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Buvik (capítulo 10), Olav Inge Edvardsen (capítulo 11), Birgit Espedalen (capítulos 10-12), Rune Fjellanger (capítulos 1, 9 y 12), Asbjørn Grande (capítulos 7-9), Claire Guest (capítulo 10), Monica Hagerup (capítulo 5), Inger Hanssen-Bauer (capítulo 6), Anne Hermansen (capítulos 1-3, 7 y 8), György Horvath (capítulo 10), Tadeusz Jezierski (capítulo 7), Kai Iversen (capítulo 7), Per Tore Iversen (capítulo 5), Imke Jürgens (capítulos 10–12), Jon Einar Karlsen (capítulo 7), Kristin Killingmo (capítulo 13), Rolf von Krogh (capítulo 8), Torun Knapperholen (capítulo 8), Marcia Koenig (capítulo 7), Tor Iljar (capítulo 12), Anne Molia (capítulo 13), Howard Parker (capítulo 6), Kåre Vidar Pedersen (capítulo 6), Paola A. Prada (capítulo 3), Ole Reitan (capítulos 3–6 y 11), Christain A. Robstad (capítulo 11), Gary S. Settles (capítulo 2), Knut Skår (capítulo 5), Cato Sletten (capítulo 12), Monica Alterskjær Sundset (capítulo 1), Siri Stedje (capítulo 10), Bjørn G. Steen (todo el libro), Øyvind Steifetten (capítulos 10 y 11), Thor Svendsen (capítulo 8), Per Arne Sødal (capítulo 7), Mona Sæbø (capítulo 1), Helga Veronica Tinnesand (capítulos 10 y 11), Torun Thomassen (capítulos 1–3), Silje Vang (capítulo 6), Vidar Vestreng (capítulo 8), Andreas Zedrosser (capítulos 10 y 11) y Frode Ødegaard (capítulo 12). Asimismo, quiero expresar mi gratitud al personal de la biblioteca de la Universidad de Telemark en Bø por procurarme incontables libros, informes y artículos científicos sobre perros, y a Dean Tone Jøran Oredalen, que ha apoyado mi proyecto sobre los perros desde el principio. Deseo dedicar un agradecimiento especial a Tor Iljar de Dogpoint por un proyecto canino muy instructivo y a mi alumna de doctorado Hannah B. Cross, a la estudiante del máster Christin Beate Johnsen y al amante de los perros Beate Jaspers por sus fantásticos esfuerzos durante todas nuestras sesiones de entrenamiento de perros. Otro agradecimiento especial para el editor de Gyldendal Sakprosa, Bjørn Olav Jahr, por sus numerosos comenta-rios constructivos y el gran esfuerzo que ha dedicado a la publicación de este libro.

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      Foto: Frank Rosell

      Y, por último, debo agradecer a Frid Elisabeth Berge e Yrja Skjærum su paciencia y apoyo mientras he trabajado en este proyecto.

      Espero que la lectura de este libro te ofrezca una visión más profunda del extraordinario universo olfativo canino.

      ¡Disfruta el libro!

      Bø, Telemark, 16 de septiembre de 2014

      Frank Rosell

       Dedico este libro a mi madre y mi padre, que nos regalaron a Terje (mi hermano gemelo) y a mí nuestro primer perro, Tinka 1, cuando teníamos doce años, y a todos mis amigos de cuatro patas: los Tinkas, Tapio, Tapas, Shib y Chilli.

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       EL PERRO TRABAJADOR

      En 1925, estalló una epidemia de difteria en Nome, Alaska, y, aunque era vital conseguir suero para los afectados por la enfermedad, se consideró una tarea casi imposible debido a las tormentas invernales y las carreteras intransitables. No obstante, el noruego Gunna Kaasen aceptó el desafío y, con la ayuda de un equipo de huskies siberianos liderado por el veloz Balto, Kaasen logró entregar el suero. Esta hazaña salvó la vida a muchas personas. Se ha rodado un docu-mental sobre la vida de Balto e incluso se erigió una estatua en su honor en Central Park, Nueva York. Steven Spielberg también deleitó a muchos niños y adultos con su popular película de dibujos animados sobre el impresionante logro de Balto. Kaasen, que había renunciado a llegar hasta Nome con el suero, en un último acto de desesperación recurrió a Balto para que encontrara el camino de vuelta en medio de la tormenta de nieve. La visibilidad era mínima y Kaasen dependía totalmente del olfato de Balto para llegar a su destino. El libro de Salisbury y Salisbury describe la escena: «Balto comprendió que debía ser él quien encontrara el camino en medio de la tormenta de nieve. Para lograrlo, tuvo que detectar el tenue olor de los perros que habían pasado por allí antes ese invierno. Balto mantuvo el hocico pegado al suelo mientras avanzaba despacio. Los minutos pasaban como si fueran horas y Balto continuó buscando. De repente, levantó la cabeza y aumentó el ritmo. Habían vuelto a encontrar el rastro. Aproximadamente a las 5:30 horas de la mañana del 2 de febrero, Kaasen pudo ver la cruz en lo alto de la iglesia de St. Joseph. En cuestión de unos minutos, había llegado a la puerta principal y se había detenido junto a la puerta del banco The Miners & Merchants en Nome. Kaasen se bajó tambaleante del trineo. Se acercó a Balto y murmuró: “Buen chico”».1

       El perro y los humanos

      Los seres humanos hemos aprendido a comprender a los perros y a comunicarnos con ellos a lo largo de nuestra duradera relación con ellos.2 Hemos criado más de 1.000 razas3 (aproximadamente 275 razas en Noruega),4 todas y cada una de ellas con características especiales.5 Casi 900 millones de perros viven en hogares de todo el mundo.6 Solo EE. UU. reúne a 75 millones de propietarios de perros,7 y el 40 % de ellos permite que su «mejor amigo» duerma con ellos en la cama por la noche.8 En Noruega, había aproximadamente 500.000 perros registrados en el Norsk Kennel Klub (entre el 80 y el 90 % eran de pura raza) y casi la misma cantidad de propietarios. En la actualidad, en el 19 % de los hogares de Noruega hay un perro, lo que significa que alrededor de 700.000 noruegos tienen contacto con perros a diario. Todos los años se registran 30.000 perros más en el Norsk Kennel Klub.9

      Cada vez se realiza más trabajo en el área del análisis científico de experiencias con perros trabajadores y oportunidades para ellos. A pesar de eso, el campo continúa estando poco desarrollado, porque abarca muchas disciplinas, que incluyen la agricultura, los estudios medioambientales, la zoología y la entomología, la criminología, la medicina, la psicología y la biología de la fauna salvaje.10 Mi esperanza es que este libro contribuya a acercar un poco más estas diferentes disciplinas y crear nuevas oportunidades colaborativas en el futuro. El perro aún tiene un gran potencial sin explotar como perro trabajador. También espero que más perros tengan la oportunidad de enriquecer sus vidas como perros trabajadores, que se les asignen algunas de las diversas tareas en las que pueden usar su olfato para su propio placer y el nuestro. Dar la posibilidad a un perro de realizar tareas y tomar decisiones es importante para su bienestar.11

       Del lobo al perro

      ¿Cuándo y cómo se convirtió el perro en nuestro «mejor amigo»? La familia de los cánidos, que incluye tanto a lobos como a perros, surgió hace 50 millones de años.12 El genoma del perro (el material genético completo que hay en un perro) se mapeó en 2003 y los resultados indicaron que el perro proviene del lobo gris. Genéticamente hablando, un perro es 99,96 % lobo.13 Se ha considerado que el perro y el lobo pertenecen a la misma especie porque, además, pueden reprodu-cirse apareándose entre ellos y su descendencia es fértil. El apareamiento entre lobos y perros se produce, sobre todo, entre lobas y perros, pero también puede darse entre lobos y perras.14 No obstante, muchas personas han utilizado el nombre latino Canis familiaris en referencia al perro y no el nombre de la subes-pecie Canis lupus familiaris, que, en opinión de otros, es el término correcto.

      Existe poco consenso en referencia al momento en el que el lobo y el perro siguieron caminos distintos. Numerosos científicos investigadores mantienen que sucedió hace solo entre 11.000 y 16.000 años.15 Se han encontrado evidencias que demuestran que los perros eran enterrados junto a los humanos hace 14.000 años,16 lo que indica que ya en esa época los perros eran el «mejor amigo» y protector del hombre. En la cueva Razboinichya en Siberia, que sabemos que en su momento estuvo habitada por seres humanos, se encontró el cráneo de un perro de 33.000 años de antigüedad.17 Era muy similar a los perros domésticos de Groen-landia, una raza que cuenta con aproximadamente 1.000 años de antigüedad y una variedad de los lobos antiguos y modernos. Pero este tipo de perro no existió el tiempo suficiente para producir bastante descendencia y, por tanto, no es el ancestro más antiguo de los perros actuales. Probablemente fue en la región que hoy en día constituye

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