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si tenemos en cuenta que las funciones públicas y de marina pueden y suelen recaer en la misma persona (Garrido, 2019).

      Para mostrar estas características utilizaremos como ejemplo a cuatros escribanos de marina de la ciudad de Cádiz, donde dichas particularidades quedan recogidas en sus escritos y disposiciones testamentarias.

      El patrimonio documental: conservación y recuperación

      El patrimonio bibliográfico y documental custodiado en archivos y bibliotecas es una de las principales herramientas con las que cuenta el investigador para llevar a cabo sus análisis y estudios. Sin embargo, en ocasiones este patrimonio se encuentra en situaciones deplorables que provocan la necesidad de una actuación inmediata para impedir que su degradación continúe y, por tanto, se pierda la información que contiene.

      Hoy en día, las condiciones de conservación de las instalaciones que custodian la mayor parte de este patrimonio son adecuadas, aunque mejorables en muchos de los casos. La falta de actuación y las condiciones ambientales y antrópicas en las que estos documentos y libros se encontraban ha provocado que una parte importante de estos estén en un pésimo estado de conservación.

      La ausencia de planes de actuación y de medidas de prevención y restauración hace que los fondos de la Escribanía de Marina hayan sido diezmados con el paso del tiempo. La custodia de este patrimonio en unos edificios que no poseían las medidas de seguridad necesarias, tiene como consecuencia que gran parte de los fondos de escribanías, como las del partido de Sanlúcar de Barrameda y Motril, se perdiese en los incendios de ambos archivos municipales a comienzos del siglo XX. Entre los fondos notariales contenidos en dichos archivos existía información relativa a ciudades tan importantes como Jerez de la Frontera o Arcos de la Frontera en el caso del Partido de Sanlúcar, o Almuñécar o Salobreña en el de Motril.

      De la misma manera, la desaparición de una buena parte de cómo estaba estructurada esta institución, la Escribanía de Marina y de su departamento marítimo, se debe al incendio del Archivo General del Departamento Marítimo de Cádiz, albergado en la escuela de Suboficiales de la ciudad de San Fernando. Este incidente tuvo lugar el 2 de agosto de 1976. Entre los fondos perdidos se encontraban los archivos de Cuba, documentación relativa a los territorios españoles en América del Norte, México, América Central o Puerto Rico. De esta catástrofe patrimonial se salvaron algunos documentos que previamente habían sido transferidos al Archivo General de la Marina “Álvaro de Bazán”.

      Además de estas pérdidas, existen lagunas documentales en esta institución y, a día de hoy, desconocemos los motivos. En el caso de la ciudad de Cádiz, en el Archivo histórico Provincial, desde comienzos del siglo XIX se detectan diversos saltos temporales en los protocolos; sin embargo, en los Estados Generales de la Armada, se registran a los notarios en dichos años.

      Las causas de las pérdidas de dicho material podrían justificarse en los conflictos políticos, sociales y bélicos del momento o las condiciones inadecuadas en que se encontraban almacenados, que han provocado que no llegaran hasta nuestros días.

      La recuperación del patrimonio documental no solo se basa en la conservación y restauración de los fondos, sino en la localización de parte de estos que se consideraban perdidos. El estudio institucional nos ha permitido localizar algunos de estos documentos, los cuales se albergaban en otras secciones que pertenecían a otras instituciones, que en algún momento puntual tuvieron relación con la Escribanía. El primero de los casos es el referente a Francisco de Castellanos. La documentación emitida por este notario se encuentra dividida, tal y como hemos indicado anteriormente, entre el único legajo del año 1762 de la Escribanía de Marina y los restantes documentos de marina albergados en los protocolos de la escribanía pública.

      Otro de los casos son los documentos pertenecientes a la Escribanía Mayor del Departamento de Cádiz durante el ejercicio de José Morcillo. Ante la inexistencia de protocolos de marina de este notario en la capital gaditana, se trazaba un doble planteamiento: por un lado, que su labor al frente de la Escribanía se hubiese producido, pero sus documentos no hubiesen llegado hasta nuestros días; por otro lado, que Morcillo no hubiese ejercido en la ciudad de Cádiz al no existir documentos que lo evidencien.

      Durante el ejercicio de Morcillo, tiene lugar el traslado de la sede del departamento a la vecina ciudad de San Fernando. Esto nos lleva a plantearnos si este escribano, tal y como sostienen las ordenanzas, lleva consigo para su custodia los protocolos notariales emitidos por él durante el desarrollo de su actividad en la capital gaditana. Al analizar el primer protocolo notarial de la Escribanía Mayor de San Fernando, observamos que los primeros documentos están datados en la ciudad de Cádiz y, por tanto, corresponden al ejercicio de Morcillo en la anterior capital departamental.

      Este tipo de situaciones son habituales en muchas instituciones, pues en algunos de los casos los documentos que estas emitieron o custodiaron no se encuentran en su lugar de origen, sino que por diversas razones, ajenas o no a la institución, han sido trasladados y forman parte ahora de fondos de otros organismos que en algún momento tuvieron relación con dicha institución.

      Este es el caso descrito por Manuel Ravina (2006) en su estudio “Las Cortes de Cádiz y el Protocolo Notarial”, donde nos plantea un contexto determinado: la llegada de refugiados a la ciudad de Cádiz durante la Guerra de Independencia. Entre los refugiados se encuentran notarios de la ciudad de Madrid que solicitan al Cabildo de la ciudad de Cádiz el poder ejercer en las escribanías de la ciudad para poder subsistir. Esto provoca la emisión de un edicto que establece que tres notarios puedan ejercer, aunque en la práctica se tiene constancia de que fueron muchos más, a cambio de que sus documentos se recojan en los protocolos de la ciudad de Cádiz. Sin embargo, gracias a este estudio, sabemos que esta situación en muchos de los casos no se produjo, lo que provoca que existan documentos notariales emitidos en la capital gaditana custodiados en los archivos de protocolos de Madrid.

      Este caso, y lo anteriormente expuesto, resalta la importancia del estudio de la historia de la institución, no solo para conocer su funcionamiento y organización, sino para saber qué sucesos políticos, sociales, culturales o económicos le afectan directa o indirectamente y provocan que sus fondos sean trasladados o diezmados.

      La

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