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prathamam gatvad asanam purvam uchyate

      kuryat tadasanam sthairyam arogyam

      changalaghavam. 1.19

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      Entre las prácticas del Hatha Yoga, se considera que el asana es la primera práctica, ya que brinda estabilidad, liberación de la enfermedad y ligereza corporal.

      La estabilidad, la salud y la ligereza de los miembros: todo esto suena como un resultado muy deseable de una práctica de yoga, y demuestra que mucho de cómo conceptualizamos el yoga hoy tenía la misma validez en el siglo XIV. Mucha gente asocia el yoga con:

       Un cuerpo flexible y en forma, lo que representa la ligereza corporal.

       Relajación, una analogía de estabilidad.

       Reducción del estrés, que es esencialmente liberación de la enfermedad.

      Estos tres resultados se correlacionan con los tres aspectos que constituyen el conjunto cuerpo-sistema nervioso-mente, con los cuales trabajamos al practicar yoga: la ligereza de los miembros ocurre en el cuerpo, la liberación de la enfermedad sucede cuando el sistema nervioso y el sistema inmune alcanzan resiliencia y equilibrio; y la estabilidad se manifiesta en nuestra mente. La práctica de posturas es una práctica holística que afecta muchos aspectos de nuestro ser, no solo nuestras capacidades físicas, y la influencia de los asanas claramente trasciende nuestros cuerpos.

      Respecto al sistema nervioso, muchas de las enfermedades que causan estragos en la sociedad civilizada son causadas por el estrés y son en gran parte evitables: enfermedad cardiovascular, presión arterial alta, diabetes, ciertos tipos de cáncer, síndrome de colon irritable y depresión. Discutiremos sobre esto con mayor profundidad en el capítulo 11, dedicado al sistema nervioso, que detalla el rol del estrés como mediador de las descargas del entorno (esencialmente, en lo que consiste el estrés)

      LOS TRES GUNAS

      Para entender por qué los asanas crean ligereza en el cuerpo, tenemos que discutir acerca de algunos términos sánscritos, comenzando por los tres gunas. Guna significa, literalmente, “un hilo”. Todas las cosas que experimentamos en este mundo, o en la naturaleza –lo que vemos, escuchamos, saboreamos, tocamos, olemos y sentimos– están hechas por los tres gunas, como lo está todo aquello en el mundo que puede ser nombrado, o que tiene una forma, aunque sea visible (como un cuerpo) o invisible (como un electrón). Para empezar, podemos definirlos de la siguiente manera:

      1. Sattva: aquello que es armonioso, brillante, claro, liviano y reflexivo.

      2. Rajas: aquello que nubla la percepción, es activo y apasionado, la chispa de la creatividad.

      A menudo, los gunas son referidos como las tres cualidades del universo, y también son llamados prakrti, o naturaleza. En el yoga, la naturaleza se define de dos maneras:

      1. Como permanecer en equilibrio.

      2. Como salir del equilibrio.

      Cuando la naturaleza está en equilibrio, todo está en pura potencia: es el potencial del universo para existir, el potencial de la existencia para tomar una forma a raíz de esa posibilidad informe. Esto se llama “potencial infinito”. Cuando la naturaleza sale del equilibrio, se crea la manifestación del universo y todo lo que vemos en él, llamada “creatividad infinita” o “manifestación infinita”; y comienzan a formarse diferentes patrones y ritmos que son, esencialmente, las funciones operativas del universo y de nuestro mundo. Los gunas en estado de reposo están en plena potencia, y los gunas en movimiento se manifiestan como creación. Son los ingredientes de los elementos que conforman nuestro mundo: la tierra, el agua, el fuego, el aire y el espacio. Todas las creaciones materiales derivan de una combinación de estos elementos, incluyendo las cosas que son invisibles a simple vista, como los átomos y los fotones. Hablaremos sobre estos patrones en los capítulos siguientes. La miríada de elementos que observamos en el universo, la manifestación infinita, nacen del entrelazado complejo e incomprensible de los gunas. Como manifestación infinita, los gunas se combinan de maneras que producen no solo este mundo, sino los otros mundos y galaxias que no conocemos. En estado de reposo, están en plena potencia, y contienen infinitas posibilidades que comienzan a desplegarse cuando son activados suavemente por la ola de la consciencia.

      Podemos identificar los gunas en cualquier objeto que vemos en el mundo. Como ejemplo típico, podemos observar una vela: la cera es tamas (inerte), la llama es rajas (quema) y la luz de la llama es sattva (ilumina). Estas tres cualidades no son mutuamente excluyentes. Para que cualquier objeto cumpla su propósito, la proporción de los gunas debe estar en equilibrio. Si hay un exceso de cera, y no hay una mecha, no podemos tener una llama. Si la mecha es muy larga y la llama muy grande, la cera se derretirá enseguida, y no se creará una llama duradera, además habrá mucho humo (rajas). Si la cera no se crea de una forma equilibrada, no se derretirá, lo que impedirá que la llama se encienda: la incapacidad de tamas de cumplir su función de soporte.

      Los gunas también forjan nuestro cuerpo y nuestra mente. En el cuerpo los gunas se reflejan así:

       Sattva: asociado con la mente (reflexión).

       Rajas: asociado con el sistema nervioso y la digestión (impulsos eléctricos y el fuego digestivo).

       Tamas: asociados con los músculos y los huesos (estabilidad).

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