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en la repetición de 2 x 20 m, incrementando la velocidad progresivamente y descansando entre cada repetición 10 s), el test de intensidad progresivo en campo, el test de esprín de (Bangsbo 1998). Sin embargo, cuando se dispone de menos medios o de poco tiempo, es necesario elegir otras más sencillas, aunque no por ello menos válidas y operativas, que nos permitan valorar el nivel de la capacidad física elegida y obtener información que nos sea útil para programar los entrenamientos.

      Inicialmente el control de carga de trabajo en deportes de equipo se puede expresar bajo dos vertientes claramente diferenciadas:

      •Valoración del estado inicial del deportista mediante un test de campo y/o laboratorio.

      •Valoración de la carga de trabajo en entrenamiento y/o competición mediante un test de campo.

      Actualmente, cada vez existen menos diferencias entre los test de laboratorio y campo, siendo no excluyente la utilización de ambos en la valoración de los deportistas siguiendo los criterios de: estandarización, especificidad, fiabilidad, validez y repetitibilidad (Pérez-Landaluce et al., 1998; Fernández-García et al., 2000).

      Por un lado, el test de laboratorio nos permite evaluar con precisión la carga de trabajo estandarizando el protocolo de actuación siguiendo los criterios anteriormente expuestos, habitualmente realizados en condiciones ideales además de fácilmente controlables y contrastables.

      A pesar de ello, este modelo no responde a la actividad desarrollada por el jugador de baloncesto en la pista, ante la imposibilidad de reproducir con exactitud las acciones del juego en el laboratorio.

      En consecuencia, durante los últimos años se han desarrollado propuestas para estandarizar protocolos en campo que aporten información útil al entrenador sobre el estado del jugador, así como el nivel de carga de las sesiones de entrenamiento (Godik et al., 1993).

      El test de campo debe cumplir los criterios de validez y repetitibilidad imprescindibles para que un test sea utilizable, además de permitir la evaluación de deportes complejos y difíciles de realizar en el laboratorio (Terrados, 1991).

      Los objetivos que presentan los test de campo en baloncesto para valorar las componentes de metabolismo aeróbico se pueden resumir en:

      •Valoración global de la aptitud aeróbica del jugador.

      •Valoración de una manifestación de la resistencia específica del jugador.

      Los test de campo en baloncesto para evaluar esta capacidad concreta se clasifican en:

      •Pruebas genéricas para valorar la capacidad aeróbica.

      •Pruebas específicas para valorar la potencia aeróbica máxima.

      •Pruebas para valorar la resistencia aeróbica y determinación del umbral anaeróbico individual (IAT), basándose en la relación FC-velocidad y LA-velocidad.

       3. VALORACIÓN DEL METABOLISMO AERÓBICO EN BALONCESTO

      Desde que en el año 1977 Klissouras y colaboradores llegaron a conclusiones definitivas sobre el potencial hereditario con relación al O2 máx, se han desarrollado muchos estudios científicos para determinar con precisión los valores de O2 máx en jugadores de nivel en baloncesto, los cuales se sitúan en torno a 55 ml/kg/min (Åstrand y Rodahl, 1986; Parnat et al., 1975), con ergómetros no específicos, aunque no es un parámetro que deba ser empleado para seleccionar a talentos deportivos en este deporte.

      La mayoría de investigaciones que aportan datos sobre el O2 máx absoluto y/o relativo en jugadores/as de baloncesto son producto de pruebas realizadas en laboratorio en diferentes ergómetros (tapiz rodante, cicloergómetro), ofreciendo una vez más datos de referencia indirectos, en un deporte con requerimientos motrices elevados, pero moderadamente intensos a intervalos. Si consideramos el O2 máx, como el principal indicador de las posibilidades energéticas en esfuerzos de elevada intensidad y duración prolongada, comparando dichos resultados con otro tipo de poblaciones observamos que el jugador de baloncesto presenta valores inferiores a otros atletas de nivel de otras especialidades (nadadores, remeros o atletas de maratón), que pueden alcanzar niveles superiores a 85 ml/kg/min. Aunque si los comparamos con otros deportes de conjunto como el voley-ball, fútbol o balonmano, presenta valores muy parecidos, oscilando entre 50 y 60 ml/kg/min (tabla 5.1).

      Tabla 5.1. Valores de O2 máx en diferentes deportes de conjunto (Neumann y Schüler, 1989 citado por Shepard, 1992).

ESPECIALIDADVALORES DE O2 máx (ml/kg/min)
FÚTBOL50-57
BALONMANO55-60
HOCKEY HIELO55-60
VOLEIBOL55-60

      Además del valorar el O2 máx de deportistas mediante ergometría en laboratorio, algunos estudios también han definido otros datos que sin ser de interés para los entrenadores de baloncesto también nos pueden orientar sobre las modificaciones de este parámetro durante el juego. Igualmente, el porcentaje medio que se desarrolla en juego, existiendo una correspondencia no exacta, se situá en torno 70% del O2 máx.

      A pesar de que el potencial anaeróbico parece determinante en el rendimiento en baloncesto, también parece de interés la valoración de otro tipo de variables metabólicas. Por ello, diversos científicos han utilizado el déficit máximo acumulado de oxígeno (DMAO) como indicador de la potencia anaeróbica con dos pruebas, una incremental clásica y otra complementaria a fase estable, en torno al 110% del O2 máx. Los resultados de estos estudios han demostrado una relación inversa entre el DMAO, la producción máxima de lactato y el tiempo de trabajo en condiciones anaeróbicas.

      Tabla 5.2. Relación aproximada entre la FC y O2 máx. (McArdle et al., 2004).

% FC máx% O2 máx
5028
6042
7056
8070
9083
100100

      En un estudio realizado por Colli y Faina en 1985 se observó que en solo un 1,5-2,2% del tiempo total de competición se alcanzan valores pico de O2 máx.

      En un trabajo posterior desarrollado por Sanchís y colaboradores (1996), con un grupo de 25 jugadores de baloncesto de 1a y 2a división, se analizó el O2 máx en el punto de compensación respiratoria (O2 máx - UCR), pudiéndose utilizar como criterio específico en cada puesto de juego sobre el que decidir el tipo de entrenamiento aeróbico adecuado para cada jugador.

      Por otra parte, el umbral aeróbico se encuentra alrededor del 75% del

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