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hipnólogo mundialmente conocido, creador de la escuela nacional de psicoterapia. Platónov se dedicaba a las investigaciones que descubrían la eficacia medicinal de la palabra. En 1930 había salido su asombrosa monografía La palabra como factor fisiológico y medicinal, que había supuesto el comienzo de los métodos psicosomáticos en medicina. Platónov recurrió a los temas de psicoterapia, hipnosis y sugestión. Él demostró que precisamente la palabra ocupa el lugar principal en el sistema de la actividad nerviosa superior de la persona. Platónov logró comprender la esencia social de la hipnosis y logró verdaderos milagros curando a sus pacientes –cabe destacar que entre ellos había mucha gente talentosa y famosa: escritores, pintores y actores.

      Decían que Platónov tenía su propio modo de actuar, sin reparar en las autoridades, lo cual Galina y Leonid comentaban y discutían a menudo. A Yuri le interesaban en particular los estudios sobre la hipnosis experimental que realizaba Platónov. Por eso la hipnosis o la sugestión, como el fundamento de una forma peculiar de curar y manejar a las personas, se convirtió en la pasión del joven Knórosov. Él no solo curaba «con las manos», sino que intentaba los experimentos más increíbles. En pocas palabras, la elección de Yuri ya estaba predeterminada: estudiar y aprender solo de Platónov. Parece que Yuri iba a las clases de Platónov cuando todavía estudiaba en la escuela de medicina. Precisamente en el laboratorio de Platónov se descubrió que él tenía una «sensibilidad peculiar». Tiempo después Yuri Valentínovich me platicó sobre esto cuando yo, con la alegría de una neófita, trataba de involucrarlo en las investigaciones de la lateralidad cerebral.

      Pero la desgracia llegó de donde no se esperaba. La comisión médica le negó a Yuri el certificado que permitiría ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad. Por sus problemas de salud, él ya había sido identificado como «no-reclutable». En ese entonces los requisitos de salud de los futuros estudiantes eran más severos que ahora, ya que las instituciones de medicina tenían que impartir de forma obligatoria la cátedra militar: los egresados automáticamente se convertían en oficiales subalternos del servicio médico-militar. Y la enfermedad que hacía que Knórosov fuera incapaz incluso en la clase de educación física lo excluía de cualquier servicio militar. Durante todo el mes, haciendo gala de una gran gama de verdades y mentiras, Yuri intentó obtener el certificado necesario, pero todo fue en vano. Ni siquiera el puesto y la posición de su padre, que era una persona conocida en la administración de Járkov, pudieron ayudar.

      El 29 de julio de 1939, Yuri hizo una solicitud de admisión a los exámenes de ingreso a la Facultad de Historia.

      Dirigido al director de la Universidad Estatal de Járkov

      Solicitud

      Pido admitirme a los exámenes de ingreso a la Facultad de Historia.

      Le adjunto a la solicitud: 1. Autobiografía; 2. Documentos acerca de la educación; 3. Tres fotos.

      29.07.1939

      Yu.V. Knórosov

      Firma.

      En una hoja anexó la autobiografía, los documentos acerca de su educación y tres fotografías.

      Autobiografía

      Nací en 1922 en la ciudad de Járkov.

      En 1937 terminé los siete años de la Escuela Ferroviaria 46.

      En 1939 terminé la facultad para trabajadores del Instituto de Medicina de Járkov 2.

      Mi padre es el ingeniero jefe del fideicomiso de Yúzhnoye de materiales de construcción.

      Mi madre: ama de casa.

      Mis hermanos: Serguei –ingeniero-geodesista, ahora está en una expedición en Extremo Oriente.

      Borís –profesor adjunto de la Academia de Artillería Felix Dzerzhinski.

      Leonid –doctor militar de tercer grado del Ejército Rojo Especial del Lejano Oriente.

      Mi hermana Galina: investigadora del Instituto Ucraniano de Endocrinología.

      Knórosov Yuri Valentínovich

      29/07/1939

      En agosto, «el ruso, que no era miembro del Partido Comunista, hijo del empleado, y joven que no necesita la residencia estudiantil» Knórosov Yuri Valentínovich, pasó los exámenes de ingreso. Sacó «sobresaliente» en idioma ruso, en la historia de pueblos y en la constitución de la URSS; «notable» en matemáticas, física, química y lengua ucraniana, y «satisfactorio» en idioma extranjero (alemán). Para nuestros tiempos, sus calificaciones no parecen muy sobresalientes. Pero en ese entonces era suficiente. El 26 de agosto de 1939 llegó la orden de su admisión a la Facultad de Historia de la Universidad de Járkov. Curiosamente, y es extraño, Yuri Knórosov nunca se afilió al Komsomol (Unión Comunista de Jóvenes) aunque debía hacerlo en el mismo año en que se graduó en la escuela para trabajadores. En todo caso, nada de esto se menciona en ningún documento. En los lugares donde aparecía la columna «afiliación al Komsomol» los espacios están vacíos.

      Para ser justos, hay que notar que a Yuri Valentínovich, durante toda su vida, se le dificultaron mucho los exámenes y hablar en público. En su casa lo entendían sin palabras. En las conversaciones con la gente ajena a su casa tenía que hacer esfuerzos extra. Siendo una persona introvertida, él no podía obligarse a sí mismo a transformarse en una figura pública. Se cerraba y prefería las respuestas monosilábicas, lo que sucedía en particular en las situaciones donde había una gran tensión emocional. Esto inevitablemente provoca (y siempre ha provocado) el disgusto profesional de parte de los profesores universitarios: siempre y en todas partes. Y no solamente de los profesores.

      Afortunadamente, el 1 de septiembre le otorgaron «la matrícula» al estudiante Yuri Knórosov, de 17 años de edad: una libreta estudiantil con el número 39/297 de estudiante del primer curso de la Facultad de Historia de la Universidad Estatal de Járkov. Con ello comenzó una vida nueva.

      Se puede imaginar que a Yuri le dolió haber abandonado su sueño de la Facultad de Medicina. Al parecer, precisamente en aquellos momentos, poco a poco comenzó a consolarse con el vino; sobre todo porque siempre había vino en casa. Su madre se lo preparaba y lo guardaba en la bodega. En cada frasco de vidrio había notas hechas a mano: Valentín, Serguei, Borís, Leonid, Yura. La sistematización estaba en la sangre de todos los Knórosov.

      Cuando los hermanos se reunían, lo que con el tiempo fue cada vez menos frecuente, mandaban al sótano al pequeño Yura, diciendo: «¡Ahora, Conejo, corre por el vino!». A nadie se le ocurrió que esta graciosa tradición se podría convertir en una verdadera catástrofe…

      Pero el problema más doloroso de Yuri siempre fue su salud. No se trataba tanto de su salud en sí sino de las limitaciones que lo habían convertido en un marginado de cierto modo. Su padre y todos sus hermanos eran militares y oficiales de altos rangos. A Yuri no lo aceptaron en el ejército siquiera como «no combatiente». En noviembre de 1940, cuando cumplió 18 años, la comisaría militar lo registró definitivamente como no apto para servicio militar, debido a su estado de salud. Ni siquiera le habían entregado la cartilla militar en aquel entonces. Después de haberle negado el ingreso a la Facultad de Medicina, esto llegó como un doloroso golpe más a su ego. Sin embargo, Yuri se esforzaba mucho para no diferenciarse de los demás estudiantes, participaba en todos los eventos y en la vida social de la escuela.

      A él le encantaba estudiar en la Universidad sin importar que fuera en la Facultad de Historia. Sin embargo, las humanidades no lo hicieron olvidar su antigua afición por la psiquiatría. Él iba a las clases de Platónov e incluso participaba en sus seminarios. Había tomado en serio la presencia de esa «sensibilidad especial». Esto se relacionaba con sus experimentos de «curandero». Knórosov continuaba curando a los vecinos y a sus compañeros de la Universidad con las manos. Pero, lo más importante,

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