Скачать книгу

la adquieres mediante la práctica. Etimológicamente, vinyasa se compone de tres sílabas: vi, ni y as. Vi es por vishesha, que significa “especial”; ni es por niyama, que significa “reglas”; y as es la raíz verbal, que significa “sentar”. Vinyasa en su forma etimológica significa “las reglas para sentarse de manera especial”.

      VINYASA COMO UN RITUAL

      El ritual forma parte de nuestra vida, tanto de manera mundana como sagrada. Cómo nos cepillamos los dientes, cómo nos preparamos para el trabajo o para la escuela, cómo saludamos a los demás, cómo comenzamos o concluimos nuestro día: nuestras vidas se componen de pequeños rituales. Las religiones y las tradiciones espirituales realizan rituales diaria, mensual y anualmente. Nuestros rituales incluyen nuestra relación con nosotros mismos, con las personas que nos rodean, con nuestro planeta y también nuestra noción de lo que consideramos sagrado. (Aunque un hábito y un ritual están íntimamente relacionados, un ritual es algo que involucra la atención, o algo que ayuda a generar consciencia, mientras que un hábito puede ejecutarse de forma mecánica). El yoga, en su aspecto más básico, es un ritual que nos ayuda a mantenernos establecidos en la consciencia. Cuando hacemos yoga, la práctica diaria y el enfoque mental que implementamos son un tipo particular de ritual que, con el tiempo, se convierte en parte del ritmo de nuestra vida cotidiana.

      Podemos contemplar el acto de pararnos sobre nuestra esterilla diariamente desde la perspectiva del ritual. Es un tiempo sagrado para nosotros, para unirnos con nuestro cuerpo, nuestra respiración y con todas las cosas que suceden en nuestra mente: memorias, emociones, pensamientos, sentimientos, objetivos y ambiciones. Es un momento para alcanzar nuestra autopercepción y para intentar aquietar nuestro mundo íntimo. El ritual establece la atmósfera y el escenario para la comunión interior; la práctica es una técnica que nos permite encauzar nuestra atención hacia dentro. Esto puede realizarse con la postura, la respiración, un mantra, un ritual religioso o simplemente con nuestro propio discernimiento. Existe un componente importante de la práctica espiritual llamado bhavana, que significa “un estado de ánimo o sentimiento que está asociado con una acción”. El sentimiento de claridad, regocijo o paz que emana de la práctica es algo que tú puedes reforzar conscientemente, de manera que cada vez que inhales y levantes tus brazos hacia arriba puedes asociar esta secuencia con un sentimiento de paz, foco interior, alegría o lo que sea que experimentes. Bhavana es el acto de ligar repetida y conscientemente una acción con un sentimiento, estado de ánimo o emoción. Lo mismo sucede con la repetición de mantras o cualquier otro ritual. El bhavana asociado con la práctica es el jugo o néctar que lo alimenta, que te inunda con una presencia de consciencia dentro de tu mente y de tu corazón. Si no existe un bhavana, entonces la práctica puede convertirse en algo mecánico, y puede convertirse en una tarea que llevar a cabo, o podemos perder el interés en practicarla. Lo que convierte al yoga en una práctica espiritual es el estado de ánimo o la emoción que traemos conscientemente a nuestra mente y nuestro corazón y que enlazamos con una acción física. Esto es mucho más importante que la habilidad de hacer posturas difíciles o saber numerosos detalles anatómicos acerca de cómo realizar una postura.

      Cuando planificamos el ritual de nuestro día y de nuestras vidas –la secuencia de eventos que, deseamos, nos llevará de un punto A hasta un punto B– podemos reflexionar sobre el concepto de secuencia que Krishnamacharya mencionó en el último período de su vida. Él ordenó las posturas en secuencias para crear un efecto particular, pero también para asegurar que sean variadas, que se complementen entre sí y que no progresen todas hacia una sola dirección. Cada día debemos movernos tanto hacia delante como hacia atrás, girar, pararnos de cabeza y crear resistencia. La variación en la vida es algo positivo, y un poco de caos es saludable. Así como queremos variaciones en nuestra frecuencia cardíaca, y diferenciación en nuestras células, queremos que la vida se mueva un poco para acá y un poco para allá.

      LOS BENEFICIOS DEL VINYASA PARA LA SALUD

      Aquí tenemos una teoría sobre el vinyasa como un modo de sanación. Pattabhi Jois solía decir que el yoga es una “limpieza interna” del cuerpo y de la mente, porque ambos son como esponjas: absorbemos la comida, la bebida y el pensamiento del entorno en el que vivimos, al igual que una esponja absorbe el líquido o la suciedad de una mesa o del suelo. A veces comparo el proceso purificador del yoga con la forma en la que estrujamos una esponja sucia. Para poder limpiarla, la sostenemos debajo del agua de la canilla, y la torcemos primero para un lado y después para el otro, para eliminar toda la suciedad. Por último, cuando el agua atraviesa la esponja escurrida, todo lo que pasa es agua limpia y nada de suciedad. En la práctica de asana, hacemos algo similar. Primero nos doblamos en una dirección, luego en la dirección opuesta: postura y contrapostura. Primero nos torcemos hacia la derecha, luego hacia la izquierda. De una manera metódica, escurrimos el estrés y la rigidez de nuestros cuerpos, y limpiamos nuestra mente en ese proceso.

      UN POCO MÁS ACERCA DE LA TÉCNICA DEL VINYASA

      Los vinyasas tienen tres beneficios primarios:

      1. Crean calor en el cuerpo, y este calor es desintoxicante.

      2. Fortalecen la respiración, lo cual nos ayuda a concentrarnos.

      3. Generan la apariencia de fluidez, y esta cualidad permite que la mente se focalice.

      El vinyasa describe la acción de sincronizar la respiración y el movimiento. La respiración y el movimiento son el patrón natural del cuerpo, el sistema nervioso y el sistema respiratorio; y el vinyasa amplía los efectos de este patrón. Nuestros cuerpos son una colección de procesos fisiológicos que siguen patrones; de la misma manera, nuestros cuerpos y la respiración entretejen un patrón constante entre sí.

      Por ejemplo, cuando inhalamos, nuestros torsos se expanden y la barriga sobresale un poco. Cuando exhalamos, nuestros torsos se relajan y la barriga vuelve a meterse hacia dentro. Esto se ve claramente en un bebé mientras duerme. En el vinyasa, tomamos este patrón natural de movimiento de la respiración y el cuerpo, este patrón fluctuante, y le agregamos discernimiento consciente, mediante el cual habrá un movimiento intencional hacia arriba con cada inhalación, y con cada exhalación habrá un movimiento consciente hacia abajo. Las respiraciones que realizamos, hacia adentro o hacia fuera, se hacen en conjunto con el movimiento de los asanas específicos como chaturanga dandasana (flexión de brazos) o urdhva mukha svanasana (el perro que mira hacia arriba) o en las transiciones, como sucede cuando levantamos nuestra cabeza y nuestros torsos antes y después de una flexión hacia delante.

      A veces me gusta pensar los vinyasas, o el enlace entre movimientos, como las tomas individuales de una película. Cada vinyasa es una toma. Cuando vemos una película, cobra la apariencia de una secuencia fluida de eventos, de forma similar a la vida real, pero cuando examinamos la cinta, vemos cada imagen por separado. Durante el tiempo en que practicamos, si aplicamos consciencia a cada vinyasa, podemos vivir en una existencia “imagen a imagen” o “momento a momento”. En este espacio mental se vuelve más fácil examinar nuestras vidas, objetivos, ambiciones, fallas y tendencias. De esta manera, los vinyasas pueden enseñarnos a vivir en el presente, en cada momento y en cada respiración.

      Sin embargo, existe otro nivel del vinyasa, y esto ocurre cuando los detalles prácticos se vuelven parte de nuestra naturaleza, y las imágenes se interiorizan y se tornan naturales.

Скачать книгу