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de juego, ocho de ellas se correspondieron con valores basales, 15 de las mismas a 1 min de finalizar el tiempo de juego del deportista, 14 a 3 min después de finalizado el partido, 14 a 5 min y 12 a 7 min. Las medias de LA encontradas se pueden observar en la tabla 4.2, con un rango máximo de 5,30 mmol/l de LA final y un rango mínimo de 1,20 mmol/l. Por puestos las medias observadas se pueden ver en la tabla 4.2.

      Figura 4.7. Relación LA/ tiempo en un alero (Salinas y Alvero, 2001).

      Las LA durante el juego son estadísticamente significativas entre el base y el pívot (p <0,05). Se describen diferencias estadísticamente significativas en las muestras de LA a los después de 7 min finalizar la actividad del base con respecto al alero (2,59± 0,72 frente a 3,33 ± 0,52) (p <0,05) y con respecto al pívot (2,59± 0,72 frente a 2,19 ± 0,14) (p<0.05). Se observan diferencias significativas entre las medias de LA final entre la 1a parte (1er-2º período) y la 2a parte (3er-4º período) (4,62 ±0,12 frente a 2,78± 0,17) p <0,05. Igualmente esas diferencias son significativas en ambos períodos en las medias de LA obtenidas en cada muestra realizada (1 min, 3 min, 5 min y 7 min).

      Tabla 4.2. Valores medios de LA en función del puesto en jugadores internacionales júnior.

      Con relación al valor de LA frente al tiempo jugado por el deportista, no se observa en los estudios una correlación significativa, pero si una clara tendencia (figuras 4.7 y 4.8).

      Teniendo en cuenta los trabajos anteriores con jugadores seniors, una expliación de las concentraciones tan bajas en estos jugadores en edad de formación pudiera ser la inmadurez del metabolismo anaeróbico glucolítico, ya que para algunos autores (Erikkson et al., 1972) los jóvenes tienen una baja capacidad glucolítica como consecuencia de una baja actividad enzimática.

       4. FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

      Figura 4.8. Correlación entre LA final y tiempo (Calleja et al. 2006).

      Los primeros trabajos que evaluaron la respuesta metabólica en competición obtuvieron unas LA de alrededor de 4 mmol/l. En consecuencia, el baloncesto quedaba clasificado desde el punto de vista fisiológico como una actividad basada en una potencia de grado medio, con una buena base de potencia anaeróbica aláctica.

      Recientemente, algunas investigaciones muestran LA en competición en torno a los 6-8 mmol/l, o incluso valores más altos en jugadores profesionales de la liga nacional de la ACB, Campeones de la Euroliga (Terrados y Tramullas, comunicación personal, 2003), lo que nos hace reflexionar sobre la intervención del metabolismo glucolítico en competición y deja abierta una nueva línea de investigación en este campo.

       5. SÍNTESIS DE IDEAS FUNDAMENTALES

      La utilización del metabolismo glucolítico, tanto aeróbico como anaeróbico, parece tener una importancia mayor de la que se pensaba hasta ahora en el baloncesto de alto nivel. Su estudio puede aportar información práctica para ajustar las cargas de entrenamiento, conocer la situación metabólica de cada jugador durante la competición y diseñar estrategias nutricionales y de recuperación de la fatiga.

      La LA medida en sangre es el resultado del lactato formado y del eliminado; por ello, no es una valoración exhaustiva y correcta de la producción de la vía glucolítica, pero sí es una buena aproximación.

      Existen diferencias en la producción de lactato en función del tiempo jugado y del período de juego, apreciándose diferencias entre los distintos cuartos del partido.

      También hay que destacar las diferencias entre las distintas posiciones de juego (mayor en los jugadores exteriores que en los interiores) y entre los jugadores de alto nivel y los de niveles inferiores, lo que muestra que la especialización del puesto en la cancha define el perfil fisiológico del jugador.

      Parece que en los partidos de entrenamiento no se llega a los niveles de intensidad y de producción de lactato que se encuentran en partidos de competición real. Posiblemente los partidos de entrenamiento deberían contar con factores adicionales que estimulen la motivación de los jugadores y que les hagan emplearse con mayor intensidad en los lances del juego.

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