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El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov . Galina Ershova
Читать онлайн.Название El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov
Год выпуска 0
isbn 9786078683406
Автор произведения Galina Ershova
Жанр Документальная литература
Серия Akadémica
Издательство Bookwire
El 26 de junio, Yuri Knórosov presentó la prueba de latín. Ya casi se cumplía una semana desde que había estallado la guerra… Pero en la universidad esto no llegó a ser motivo para cancelar el periodo de exámenes. Nadie podía suponer que en un futuro cercano muchos ya nunca más necesitarían estas calificaciones. Además, a la administración de la universidad le daba más miedo ser acusada de «estado de ánimo de pánico» que la intervención de los alemanes y los bombardeos. El 27 de junio de 1941 se emite el decreto sobre la movilización de los comunistas y los jóvenes comunistas (komsomoletz). Pero Knórosov no era komsomoletz ni mucho menos comunista. Por otro lado, incluso desde el comienzo de la guerra no lo declaraban apto de ninguna manera para el servicio militar.
Mientras tanto, el 27 de junio la ciudad de Minsk fue ocupada por los alemanes. El 9 de julio atravesaron casi toda Bielorrusia y salieron hacia el río Dniéper. El 16 de julio entraron en la ciudad de Smolensk. Solamente los soldados heroicos de la fortaleza de Brest aún continuaban manteniendo su gloriosa defensa inmortal.
Para este momento, las tropas enemigas lograron avanzar 250 kilómetros más a profundidad en dirección noroccidental y llegaron hasta el río Dvina Occidental. Ya para el 9 de julio en los mapas alemanes estaría marcada la frontera de 500 kilómetros.
El avance rápido de los alemanes en la zona del frente occidental sucedía parcialmente debido a que Stalin había ordenado concentrar gran parte de las tropas en Ucrania. Precisamente por ello, los grupos de ejércitos de tierra rusos lograron permanecer un tiempo en dirección suroccidental, intentando organizar no solamente la defensa sino también los contraataques. Sin embargo, los alemanes, lentamente pero sin fallas, se adentraban en el territorio de Ucrania.
Mientras tanto, a pesar de los mensajes alentadores del Buró de Información Soviético (Sovinformburó), en el país el pueblo no tenía muchas ilusiones. La situación estaba clara incluso para los escolares. Una muchacha del pueblo Bologoye de 16 años de edad, llamada Vera Zaviálova, compuso unos poemas que posteriormente se publicaron en el periódico. En ese momento, en 1941, su poema se volvió una canción «popular». Parece que los ideólogos la complementaron con un final positivo:
El 22 de junio, A las cuatro en punto,
Kiev bombardearon
Y nos anunciaron
Que la guerra llegó.
Se acabó el tiempo de paz,
Es hora de despedirnos,
Yo me voy, y te prometo
Siempre ser fiel para ti.
Y tú ten cuidado,
No bromees con mi corazón,
Sal, amiga, al tren de tu amigo,
Despide al amigo en el frente.
Temblará el tren militar,
El tren volará como flecha,
Yo desde el vagón,
Tú desde el andén
Triste me despides a mí:
Pasarán los años,
Y te buscaré otra vez
Tú me sonreirás,
y me abrazarás
Entonces te besaré.
Es increíble, pero esta muchacha aplica el mismo método que empleaba su coetánea mexicana Consuelo Velázquez. Parecía que la letra perteneciera a un hombre que dejaba a su amada al irse a la guerra. La letra se caracteriza por ser simple y clara: no hay nada patético, ni patriotismo llamativo, ni eslóganes estalinistas. El pueblo ruso siempre iba dignamente al combate contra el enemigo, con ojos abiertos y sabiendo que defendía a sus familiares, su tierra, su amor. No al caudillo, al zar o la ideología. Jamás lo hizo por el miedo ante el disparo de «mandos esenciales», como tratan de presentarlo en los países occidentales que durante siglos iniciaron e inevitablemente perdieron estas guerras contra los rusos...
Pero, en 1941, Stalin reaccionará solo a principios de julio. En un mensaje transmitido por la radio llamará a la guerra «grande» y «del pueblo» –esto lo copia de la «guerra del pueblo» contra los franceses, encabezados por Napoleón en 1812. Aparece el nombre La Gran Guerra Patria. El pueblo aceptará sin mínima duda este nombre. Del mismo modo saldrá a luz la experiencia única de la resistencia en aquellos tiempos lejanos contra Napoleón: la de la guerra de guerrillas, de la cual Denís Davýdov fue el primer teórico y organizador.
El pueblo ruso (a diferencia de todos los países europeos conquistados por los alemanes en unos meses de 1939 a 1940) no estaba acostumbrado a rendirse ante el enemigo. Por lo tanto, la guerra de guerrillas llegó a ser necesaria cuando el 9 de julio la dirección soviética se vio obligada a mover sus tropas aproximadamente a 300 kilómetros y ocupar la posición defensiva a lo largo de la vieja frontera estatal. La propaganda alemana y occidental había nombrado la zona como «línea de Stalin». Ésta consistía de áreas fortificadas desde el istmo de Carelia hasta el mar Negro.
La aviación alemana dominaba en el espacio aéreo atacando a las partes que estaban en retirada y bombardeando a la población civil. Para el 8 de julio, la 11ª división alemana de tanques ocupó Berdichev. El 9 de julio, la 13ª división de tanques ocupó Zhitomir. Al terminar el día del 11 de julio, unidades de tanques de los alemanes llegaron hasta el borde exterior del área fortificada de Kiev, donde los enfrentaba principalmente la milicia popular sin armas. El enemigo rápidamente aplastó esta defensa sin siquiera fijarse en los milicianos inermes. De un día para otro, miles de personas quedaron en el territorio ocupado por el enemigo, y esto era una gran parte de Ucrania. Los bombarderos enemigos no dejaban en paz a las tropas soviéticas que se estaban retirando, bombardeaban los depósitos de municiones y combustible, destruían las ciudades y las vías ferroviarias. Los pilotos alemanes se entretenían persiguiendo incluso a algunas personas en particular (a los militares y a los civiles) que trataban de irse al oriente.
Durante 18 días, el enemigo avanzó de 450 a 600 kilómetros hacia el oriente, ocupó un gran territorio, destruyó por completo 28 divisiones soviéticas y la mitad de otras 72 divisiones.
Stalin tuvo la suficiente cobardía y desvergüenza para culpar de la retirada humillante a los generales de combate, quienes fueron los primeros en recibir el golpe y honradamente trataban de cumplir lo imposible, incluso a veces a pesar de órdenes estúpidas. No se culpaba a sí mismo ni a los comandantes militares cortesanos analfabetas.
El 10 de julio se creó el grupo especial de ejércitos para tres direcciones estratégicas del Frente soviético-alemán: la noroccidental, con el jefe mariscal K. Voroshílov; la occidental, con el mariscal S. Timoshénko, y la suroccidental, con el mariscal S. Budénny.
Estos jefes militares de la dirección superior del Ejército Rojo por lo general no tenían educación militar; ni siquiera educación universitaria. Durante la Guerra civil no tuvieron tiempo para estudiar; después, ya no le vieron ninguna necesidad. Había menos de 3% de militares que tenían educación superior en aquel entonces. Inclusive ambos narkomes (comisarios del pueblo) de la defensa en los tiempos de preguerra, Voroshílov y Timoshénko, tenían solamente la primaria y no sentían la necesidad de continuar sus estudios. Para Budénny, dirigir un ejército consistía en golpizas y lenguaje soez, igual que en los tiempos de su juventud semibandidesca.
Los alemanes avanzaban precipitadamente, adentrándose en el territorio soviético. En la parte sureña del frente, las tropas soviéticas se retiraban lentamente hacia el oriente realizando encarnizados contraataques. Sin embargo, en los primeros días de agosto, el 6º y el 12º grupos de ejércitos de tierra soviéticos, con 7 sedes del cuerpo, 17 divisiones de infantería