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nos hace sentir parte de un fluir, tanto de la mente como del cuerpo, mientras que anteriormente la mente solo podía focalizar en una imagen a la vez. Ambos son importantes, y habrá un ida y vuelta en la forma de movernos hacia y desde cada estado. Tienes que practicar las escalas para poder tocar una sonata, y tienes que repetir numerosos mantras antes de ser absorbido por el sonido puro. De igual manera, tenemos que practicar muchos asanas y muchos vinyasas para poder acceder al fluir de la consciencia.

      En el capítulo 3 de los Yoga Sutras, Patanjali describe la concentración (dharana) como la habilidad de la mente de mantenerse complemente fija en un lugar; sin embargo, el proceso de pensamiento de dharana no es un fluir constante de la atención, sino que es intermitente. La analogía que se utiliza es la de las gotas de agua sucesivas (quizás de una canilla que gotea) que caen una detrás de la otra. La concentración se convierte en meditación (dhyana) cuando el fluir se vuelve continuo e ininterrumpido, como la miel que se vierte desde un frasco. Vinyasa es el entrenamiento inicial de la mente para regresar una y otra vez al punto de atención. Podemos diferenciar los vinyasas de la concentración meditativa de dharana porque en la concentración elegimos un objeto al cual volver y volver, mientras que en el vinyasa pasamos de un punto hacia el otro, como de un asana al siguiente, de un movimiento ascendente hacia uno descendente, etc.; aun así, ambas son formas de entrenar la mente. En su comentario de los Yoga Sutras, Hariharananda dice que bhavana nos lleva hacia dharana.

      Cuando observamos a alguien practicar cualquier actividad física con maestría, desde afuera podemos observar que se encuentran en un estado de fluir. El Ashtanga Yoga, en efecto, luce como un fluir. Pero ese fluir proviene de la maestría de cada paso, y en el Ashtanga Yoga, de cada vinyasa. De lejos, parece un fluir. De cerca, se ven asanas diferentes enhebrados por la respiración, un movimiento y una respiración a la vez. Cuando un atleta entra en ese estado de fluir, él o ella de verdad experimentan algo que se siente como un fluir. ¿Pero cómo llegó el atleta hasta aquí? Al aprender a estar presente en cada paso, en cada nota, en cada oscilación, en cada vinyasa. Accedemos a un estado de fluir luego de miles y miles de simples momentos repetidos.

      Los principios básicos que debemos tener en mente acerca de la terminología son estos:

       Todos los vinyasas nos llevan a entrar y salir de las posturas.

       Cuando nos movemos y respiramos, esto se llama vinyasa.

       Cuando nos mantenemos en una postura durante varias respiraciones, esto se llama sthithi, que significa “plantarse, situarse o permanecer”.

      En este capítulo, hemos revisado el propósito de los asanas, y el significado de vinyasa como la técnica activa de transiciones que nos llevan hacia y fuera de las posturas fijas, el asana sthithi. Vinyasa no significa fluir, es una actividad de la respiración en movimiento. Esto es muy importante, es clave para la comprensión. El vinyasa nos lleva desde un punto A hasta un punto B, y luego de regreso. Es un circuito de feedback. Un río que fluye nos lleva hacia una sola dirección.

      18. Billye Anne Cheatum y Allison A. Hammond, Physical Activities for Improving Children’s Learning and Behavior: A Guide to Sensory Motor Development. Champaign, Ill.: Human Kinetics, 2000, 34-35.

      19. Dennis S. Charney y Steven M. Southwick, Resilience: The Science of Mastering Life’s Greatest Challenges. New York: Cambridge University Press, 2012, 35-36.

      20. Rami Sivan, Theory and Practice of Hindu Ritual, vol. 1 (Sri Matham), http://www.srimatham.com/uploads/5/5/4/9/5549439/hindu_ritual_vol_1.pdf, 12-13, [6/11/2019].

      21. Con el comentario de Jyotsnā de Brahmānanda y traducción al inglés, The Hathayogapradīpikā of Svātmārāma. Chennai, India: The Adyar Library and Research Centre, 1972, 11.

      22. Lothar Schäfer, Infinite Potential: What Quantum Physics Reveals About How We Should Live. New York: Deepak Chopra Books, 2013, 8.

      23. Sivan, Theory and Practice of Hindu Ritual, 13.

      24. P. T. Katzmarzyk, Timothy S. Church, Cora Lynn Craig y Claire Bouchard, “Sitting Time and Mortality from All Causes, Cardiovascular, Disease, and Cancer”, Medicine and Science in Sports and Exercise 41, Nº 5 (mayo, 2009), 998-1005.

      25. J. S. Jaiswal y L. L. Williams, “A Glimpse of Ayurveda: The Forgotten History and Principles of Indian Traditional Medicine”, Journal of Traditional and Complementary Medicine 7, Nº 1 (2015): “El fuego digestivo es importante para el control de la microflora normal, las funciones digestivas adecuadas y la provisión de energía a todo el cuerpo. Cualquier perturbación en su equilibrio crea malestar en el tracto gastrointestinal y trae como consecuencia patologías como úlceras, diarrea y constipación”. https://www.researchgate.net/publication/305448610_A_glimpse_of_Ayurveda_-_The_forgotten_history_and_principles_of_Indian_traditiona_medicine [6/11/2019].

      26. The Hathayogapradīpikā of Svātmārāma, 11.

      27. Patañjali, Yoga Philosophy of Patañjali, 19.

      28. Rick Hanson, Hardwiring Happiness: The New Brain Science of Contentment, Calm, and Confidence. New York: Harmony Books, 2013, 20.

      29. Quizás algún día un yogui o un investigador intrépidos rastrearán una copia de este libro. Si lo deseas, yo empezaría por Calcuta. Por supuesto, es cierto que Krishnamacharya tenía otras influencias yóguicas también, como podemos ver en las bibliografías de sus libros, Yoga Makaranda y el Yogasanagalu. En la bibliografía del Yoga Makaranda no se menciona el Yoga Korunta, pero en el Yogasanagalu sí.

      30. Esto está alineado con lo que nos dijo Pattabhi Jois a su nieto Sharath y a mí, durante una conversación en 2006: que Krishnamacharya enseñaba asanas, sin seguir una separación particular en categorías, a sus alumnos del Yoga Shala del palacio en Mysore en la década 30. Cuando Pattabhi Jois fue seleccionado para crear un departamento de Yoga en el Colegio de Sánscrito de Mysore, creó un programa de cuatro años de asanas, pranayama, filosofía y gramática del sánscrito, que formaban las bases del sistema de yoga que enseñó por el resto de su vida. Nos dijo a Sharath y a mí que le había presentado estos grupos de asanas a Krishnamacharya y que él los aprobó. Esto fue en 1937. Fue recién cuatro años después, en 1941, que Krishnamacharya publicó su segundo libro, Yogasanagalu, en el cual incluyó grupos de asanas de forma similar al programa de Pattabhi Jois. Estas agrupaciones –llamadas Primera, Intermedia y Experta o Avanzada– son más o menos equivalentes a las secuencias de Pattabhi Jois. La lista de asanas en el Yogasanagalu pueden ser encontradas en Anthony Grim Hall, “Krishnamacharya’s Yogasanagalu (1941) (translation project)”, Krishnamacharya’s Mysore Yoga… at Home, n.d. (blog post), http://grimmly2007.blogspot.com/p/yogasanagalu-translation-project.html [6/11/2019].

      31. Michael Joyner y Darren P. Casey, “Regulation of Increased Blood Flow (Hyperemia) to Muscles During Exercise: A Hierarchy of Competing Physiological Needs”, Physiological Reviews 95, Nº 2 (abril 2015), 549-601; y Walter F. Boron y Emile L. Boulpaep, Medical Physiology: A Cellular and Molecular Approach, 2ª ed. Philadelphia: Saunders Elsevier, 2012, 467.

      EL ASIENTO DE LA CONSCIENCIA

      En la actualidad, los asanas, o posturas, son uno de los aspectos más visibles del

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