan el financiamiento necesario, tema que se discute en Antonelli, 2013.

      Por otra parte, la inversión también puede observarse a través de la curva de oferta de los nuevos bienes de capital establecidos a partir de la EMgK (véase Antonelli, 2013, libro I, punto 5).

      Cambios en los precios de bys y de bienes K

      De acuerdo con lo anterior, cuando tiene lugar el proceso de acumulación de capital, este por lo general se asocia con aumentos más que con disminuciones en el precio de los bienes de capital, considerando que prevalecen rendimientos decrecientes a la escala; o en el mejor de los casos, constancia en tales precios si la función de producción de bienes de capital es HL.

      Estos aumentos de precios se producirían porque muy probablemente la inversión que ha sido inducida por la EMgK permite nichos monopólicos que facultan a las empresas inversoras a cobrar precios más elevados por los nuevos bienes producidos, además de que la curva de oferta de capital se propone, en condiciones generales, con pendiente positiva, vale decir, operando bajo rendimientos decrecientes a la escala.

      Sin embargo, a largo plazo, los nuevos bienes de capital —suponiendo que la inversión neta es positiva, esto es, el stock de capital va creciendo en el tiempo— eventualmente podrían producir un cambio en la oferta, tanto de bys como de bienes de capital; esto es, podría producirse un shock positivo de oferta, lo que haría que descienda (respecto a la situación de incremento anterior) PK, situándose este probablemente de nuevo en el nivel aproximado inicial, a la vez que disminuirían los precios de los bys porque también aumentaría la dotación de capital en la producción de esos bys, si tal cosa ocurre.

      Esta situación se vería reforzada por el hecho de que, a largo plazo, los nichos monopólicos de ganancia se verían reducidos por la entrada de nuevas empresas atraídas precisamente por las mayores ganancias.

      La reducción hipotética en el precio de los bys (PC) que, como se dijo, tendría lugar recién en una etapa posterior, equivale, ceteris paribus, a un aumento en el salario real, y esta sería la última etapa del proceso que comenzó con el aumento de la inversión y la mayor dotación de bienes de capital de la economía, a la vez que la situación de los precios relativos supone, efectivamente, un encarecimiento relativo del trabajo, aunque a la larga, no en lo inmediato. Nótese, por otra parte, que este escenario podría derivar —si la caída en los precios es de importancia— en un impacto en el mercado bursátil, al quebrarse la relación entre la valoración del stock de capital de las empresas y el valor correspondiente de las acciones.

      Apréciese, sin embargo, que la relación causal es exactamente inversa de la que propone la TNC: es la mayor dotación de capital la que eventualmente encarecería relativamente el trabajo (abaratando PC) y no al revés.

      Por otra parte, tal encarecimiento podría darse en términos de una suba del salario en relación a los precios de los bys, pero no necesariamente de los bienes de capital. Dicho de otra forma, la situación descrita no se presenta como consecuencia de que ha tenido lugar un cambio en la relación w*/PK, sino que el mecanismo descrito modifica, a posteriori, la relación w*/P.

       El motor de la acumulación

      Una de las más importantes motivaciones de los empresarios para invertir es precisamente la expectativa de mayores ganancias esperadas, aunque se dejará para más adelante precisar si se trata de las ganancias absolutas —o sea, los beneficios totales, Fórmula— o bien relativas, vale decir, la tasa de ganancia, ρ —o bien el margen de ganancias— o ambas.

      También se deja para más adelante la discusión de las condiciones en que puede existir una ganancia y una tasa de ganancia diferentes de cero.

       La tasa de ganancia

      Es importante definir la tasa de ganancia, la cual habitualmente se propone como:

Fórmula

      Donde K* es el valor del capital, o el capital expresado en las unidades monetarias de la economía.

      Sin embargo, es claro que cuando los empresarios invierten, ellos quieren tener idea de cómo se relacionan los beneficios absolutos que pretenden obtener con la inversión que realizarán precisamente con esa inversión, más que (o al menos, además de) con la totalidad del capital (el capital ya existente más la nueva inversión), lo cual es por supuesto razonable, además de que la tasa de ganancia relacionada con el capital previo a la nueva inversión ya es conocida naturalmente.

      Por lo tanto, la tasa de ganancia que les interesa en particular a los empresarios que invierten es:

Fórmula

      Donde, por su parte, Fórmula es ahora Fórmula = vP´Q´ siendo ν el margen de ganancia (véase más adelante), a diferencia de los beneficios que se relacionan con el valor del capital previo a la inversión, que se definen como Fórmula = vPQ, siendo P´ y Q´, respectivamente, los nuevos precios y cantidades que se espera cobrar y poder vender por los bys factibles de ser producidos mediante la nueva inversión I.

       La maximización de los beneficios totales

      Se considera un escenario en el que las empresas maximizan beneficios produciendo la corriente habitual de bys y bienes de capital (esto es, no se considera por ahora la acumulación), y desean, además, hacer también máxima la tasa de beneficio, que, como se dijo, es:

Fórmula

      Donde, al igual que siempre, Fórmula son los beneficios expresados en unidades monetarias, los que a su vez, se definen como:

Fórmula

      Aquí, P (véase Antonelli, 2013) representa el nivel agregado de precios; Q hace referencia a la función F(K,N) ya definida e i es la tasa de interés que se considera el costo alternativo del capital y que viene dada desde afuera de este modelo (se determina en el mercado monetario); el otro elemento es la tasa de depreciación d que constituye el costo de uso, desgaste u obsolescencia del capital y está dada por consideraciones técnicas. El modelo completo se presenta a continuación, empleándose la simbología ya utilizada en otros textos (Antonelli, 2013):

Fórmula

      El modelo contiene 4 ecuaciones y debe explicar 7 incógnitas: Fórmula y K; no obstante, se considera que w*, i, PK y d —que representan, respectivamente, la tasa nominal de salarios, la tasa de interés y la de depreciación— conforme se ha propuesto en anteriores modelos similares (Antonelli, 2013) y por análogas razones, son conocidos, con lo que el modelo dispone de

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