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la ondulación desde el Dniéper hasta Jersón. Alrededor de Kiev se estaba armando un anillo. Peor que los alemanes que habían avanzado desde Smolensk hacia el sur, el mismo día lograron ocupar la ciudad de Gómel, y sin detenerse siguieron su ataque a Chernigov. Las tropas soviéticas que cubrían Kiev desde el norte estaban obligadas a retirarse. El 22 de agosto, la dirección alemana dio la orden de exterminar por completo a las fuerzas soviéticas que defendían la capital de Ucrania.

      Sin embargo, el 26 de agosto Knórosov finalmente recibió una notificación. Durante todo el verano Yuri, como sus coetáneos, iba frecuentemente a la oficina de reclutamiento pidiendo que lo enviaran al frente, más aún porque este se aproximaba catastróficamente. Finalmente, el 10 de julio de 1941 le entregaron la cartilla militar, pero como militar no combatiente, debido a su enfermedad. No lo enviaron al frente. Ordenaron que esperara. ¿Esperar qué? Creo que en aquel tiempo muchos ciudadanos soviéticos se hacían esta pregunta.

      notificación

      Ciudadano Knórosov Yu.V.,

      Conforme a la orden del Comité Estatal de la Defensa núm. 320 de 26/viii-41, usted se moviliza a las labores militares de defensa en forma de reclutamiento.

      Se le ofrece presentarse con preparación completa el 1 de septiembre a las ocho de la mañana en el consejo municipal Yúzhnoye. Debe llevar una pala, ropa caliente, dos pares de ropa interior, una taza, una cuchara y un plato.

      Presidente del Comité Ejecutivo (firma ilegible)

      Así, el 1 de septiembre de 1941, en lugar de ir a las clases del tercer año en la Facultad de Historia, para Yuri Knórosov comenzó la guerra, que se convertiría en un episodio trágico de su vida, así como de la vida de millones de sus compatriotas. Cada uno de los fallecidos pasó su via crucis. Cada uno tenía su dolor. Los ecos de esta guerra perseguirían a Knórosov hasta la misma muerte sin dejar en paz incluso su memoria.

      ¿Qué esperaba la dirección soviética militar y civil enviando a los milicianos civiles no combatientes, armados con «la pala y el plato», a la zona de donde para aquel entonces ya se habían retirado las tropas regulares? Ahora únicamente se puede adivinar la explicación.

      Ya el 19 de septiembre, el 6º y el 2º ejércitos de tierra alemanes habían rodeado Kiev por ambos lados y lo habían ocupado. Las tropas soviéticas que se encontraban en el triángulo de Kiev-Cherkasy-Lojvitsa (justo en el camino entre Járkov-Chernigov) fueron encerradas en un cerco. Para el 26 de septiembre, los combates de Kiev habían terminado… Los restos del 5º, 26º, 37º y 38º grupos de ejércitos de tierra soviéticos capitularon.

      Así que el estudiante Yuri Knórosov, asignado a la milicia popular y enviado a Chernigov a principios de septiembre de 1941, de pronto se encontró en el epicentro de las operaciones militares. Muchos de sus compañeros fallecieron los primeros días de los horribles combates; los demás huyeron. Nadie comprendía dónde debía buscar a los suyos. Parecía que los alemanes estaban en todas partes. El torpe y encorvado Yuri aparentemente no provocaba sospechas especiales entre los alemanes. Ellos no lo veían como un militar ni como un combatiente. Knórosov entendía que podía salvarse si se dirigía únicamente al noreste; allí todavía no había alemanes. Pero el joven decidió ir hacia Járkov; en Yúzhnoye se quedó su madre, su hermana con su hijo recién nacido y su querida novia…

      En Járkov todavía no había alemanes. La evacuación continuó hasta los últimos días. El 10 de octubre, Valentín Knórosov salió de Járkov y se dirigió a Artemovsk para el desmantelamiento y evacuación de las empresas que todavía quedaban. Eran las fábricas Krasnaya Gora y Proletari. Al cargar el equipo, el coronel Knórosov partió para Sarátov en el mismo y último tren. Desde aquel momento él ya no supo nada de su esposa y sus hijos.

      Los alemanes se dirigieron al industrial Járkov inmediatamente después de derrotar al Ejército Rojo en la región de Kiev. Las cansadas tropas soviéticas trataban de defender la tercera ciudad soviética importante. Pero, ya para el 24 de octubre, Járkov fue rodeado por los alemanes desde los flancos y fue tomado. Al día siguiente, el general Erwin Vierow promulgó el decreto núm. 17:

      ¡Soldados! Járkov, la tercera ciudad industrial, está tomada. Este éxito orgulloso ha sido logrado gracias a su valentía… Soldados, estamos orgullosos de ustedes. Solamente la historia posterior podrá rendir homenaje a su gloria por completo. Pueden estar orgullosos de que dieron un gran paso hacia la victoria final. ¡Vamos, hasta la victoria!

      Él se convirtió en el primer comandante militar de Járkov. En comparación con otras ciudades ucranianas ocupadas, en las cuales el poder pasaba a las estructuras civiles, ahí se estableció una administración militar. Las tareas principales de la comandancia eran la coerción de la ciudad mediante los ejércitos del corpus 55; la creación de la policía ucraniana auxiliar; la creación y la supervisión de campos de concentración, y la creación inmediata y la defensa del ayuntamiento encabezado por el burgomaestre.

      Tanto la burgomaestratura como la policía se componían principalmente de nacionalistas ucranianos, procedentes de Ucrania occidental. No era casual que pasaran semejantes cosas en esta ciudad principalmente rusa. Una de las primeras órdenes del burgomaestre Kramarenko fue la prohibición del uso del idioma ruso. Aproximadamente el 80 por ciento de la población que se quedó en Járkov eran mujeres, niños y ancianos; sin embargo, les quitaban los alimentos a los habitantes locales. Pronto llegó una hambruna horrible. Las personas que pasaban hambre comían prácticamente de todo: cáscara de papa, verduras forrajeras, hierba, pegamento de caseína, e incluso a las mascotas. Para noviembre de 1941 la gente comenzó a hincharse y a morir de hambre. En el mercado apareció hasta la carne humana. Aunque por tales crímenes los alemanes bien alimentados castigaban a los «salvajes rusos» con el ahorcamiento.

      Precisamente así, quebrada y a punto de morir, Yuri Knórosov encontró su ciudad en otro tiempo siempre florida y hermosa. No tenía nada que ver con el Járkov de antes. Yuri regresó asustado de la milicia popular, en la cual ya no se pudo hacer nada. En Járkov, el joven quería encontrar a su novia pero ni siquiera logró hallar su tumba... Los vecinos le habían contado que los alemanes se la habían llevado y la habían asesinado… Aquellos poemas románticos estaban dedicados a ella:

      ¡Nuestra suerte es vivir!

      ¡Envídialo, destino!

      Muchos años después, Yuri Valentínovich me enviaría por correo una hoja amarillenta con estos poemas. Abajo había una nota:

      Fue asesinada el otoño de 1941. Los poemas son míos. La experiencia de la rima doble es bastante infrecuente. Favor de deshacerse de la página inmediatamente.

      No me deshice de esta página… Ni siquiera me arrepiento…

      Para «poner todo en orden», los alemanes y los policías, fieles ayudantes nacionalistas ucranianos, realizaban masacres masivas. Desde los primeros días, para asustar a los habitantes que quedaban en la ciudad, los nazis alemanes, con ayuda de los nacionalistas ucranianos, llevaron a cabo horrorosas ejecuciones públicas. El mando militar, a la fuerza y bajo la amenaza de fusilamiento, sacaba a toda la población a la plaza al lado del otrora edificio del Comité Regional del Partido Comunista. Luego comenzaba la pesadilla: en medio de gritos y llantos de las mujeres y los niños, estos carniceros uniformados ahorcaban a los condenados en el balcón…

      Esquivando los puestos de los alemanes y de la policía, todavía más peligrosa con sus nacionalistas criminales, el desalentado Knórosov logró salir de Járkov para dirigirse a Yúzhnoye. Solo al llegar hasta su casa sintió un gran alivio: todos estaban vivos –mamá, hermana, sobrinito. Toda la familia vivía en una bodeguita de madera. La casa fue ocupada por los alemanes, que se sentían dueños completos. La madre logró rescatar de la casa únicamente sus íconos. Yuri recogió lo que pudo: los libros. Entre ellos estaba el manual clásico del idioma egipcio antiguo de Gardiner. Él lo había adquirido un poco antes de la guerra. Durante un año y medio, el joven Knórosov estudió apasionadamente el egipcio. Al encontrar en el manual 16 errores, decidió que la lengua egipcia ya estaba asimilada. La

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