Скачать книгу

la atención fue la cantidad de gente que se autoinvitó a comer… Podríamos estar más de veinte personas, sin que el ministro hiciera la más mínima objeción; todos eran bien recibidos. Pero es que, además, cuando terminaban de comer se tumbaban en el suelo a descansar, como si de una merienda campestre se tratara.

      Ya se hacía tarde y debíamos partir hacia el aeropuerto. El ministro nuevamente nos agradeció la visita a su casa y, sobre todo, el interés que nos movía a ayudar al pueblo de Goumbou. Quedamos en vernos el próximo año como si de amigos se tratara, lo cual demuestra la buena acogida que los malienses nos dispensaron. ¡Adiós, señor ministro! Adieu, le monsieur le ministre!

      Ya se habían pasado los días y debíamos volver a casa. Nos despedimos los unos de los otros con un abrazo, deseándonos buen viaje y suerte hasta la próxima vez.

      ¡Adiós, amigos! ¡Au revoir, mes amis!

      Ya de vuelta a España y en nuestra tierra, quedamos en reunirnos después de que cada cual analizase la recopilación de datos y apuntes recogidos con el fin de preparar el siguiente viaje. A partir de ahí algunos mantuvimos comunicación constante, casi diaria, hasta que llegó el día en el que exponer las conclusiones del viaje.

      Las reuniones eran un tanto informales, dado que aún no estábamos constituidos oficialmente como una ONG, aunque sí en trámite, pero eso no era motivo para dejar de tomarnos muy en serio el compromiso adquirido con el pueblo de Goumbou. La primera se celebró en casa de Yolanda. Además de los viajeros, asistieron otros amigos interesados en el proyecto a fin de conocer nuestra experiencia y tomar contacto con el grupo, dado el interés mostrado por estos en acompañarnos en el próximo viaje y prestar su colaboración dentro de sus posibilidades.

      Al no tener un orden del día, el que abrió el turno de palabra fue Gabriel, quien tiene un óptimo conocimiento del francés y fue el que más pudo hablar con los lugareños sin necesidad de intermediarios. Comenzó diciendo que después del viaje había tenido contacto telefónico con el alcalde y otros miembros de la comitiva acompañante y que todos estaban muy contentos y agradecidos por nuestra visita, algo que ya comprobamos in situ. Tenían muy presente el esfuerzo y la voluntad de haber realizado el viaje a pesar de las pésimas condiciones de la carretera; el calor que debimos soportar, con más de cuarenta grados, salvo los días de lluvia; las tormentas de arena y las condiciones de habitabilidad en las que habíamos permanecido durante nuestra estancia, comprometiéndose a mejorarlas para nuestro próximo viaje.

      A la traducción que Elena hizo a la llegada a Goumbou («el dinero,¿dónde está el dinero?»), Gabriel nos aclaró que, según el alcalde, la gente estaba harta de que muchas ONG llegasen allí para estudiar alguno de los muchos proyectos que son necesarios para mejorar las condiciones de vida en los pueblos, se presentasen en grandes y nuevos cuatro por cuatro, acompañados por malienses a modo de ayudantes, y se instalasen durante unos pocos días para tomar notas y obtener información para que, al cabo de un tiempo relativamente largo, volviera algún ayudante a entregar al ayuntamiento un dossier con toda la documentación necesaria para llevarlos a cabo; pero esos proyectos nunca se acaben materializando por falta de fondos, ya que, por lo general, el municipio debe hacer una aportación que no tiene. Pudimos comprobar en el ayuntamiento, al hacer la visita, que había muchas carpetas y libros. Probablemente tuvieran algo que ver con esos proyectos.

      Los médicos se sentían un tanto «excluidos» del viaje, ya que para ellos solo hubo trabajo y más trabajo, sin poder ver o hacer alguna visita al lugar, a ningún pueblo o aldea. Solo vieron el CSCOM, donde trabajaron de sol a sol, todas las horas de cada día que estuvieron. Su dedicación fue plena con los enfermos, aunque siempre fue voluntaria su actitud. Pero sí que habían aprendido sobre algunas enfermedades que hasta entonces les eran desconocidas. Miguel Guzmán comentaba que, entre otras enfermedades, había gran cantidad de gente con problemas en los ojos debidos a la arena y la poca higiene que allí se practicaba por falta de medios y de costumbre. Carlos Aguado destacó que había visto niños con enfermedades provocadas por bacterias que penetraban a través de la piel cuando estos se bañaban en aguas contaminadas, dolencias que llegaban incluso a provocar la muerte.

      Ambos coincidían en la cantidad de embarazadas sin control de ningún tipo, niños enfermos de poliomielitis que se arrastraban por el suelo y otros con el vientre hinchado, con abultamientos como pelotas por hernias umbilicales y desnutrición, además de tuberculosis. También subrayaron la falta de vacunas para prevenir enfermedades. Aunque había un cierto control por el Ministerio de Sanidad, el enfermero contó que allí no llegaban o eran muy escasas, aunque eso también tenía mucho que ver con la falta de inscripciones de nacimientos de niños. El Gobierno tenía un censo que no era real y, por tanto, la dotación de vacunas siempre era escasa. Y la malaria que no discrimina entre niños y mayores. ¡Es triste, pero es así!

      Alexis explicó la pésima situación para cultivar debido a la falta de agua, ya que solo podían hacerlo aprovechando la época de más lluvia (según las estadísticas, 0,45 litros al año entre agosto y septiembre —otoño-invierno—), lo que limitaba mucho la elección del cultivo. Lo normal era el mijo de ciclo corto y, por tanto, una producción escasa. Para el próximo viaje intentaría conseguir semillas nuevas de hortalizas para que las mujeres las plantasen en sus huertos, comprobar el resultado final y ver si hubiera otras alternativas al mijo.

      Propuso hacer un estudio de la tierra en el próximo viaje y comprobar la viabilidad de la plantación de olivos, así como pedir presupuestos tanto a empresas locales como a extranjeras que trabajaban por la zona para el sondeo de un pozo que abasteciese de agua los huertos.

      Comentó que las mujeres de Goumbou, según su interlocutor el agrónomo, habían quedado muy contentas al proporcionarles los cepillos con dientes de acero para restablecer la tradición de tejer la lana, algo que hacía mucho tiempo que dejaron de hacer por el desgaste de estos utensilios y la falta de dinero para reponerlos. Al final se consiguió encontrarlos en el mercado de Bamako y entregárselos posteriormente.

      Retomó la palabra Gabriel para explicar una petición que le había hecho el alcalde. Se trataba de instalar una emisora de radio, como tenían otros pueblos de otros municipios, con la que podrían comunicarse entre los pueblos y aldeas sobre los acontecimientos de interés que fuesen ocurriendo, tales como la búsqueda de ganado, incluso de algún vecino o niño extraviado, o el aviso de elecciones municipales, que pronto se habrían de celebrar y a las que el alcalde, monsieur Sádia Kouma, ya había comunicado que no se presentaría, etc.

      El tema escolar quedaba pendiente para el próximo viaje debido a la complejidad del proyecto y al elevado coste que suponía la construcción de un colegio de segundo grado para Goumbou, que pudiera albergar un mínimo de quinientos alumnos, y escuelas de primaria en distintos pueblos que facilitasen la asistencia de niños, evitando que tuvieran que hacer desplazamientos de tanta distancia. No obstante, el compromiso de reparación del colegio se estaba llevando a cabo, al igual que la compra de pupitres para el próximo curso.

      Respecto a los pozos, comenté la situación en que se encontraban algunos de ellos, sobre todo el que en su día estaba automatizado, del que se podría utilizar parte del material que aún quedaba en el recinto. Me comprometí a intentar conseguir fondos para rehabilitarlo cuando nos enviasen los presupuestos de reparación y, si se podía, reparar alguno con bomba manual de los muchos que tenían averiados.

      Otra parte importante respecto a la economía de los pueblos era la opción de conceder microcréditos a las mujeres, de las que era más fácil conseguir su devolución, según recomendación del alcalde.

      Se terminó la reunión con los ánimos muy altos por parte de todo el grupo y de los nuevos, que captaron perfectamente la esencia del proyecto y esperaban viajar la próxima vez.

      Fueron pasando los días y recibimos información por parte del alcalde, quien nos comunicó el resultado de las elecciones. El cargo recayó en monsieur Aboubacar Keita, persona culta y bien relacionada en las esferas políticas de Bamako.

      Mientras tanto, todos íbamos desarrollando acciones individuales o colectivas en pro de la captación de recursos y ayudas de las distintas empresas y particulares que cada

Скачать книгу