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Lothar Schäfer en su libro Infinite Potential: “En física, el calor es movimiento. Los átomos en los objetos están constantemente en movimiento”. Cuando hervimos una olla con agua, lo que genera el calor es la aceleración de las moléculas. Si tomamos un trago de esa agua no decimos “¡Ay, qué rápido!”, decimos que está muy caliente. “La experiencia de calor y frío”, continúa Schäfer, “no es de rapidez o lentitud”, es un estímulo sensorial. (22) Los sentidos traducen un mecanismo de la naturaleza (en este caso, la velocidad percibida como calor), a una experiencia que nos brinda una idea falsa de la realidad; nuestros sentidos confunden la sensación con la realidad, y los gunas son propiedades de la naturaleza que pueden crear nuestras malinterpretaciones. Sin embargo, mientras aumentamos el poder de sattva, o la reflexión, empezamos a percibir el mundo más allá del velo que crean las ilusiones y nuestros sentidos. Específicamente, empezamos a ver que existe algo más profundo que nuestras percepciones: nuestra consciencia interior.

      Otra forma de ver esto es que rajas y tamas no se reducen, sino que se transforman.

       Cuando se purifica un rajas hiperactivo, se transforma en creatividad y vitalidad.

       Cuando se purifica un tamas hiperindulgente, se convierte en estabilidad y confianza.

      Entonces, rajas y tamas son cualidades de la naturaleza que tienen una tarea a realizar, y esa tarea es mantener las cosas en movimiento y estables.

      También podemos llegar a un exceso de sattva, que se manifiesta como un apego a nuestro intelecto, y que definitivamente puede ser problemático, llevándonos a creernos superiores moralmente, arrogantes intelectualmente y a ser incapaces de escuchar o dialogar con personas con puntos de vista distintos al nuestro (lo que ocurre cuando sattva es teñida por tamas).

      Cuando los gunas comienzan a vibrar o a salir de su estado de equilibrio, comienzan a entrelazarse entre sí y a crear el escenario de toda la manifestación. A medida que estos lazos se van ajustando, se fijan, al igual que los gases y la gravedad que se juntan crean las estrellas y los dos billones de planetas. Los lazos adquieren una aparente solidez. Si recurrimos a nuestro interior, podemos ver que nuestra consciencia, nuestras narrativas y nuestras identidades toman la forma que tienen porque los gunas se han entrelazado de una manera particular. Estos lazos que forman los gunas se llaman granthis, y se dice que están localizados en nuestro sistema nervioso y en nuestro cuerpo energético sutil (tocaremos este tema en el capítulo 11). Sin embargo, tenemos una cierta libertad de acción. Si tenemos algunas cualidades que pulir –digamos que somos obstinados (tamas), nos irritamos con facilidad (rajas) o somos intelectualmente arrogantes (sattva)– podemos suavizar estas aristas con práctica y autorreflexión. Estos puntos duros de nuestras personalidades no están necesariamente fijos, podemos enmendarlos, suavizarlos y aflojarlos lo suficiente para que podamos ver que tenemos el potencial para el cambio y el crecimiento que deseemos. Como veremos en la próxima sección, la voluntad o el impulso inicial es gobernado por rajas. Usamos la energía de rajas para nuestra propia transformación.

      LOS TRES GUNAS Y LA MENTE

      ¿Cómo se manifiestan los gunas en la constitución de nuestra mentes? En sus comentarios de los Yoga Sutras, Swami Hariharananda afirma:

       Sattva se manifiesta como el conocimiento, o el saber.

       Rajas se manifiesta como el impulso vital, o el esfuerzo.

       Tamas se manifiesta como la retención, o la memoria. (27)

      El equilibrio de los gunas determina el efecto o la influencia que ejercen. Los gunas en estado de equilibrio se reflejan en la habilidad de saber, de pensar y de recordar; cualidades que no solo son necesarias, además son las funciones que asociamos con una mente equilibrada, saludable y eficaz. Y el yoga, en especial, es una actividad para la mente.

      Sattva es nuestra habilidad para procesar la información entrante, así como aquello que nos permite comprender cosas acerca de nosotros mismos (nuestras emociones, sentimientos y pensamientos), y reflexionar sobre nuestro propósito en la vida y sobre el mundo que nos rodea. Rajas, o el impulso, es el esfuerzo que hacemos para entender las cosas, por ejemplo, una dificultad en nuestras vidas o las injusticias del mundo. Es la voluntad que ejercemos para comprender asuntos filosóficos, la energía detrás de la contemplación y el esfuerzo que se direcciona hacia fuera en la forma de acción. Tamas es la retención, la habilidad para mantener nuestras experiencias. Algunas de nuestras experiencias son conservadas por largos períodos de tiempo en la memoria a largo plazo; otras son guardadas solo por el lapso que la mente (o quizás el intelecto) considera necesario.

      Nuestra supervivencia, a lo largo del tiempo, ha dependido de nuestra habilidad para discernir si nuestra vida está en peligro o no. Ignorar una amenaza potencial puede convertirnos en la comida de quien quisiéramos tener en nuestro plato (excepto, claro, si eres vegetariano, aunque tampoco querrías ser devorado). Debido a nuestro impulso natural por vivir y sobrevivir a toda costa, nuestro cerebro está cableado para instalar las experiencias negativas en nuestra memoria a largo plazo muy velozmente. Una experiencia positiva, incluso si es muy placentera, no nos ayuda a sobrevivir, de manera que le lleva más tiempo integrar esa experiencia en nuestra memoria a largo plazo. Aunque existen muchos tipos de memoria, y una variedad de formas en las que las vivencias son almacenadas y recuperadas (según la situación y la necesidad), aquí me refiero a la memoria en su sentido más general de cómo una experiencia perdura en nosotros, impacta en nuestras acciones futuras y moldea nuestra autopercepción. El Dr. Hanson enseña una práctica que se llama “Asimilando lo bueno”, en la que conscientemente te aferras a una experiencia positiva, sumergiéndola en tu memoria y en tu cuerpo por veinte o treinta minutos (puede ser una experiencia que hayas tenido, o un logro, como mantenerte cómodo

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