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Teoría del capital y la distribución. Eduardo Antonelli
Читать онлайн.Название Teoría del capital y la distribución
Год выпуска 0
isbn 9789506232023
Автор произведения Eduardo Antonelli
Жанр Зарубежная деловая литература
Издательство Bookwire
Otra manera de explicar la relación inversa entre la tasa de beneficios y la cantidad de capital es que la mayor abundancia de capital lo abarata, en tanto, como se decía, la tasa de beneficios se interprete como el precio del capital, y este con la PMgK, lo que se discutirá más adelante.
Sin perjuicio de esto, cabe plantearse cuál sería la respuesta de la oferta de trabajo ante la reducción en el empleo que podría provocar el reemplazo de trabajo por capital, y cuáles también los impactos sobre la demanda efectiva y los propios AS de los empresarios que la caída en el empleo traería aparejada, aunque sea circunstancial (estas cuestiones se discuten en este punto y más adelante; véase también Antonelli, 2013, libro II, punto 5c; Robinson y Eatwell, 1976).
Las motivaciones de los empresarios para invertir
La literatura sobre el tema del capital, como se señalaba al comienzo, es muy antigua y reconoce el aporte de numerosos economistas (por ejemplo, Böhm-Bawerk, Walras, Wicksell; cfr, Garegnani, 1982), a la vez que la forma en que se lleva a cabo la acumulación fue objeto de importantes controversias, aun antes de la también mencionada CC (cfr. por ejemplo, Dobb, 1998).
Aquí se seguirá, como ya se adelantó, el enfoque de Keynes (2007) para explicar las motivaciones o incentivos de los empresarios para invertir, los que se explican a partir de sus AS (véase también Ferderer, 1993) orientados a la maximización de sus beneficios. A modo de digresión corresponde destacar que algunas veces se sostiene que los conceptos keynesianos son incompatibles con el principio de maximización de beneficios, lo que no tiene fundamentos, al menos en la General Theory (cfr. Keynes, 2007), ya que, por ejemplo, Keynes propone explícitamente a la demanda de trabajo y la curva de oferta de bienes y servicios, ambas derivadas del principio de maximización de beneficios).
Causas por las que tiene lugar la acumulación
Sin perjuicio de otros análisis previos y posteriores, cabe preguntarse si los empresarios incrementan la relación k solamente porque hay un cambio en los precios relativos entre el trabajo y el capital o debido además, o en su lugar, a otra u otras razones.
En realidad, existen varias motivaciones por las cuales los empresarios invierten, además de (o en vez de) porque N se ha encarecido relativamente, si es que realmente la acumulación se ve favorecida por este abaratamiento, cosa que es materia de debate, y habría que analizar, incluyendo los aspectos empíricos, si el abaratamiento de K o el encarecimiento de N es la razón principal de la acumulación, a la vez que si es cierto que siempre que aumenta I, el precio relativo (a N) de K se abarata realmente, previo o posteriormente, o, por el contrario, podría darse que la mayor demanda de K aumente, en lugar de reducir el precio del capital.
Aumentos en la demanda de capital
Probablemente, una de las razones más comunes por las que los empresarios invierten tenga que ver con la EMgK, o su incremento, la cual, como Keynes (2007) sostenía, no debe confundirse con la PMgK.
En realidad, el aumento en la EMgK podría considerarse como la causa principal de la acumulación, más que, además de o en lugar de, el abaratamiento relativo de las máquinas respecto al trabajo, ya que si la inversión obedeciera principalmente a los cambios en los precios relativos de los factores (esto es, porque las máquinas se abarataran relativamente al trabajo), la inversión sería todavía más volátil de lo que es, porque aumentaría en el caso de abaratamiento relativo del capital, pero también caería cuando los precios relativos del capital respecto del trabajo aumentaran, lo que no suena muy verosímil y sin duda no tiene ningún sustento empírico.
Por ejemplo, ante una suba en la tasa de interés que es equivalente a una baja en el índice de los precios de las acciones, la respuesta más común de la economía es una caída en la actividad, más que una caída en el stock de capital, que por otra parte no puede reducirse fácilmente, como ya se señaló (véase también más adelante), cuando se opera a la escala macroeconómica. Como es conocido (véase Keynes, 2007 y Antonelli, 2013, libro I), los empresarios, a través de la EMgK, establecen la inversión deseada, y si esta consigue financiamiento a través de los beneficios no distribuidos, los préstamos del sistema bancario o la emisión de obligaciones por parte de las empresas (Minsky, 2008), ella modifica (aumenta) la demanda de capital, esto es, la inversión deseada se transforma en realizada.
Esta mayor demanda de capital, operando con una curva de oferta de nuevos bienes de capital de pendiente positiva, permite obtener la inversión del período —o sea, la nueva producción de bienes de capital— junto con el nuevo precio del capital, que será mayor que el que regía, si, como se sostiene, prevalecen rendimientos decrecientes a la escala (vale decir, costos marginales crecientes), o bien, se mantendrá sin cambios si se está en presencia de rendimientos constantes a la escala (costos marginales constantes), aunque el escenario de rendimientos constantes a la escala es poco probable en la economía real.
Precios del capital flujo y stock
Debe tenerse presente (cfr. Antonelli 2011 y Antonelli, 2013, punto 5) que el precio de los nuevos bienes de capital no es el precio flujo de los servicios del stock de capital existente, precios estos últimos que son los que se comparan con los de los servicios del trabajo.
En efecto, el precio de los servicios del stock de capital existente es (i+d)PK siendo, como ya se ha establecido, i la tasa de interés y d la de amortización; PK, por su parte, es el precio de los nuevos (y también, de los existentes) bienes de capital producidos, equivalentes a la inversión realizada.
Las curvas PMgK, EMgK y la demanda de capital
La demanda de capital no es la curva de la PMgK y tampoco es la EMgK. En efecto, la PMgK representa la demanda de su propio capital por parte de las empresas para producir bienes de capital o bys. Esta curva es, por supuesto, la derivada primera de la función de producción con respecto al capital y representa, como se decía, la demanda de capital de la empresa, pero del que ya poseen para producir. Por lo tanto esta demanda no debe confundirse con la demanda de nuevos bienes de capital; i.e., no debe identificarse mecánicamente con la inversión que efectúan las empresas y que es la demanda de más (y nuevo) capital. Por otra parte, ninguna de estas dos debe identificarse con la EMgK que representa la inversión ideal para las empresas en términos de la maximización de sus beneficios, inversión que no necesariamente se materializará si no se dispone del financiamiento requerido.
Podría entonces plantearse si para el caso del trabajo se presenta la misma situación; esto es, si debería distinguirse entre la demanda de trabajo existente, o sea, la PMgN que supone el aporte de producto adicional cuando se añade una unidad de ese trabajo, de la situación que se presenta cuando las empresas deciden comprar nuevo equipo para una nueva actividad que se presume (más) rentable, equipo que en principio requeriría también más trabajo.
Conforme lo señalado, este último trabajo adicional podría entenderse como un aumento en la PMgN, esto es, un desplazamiento de toda la curva de la PMgN, y este trabajo adicional se requiere —en este caso— debido a que se incrementó precisamente la cantidad de capital de las empresas.
Para decirlo de otra forma, la PMgK es el aumento en el uso del capital ya existente, en el sentido de que forma parte de AF (K,N) cuando se necesita producir más; esto es, la PMgK representa los cambios en la cantidad demandada (por la propia empresa) del capital de que dispone.
La EMgK, per contra, es equivalente a un aumento de la demanda de capital, o sea, la EMgK representa precisamente la inversión que pretenden las empresas y que surge de la evaluación de los proyectos que incluyen los costos ciertos y los beneficios inciertos,