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Sucedía incluso cuando el hipnotizado ni siquiera sospechaba que se daba un efecto en él. Por ello dentro de las materias históricas, a Yuri le interesaba más la etnografía; para ser exactos, las prácticas religiosas y chamánicas.

      Probablemente todo iba como tenía que ir. Yuri estudiaba, se enamoraba y escribía poemas románticos.

      ¡Nuestra suerte es vivir! ¡Envídialo, destino!

      Prepáranos nuevamente desastres.

      Para los dos están trenzados como flores

      La libertad, la alegría y el amor.

      Nos despedimos hoy en la mañana.

      Pasó la noche: llega el amanecer.

      Espero el cariño de tu mano

      Como si pasaran años sin amar ni ver.

      Tus palabras ligeras, esbeltas,

      El momento que vivimos es así.

      Y tocarán mis manos con cariño

      Las tuyas, que son solo para mí.

      Cuando llegue la tormenta

      A la que seguirán desdichas,

      La lágrima que brille en tu ojo

      Será relámpago, enviando los avisos.

       1940

      Al joven romántico Yura Knórosov, la vida le parecía hermosa e infinita…

      [1] K. E. Tsiolkovski, “Capítulo I”, En la Luna, Ciencia ficción rusa y soviética, vol. 1. Del siglo xix a la revolución, James Womack (ed.), Madrid, Ediciones Nevsky, 2016, pp. 195-240.

      CAPÍTULO III

      Sus universidades

      Aquellos días desde Tula hasta Klin

      Ardía con incendios el horizonte,

      Como un gigantesco resorte

      Se aplastó el Frente de Moscú.

      Llevaban los vientos a los pueblos natales

      El humo de pólvora que daba pavor.

      Los milímetros alrededor de Moscú

      En el mapa de batalla

      No calculábamos con ojos, sino con corazones,

      Y vivíamos de un solo pensamiento:

      Allí están las cincuenta divisiones

      Enviadas contra la ciudad por el enemigo.

      Cinco ejércitos lanzados a la batalla,

      Parecen pulpos con sus patas,

      Los flancos se parecen a las flechas

      Que apuntando amenazan con cerrar.

      Los versos no son míos. Al autor lo mataron.

      El estudiante Knórosov había finalizado el primer año de estudios: obtuvo «4» (notable) en marxismo-leninismo y en historia de Grecia y Roma antiguas, y «5» (sobresaliente) en literatura antigua –en el sistema educativo soviético y de Rusia se usa una escala de notas de 1 a 5. En el segundo año de estudios Yuri se interesó mucho más por su estudio en la Facultad de Historia, aunque en el primer semestre, aparte de dos «5» (sobresaliente), obtuvo un «4» e incluso un «3» (satisfactorio). Sin embargo, para el verano decidió firmemente cambiar esta situación. El 11 de abril de 1941, por orden del rector de la Universidad Estatal de Járkov A.V. Sazónov (núm. 7/172/artículo), lo incorporaron a la lista de participantes en el desfile del 1 de mayo para formar parte del batallón de la región Dzerzhinski. Además, Yuri se preparó para los exámenes e hizo planes prometedores para el verano. En fin, estaba enamorado.

      En junio de 1941 sonó por primera vez en la radio la canción que de inmediato se convirtió en un hit mundial. La pasaban en todas las estaciones de radio, pero no había llegado a las radiodifusoras soviéticas. Se llamaba «Bésame mucho». Todo el mundo cantaba este bolero sin ni siquiera sospechar que la autora era una mexicana de 16 años de edad llamada Consuelo Velázquez, una muchacha que «en aquel momento nunca había besado». Durante mucho tiempo le dio pena confesar su autoría. Además, parecía que la letra de la canción no salía de una mujer apasionada como frecuentemente se imaginaba sino de un hombre que se preparaba para abandonarla. Lamentablemente las traducciones al ruso aparecidas posteriormente no eran muy precisas y presentaban solo unas variaciones exuberantes acerca de cómo la gente soviética imaginaba el amor mexicano. En realidad el bolero tiene un argumento simple y eterno, el cual es capaz de llegar a ser universal y conquistar corazones de millones mediante su simplicidad. Se trata únicamente de una estrofa y un estribillo:

      Bésame, bésame mucho,

      como si fuera esta noche

      la última vez.

      Bésame, bésame mucho,

      que tengo miedo a perderte,

      perderte después.

      Quiero tenerte muy cerca,

      mirarme en tus ojos,

      verte junto a mí.

      Piensa que tal vez mañana

      yo ya estaré lejos,

      muy lejos de aquí.

      Bésame…

      Eso es todo. Pero hasta la fecha el mundo de los jóvenes la sigue considerando una canción muy moderna… ¿Podían los Knórosov oír la canción por la radio en la onda mundial? Era bastante posible si tomamos en cuenta las habilidades de los hermanos mayores que tenían que ver con la tecnología. Por otro lado, hacer eso era peligroso. La canción oficialmente llegaría a la Unión Soviética solo en 1957, cuando fue traída al Festival de Moscú por los jóvenes del mundo.

      Lo más probable es que en aquel momento al joven Knórosov no le interesaran los boleros mexicanos, pues él mismo escribía y leía sus poemas a su amada.

      El mundo silenciará todo,

      Los días alternándose pasan.

      ¡Que la fuerza joven

      Sin palabras de quejas se apague!

      ¿La cercanía de tierna alma

      Solo era un sueño?

      Nuevamente la vieja rabia

      El corazón mío aprieta.

      Las llamadas de la vida

      Son las que mandan.

      Hay que seguir el camino,

      Aunque en este

      La doble pesadez aplasta

      Los hombros cansados.

      La oscuridad cubre los campos,

      La mirada es más clara que de día.

      Me acuerdo de nuestros

      Encuentros extraños.

      ¡El mundo en aquel entonces era diferente!

      El brillo y las sombras en los ojos,

      Nuevamente me hechizan

      Belleza del Universo entero.

      Para mi alma cautiva

      La madrugada del día libre

      Como el canto de pájaros

      Me suena en los cielos.

      Todo está silencioso,

      Está clara la lejanía

      Dondequiera que mire

      En completa luz de amanecer

      Resplandecen

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