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y el rendimiento, sino en la comprensión de las situaciones, en el placer por la actividad, en la no discriminación por razones de habilidad, en el desarrollo del razonamiento motor para aprender a leer situaciones sociomotrices, etc. sin duda objetivos más acordes con el ámbito educativo.

      No existen clasificaciones unánimemente aceptadas como progresión a los deportes de cooperación/oposición. Probablemente el mejor intento lo ha conseguido Domingo Blázquez (1986) realizando una tipología de juegos deportivos con base en la semejanza estructural con los deportes colectivos y, por tanto, en función de la complejidad perceptiva de las situaciones dividiéndolos de la siguiente forma1:

      Este planteamiento propone una ordenación realizada a partir de la complejidad de las situaciones de forma que mediante una progresión de juegos programada el niño asuma los conceptos de utilización del espacio, de colaboración y comunicación con sus compañeros, de oposición a sus adversarios, las fases de ataque y defensa, etc. debiendo posteriormente sólo adaptarse a las diferentes normas reglamentarias de cada modalidad deportiva.

      Con el objetivo de detallar algo más las posibilidades de las manifestaciones lúdicas dirigidas a los deportes de cooperación/oposición , propongo la siguiente taxonomía inspirada en la teoría fenómeno-estructural (Bayer, 1986), con el objetivo de poder proponer situaciones de complejidad creciente a nivel relacional. Y si bien cuando hablamos de relaciones del jugador debemos tener en cuenta el espacio, el tiempo, los compañeros, los adversarios, el objetivo, la reglamentación, la existencia de habilidades técnicas, etc., el criterio clasificatorio en los juegos sociomotores debe venir dado por la comunicación motriz esencial (comunicación y contracomunicación). En nuestro caso, cuya finalidad es la transferencia a los deportes de cooperación/oposición , lo realmente característico y distintivo de estas prácticas sobre los demás deportes es el nivel y tipo de comunicación o relaciones de cooperación que se da.

      Así pues, el criterio clasificador principal que seguimos para ordenar las manifestaciones lúdicas, y a la vez que da coherencia a la progresión coherente a la enseñanza, es la ordenación mediante la complejidad en cuanto a las relaciones con los compañeros (relaciones de cooperación); en un segundo término, las relaciones con los adversarios (o relaciones de oposición) será otro criterio subclasificatorio dentro del anterior. Los demás aspectos pueden influir en la complejidad de la situación pero los desestimamos para la clasificación. Ello asegurará la gradual aproximación a la lógica interna de los deportes de cooperación/oposición desde una perspectiva global y multideportiva.

      Utilizar la comunicación y contracomunicación representa un doble criterio que puede subdividirse en los siguientes elementos:

      • Relaciones de cooperación:

       – Sin cooperación: El objetivo puede ser individual o colectivo, aunque para su consecución no es necesaria la cooperación con compañeros.

       – Cooperación sencilla: Existen formas básicas de cooperación, pero ésta no es determinante para lograr el objetivo. Encasillamos en este apartado los juegos con distintas formas de salvación o liberación de compañeros, pero en los cuales la cooperación no es sistemática en el desarrollo del juego.

       – Cooperación imprescindible: Para conseguir el objetivo resulta indispensable cooperar; se trata de situaciones donde la cooperación está implícita en el objetivo (Ej. juego de los diez pases) o situaciones donde no se puede progresar libremente con el balón por lo cual se hace imprescindible pasarlo.

       – Cooperación determinante: En aquellas situaciones en las que no siendo imprescindible colaborar con los compañeros, la colaboración ayuda a lograr el objetivo de forma mucho más eficaz. En este caso la consecución del objetivo puede realizarse mediante:

       – acciones de tipo individual

       – acciones colectivas

      • Relaciones de oposición:

       – Uno contra todos: Un individuo o un reducido número se enfrenta al resto del grupo.

       – Todos contra todos: No existen grupos diferenciados inicialmente, cada uno defiende sus propios intereses en la consecución del objetivo.

       – Equipo contra equipo: Existen dos equipos diferenciados, normalmente con el mismo número de jugadores que se enfrentan, pudiendo tener objetivos opuestos (donde la participación puede ser alternada con cada objetivo) o un mismo objetivo. En estos casos aparecen casi siempre fases de juego: persecución-evasión, ataque-defensa, etc.

      En el siguiente cuadro se resumen las distintas posibilidades en cuanto a las relaciones de cooperación:

      Las relaciones de oposición se categorizan de la siguiente forma:

RELACIONES DE OPOSICIÓNUno contra todos
Todos contra todos
Equipo contra equipo:– Objetivos opuestos– Mismos objetivos

      Bajo estos criterios, la taxonomía quedaría de la siguiente forma2

       1. Formas jugadas

       2. Juegos de baja complejidad sociomotriz

       3. Juegos sociomotores reglamentados

       4. Juegos y situaciones orientados a la estructura funcional de los deportes de cooperación/oposición

      Siendo el tipo de cooperación el elemento fundamental para la progresión de las situaciones, deberemos integrarla en las etapas evolutivas que presenta el niño. A modo de orientación presentamos una propuesta de aplicación por edades mínimas (siendo conscientes de que siempre debe ser el profesional quien, según las características del grupo, debe saber adaptarse a sus necesidades), y que ésta es una orientación que limita aproximadamente la edad de comienzo de los distintos tipos de actividades; no existe limitación en edad final, ni por supuesto se trata de cajones estancos en los que cuando abrimos un cajón posterior cerramos el anterior sino todo lo contrario.

• Formas jugadas sin cooperación• Formas jugadas con compañeros• Juegos de baja complejidad sociomotriz (sin cooperación)• Juegos de baja complejidad sociomotriz (cooperación sencilla)• Juegos de baja complejidad sociomotriz (acciones individuales)• Juegos reglamentados (acc. colectivas con cooperación imprescindible)• Juegos reglamentados (acc. colectivas con cooperación determinante)• Juegos y situaciones orientados a la estructura funcionalA partir de 5-6 añosA partir de 6-7 añosA partir de 7-8 añosA partir de 9-10 añosA partir de 10-11 años

      Además de la selección adecuada de las situaciones lúdicas a utilizar, es muy importante en la acción pedagógica el tipo de intervención que realiza el director de la actividad para exprimir al máximo sus posibilidades educativas y que éstas sean asimiladas por los jugadores. Un mismo juego puede ser simplemente una actividad divertida de realizar o un centro de reflexión de las relaciones que se dan en él al guiar la acción pedagógica.

      Antes de la sesión será imprescindible la elección de las situaciones a plantear, adecuadas al desarrollo de los jugadores o alumnos, de los objetivos planteados, de la experiencia anterior y de las posibilidades reales en cuanto a material, número de participantes, instalación, etc.

      En cuanto a la presentación o explicación de la situación, ésta debe realizarse de forma concisa, y no debemos tener miedo a incluir un

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