ТОП просматриваемых книг сайта:
Un olfato para todo. Frank Rosell
Читать онлайн.Название Un olfato para todo
Год выпуска 0
isbn 9788499107752
Автор произведения Frank Rosell
Жанр Сделай Сам
Серия Perros
Издательство Bookwire
Los perros rastreadores de castores Chilli, Shib y Tapas han sido entrenados para reconocer el castóreo de los castores euroasiáticos y norteamericanos. Fotografía: Frank Rosell.
No hemos tenido la oportunidad de llevarnos a los perros con nosotros sobre el terreno. Si los perros son igual de buenos sobre el terreno que en el laboratorio, nos ofrecerán muchas respuestas a preguntas sobre cómo defienden el territorio los castores, algo que ha resultado difícil de establecer usando otros métodos. Por ejemplo, podremos descubrir dónde dejan los machos y las hembras, respectivamente, marcas territoriales y si lo hacen con castóreo y/o secreción de glándulas anales.
En el otoño de 2013, decidí que deseaba entrenar a mis propios perros. Empecé a entrenarlos con otros perros, en colaboración con la alumna de doctorado Hannah B. Cross, la estudiante del máster Christin Beate Johnsen y el amante de los perros Beate Jaspers. Yo me encargué de mis propios border collies, los hermanos Chilli y Tapas (nacidos en 2007) y su madre Shib (nacida en 2005). Christin fue responsable de Bailey, un retriever de Nueva Escocia (raza también conocida como toller retriever) (nacido en 2010), mientras que Beate se encargó de los perros samoyedos Danny (nacido en 2009) y Shanie (nacida en 2003) y las papillon Triana (nacida en 2011) y Carmelita (nacida en 2011). En Finlandia, hay castores norteamericanos y euroasiáticos. Es muy difícil distinguir entre las dos especies por el aspecto y el comportamiento,82 pero es posible hacerlo usando análisis químicos en un cromatógrafo de gas83 o análisis genéticos.84 En el norte de Finlandia existen dos pequeñas poblaciones de aproximadamente cincuenta castores norteamericanos, que podrían extenderse a Suecia y Noruega. No queremos que el castor norteamericano se introduzca en Noruega o Suecia, ya que se trata de una especie foránea y, por tanto, puede expulsar a nuestra propia especie de castor, el euroasiático.85 Sugerí que debería-mos empezar a entrenar a nuestros ocho perros, dos veces por semana, para que diferenciaran entre el olor del castóreo de los dos tipos de castor, ya que es esto lo que depositan con más frecuencia en las marcas de olor sobre el terreno.
Empecé a entrenar a mis propios perros en el salón de mi casa. Pedí a los demás que hicieran lo mismo con sus perros. Coloqué una golosina en uno de tres vasos de plástico que puse en el suelo del salón, separados a intervalos de tres centímetros. Cada vez que los perros señalaban el vaso de plástico con la golosina, lo confirmaba usando un pulsador y los elogiaba. También les di la golosina del vaso. Pronto todos lo hicieron correctamente en diez pruebas sucesivas. Ese también fue un buen inicio para enseñarles la orden de «¡Échate!». En 2014, el investigador sueco Ragen T. S. McGowan, de la Universidad de Agricultura Sueca, y sus colegas demostraron que a los perros les gusta desempeñar tareas y que pueden autorregularse el acceso a una recompensa.86 En el estudio, los beagles se mostraban más felices cuando daban la respuesta correcta. Yo también me alegré cuando vi a mis perros realizar correctamente la tarea que se les encomendaba. Se convirtieron en grandes expertos en un breve período de tiempo. Asimismo, los investigadores descubrieron que los perros se sentían más felices cuando ganaban una recompensa porque realizaban una tarea que cuando la recibían sin más. Además, los perros preferían una recompensa que pudiera comerse a los mimos.
El siguiente paso en el entrenamiento fue introducirlos en la plataforma de entrenamiento. Empezamos con algunas golosinas en uno de los botes. Cuando aprendieron a responder correctamente a las golosinas, los iniciamos con el olor de castor. Inicialmente, utilizamos los olores de animales muertos que se habían mantenido en el congelador desde finales de la década de 1990. Lo hicimos así porque queríamos entrenar a los perros para que detectaran los componentes más pesados. Los componentes ligeros y volátiles desaparecen cuando las muestras se almacenan durante un largo período de tiempo. Entrenamos a los perros Tapas, Danny, Chilli y Triana para que reconocieran el olor de los castores euroasiáticos, y a Bailey, Shib, Carmelita y Shanie para que identificaran el olor de los castores norteamericanos. Empezamos a trabajar usando solo el olor de castor correcto. Cuando los perros aprendieron a reconocer ese olor, introdujimos el de otro tipo de castor. Ahora tenían que distinguir entre los dos tipos de olores. Asimismo, entrenamos a los perros para que ignoraran los olores de otros animales, como el alce, el corzo y el ciervo común, que se encuentran en el hábitat de los castores. Una vez que los perros comprendieron la tarea en la plataforma de entrenamiento, empezamos a entrenarlos para que nos dieran la espalda, de forma que no captaran ninguna señal involuntaria por nuestra parte.
Más adelante, pasamos a usar una tabla de detección de olores con seis orificios que contenían botes. Ese fue el número que se usó con más frecuencia, de manera que podíamos colocar las muestras de olor al azar, basándonos en una tirada de dados. Normalmente, solo uno de los botes contenía el olor que los perros buscaban. Los otros cinco se utilizaron como muestras de control.
Fue evidente que los ochos perros disfrutaban de las sesiones de entrenamiento. Cuando los sacábamos del coche, nos adelantaban corriendo, atravesaban el garaje hasta la sala de entrenamiento de la Universidad de Telemark y empezaban a mover la cola ansiosos.87 Cuando los perros entraban en la habitación donde iban a llevar a cabo una búsqueda en una plataforma o una tabla de detección de olores, movían la cola hacia la derecha, y cuando indicaban la muestra correcta, la movían aún más hacia la derecha. En otras palabras, su estado de ánimo era positivo y eso indicaba, más allá de toda duda, lo mucho que les gustaba este trabajo.88 También hicimos sesiones de entrenamiento en el exterior. En este tipo de sesiones, hay muchos más ruidos y movimientos que pueden desconcentrarlos. En las proximidades, hay caballos que distraen, sobre todo, a Shib. El viento también puede ser un desafío. Si sopla suave hacia los perros, a menudo se saltan un bote y van directamente a la muestra correcta. Si el viento es demasiado fuerte, les puede resultar más difícil identificar el olor correcto.
Hasta ese momento, los resultados del entrenamiento demostraron que los perros son capaces de distinguir entre los dos tipos de castóreos. También pro-bamos con marcas de olor de los castores euroasiáticos conocidos de la región de nuestro estudio. También reconocieron esas muestras de olor, aunque eran totalmente frescas. Tapas, Bailey, Danny, Shib y Carmelita fueron los más rápidos en aprender a diferenciar entre los dos tipos de castores; los otros perros necesitaron más tiempo para lograr un resultado estable. Chilli fue muy irregular y tuvo más días malos que los demás. Si alguien empezaba a lanzarle una pelota o pronunciaba la palabra «pelota», se mostraba más interesada por buscar la pelota. Las personalidades de los perros son levemente diferentes y, por eso, reaccionan de una manera un poco diferente cuando encuentran el olor de castor correcto. Chilli se lanza sobre el olor correcto y coloca el hocico directamente sobre el bote, mientras que Bailey «cava» frenéticamente antes de dar una indicación. Tapas tiene un estilo más relajado, mientras que Shib empuja con el hocico y a veces incluso chupa un poco el orificio con el bote que contiene el olor correcto.
En un experimento piloto a ciegas que llevamos a cabo utilizando la plataforma con cuatro de los perros en la primavera de 2014, Chilli y Shib dieron indicaciones correctas en el 95 % de los casos. Por otro lado, Tapas y Bailey no se comportaban con normalidad, porque Shib estaba en celo. Estaban más interesados en olfatear los lugares donde ella se había estado moviendo que en las muestras de castor. Más tarde, los ocho perros han demostrado que, en aproximadamente el 95 % de los casos, son capaces de encontrar el olor de castor correcto en las pruebas a ciegas. Sin embargo, debemos realizar más experimentos con marcas de olor desde Finlandia antes de poder publicar nuestros resultados en una revista científica, porque necesitamos más pruebas con el castor norteamericano. Por eso, nos hemos aliado con el científico investigador Janne Sundell de la Universidad de Helsinki, en Finlandia. En el otoño de 2014, Sundell reunió muestras de marcas de olor de ambos tipos de castores en Finlandia. Deseábamos investigar también las marcas de olor usando métodos genéticos para estar completamente seguros de con qué especie estábamos tratando antes de probar con los perros.
Si las autoridades de gestión de la fauna o científicos sospechan que hay castores norteamericanos en su región, pueden reunir marcas de olor de los castores sobre el terreno y enviárnoslas. Pueden recoger las muestras introdu-ciendo la porción de la marca que contiene