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debemos saber qué es para una oración ser verdadera antes de que podamos saber qué es expresar un pensamiento, y debemos saber qué es para una expresión tener una referencia antes de que podamos saber qué es para aquella tener un sentido.

      Frege creyó que es posible en principio captar un pensamiento de otro modo que como expresado lingüísticamente; pero su explicación del sentido no demuestra cómo eso sería posible, esto es, cómo un sentido puede ser captado de otra manera que como el sentido de una expresión a la que la referencia pueda ser adscrita. La dificultad no puede ser resuelta diciendo que la referencia podría ser atribuida directamente al sentido, dado que el sentido ha sido explicado como el modo en que se determina la referencia: para que esta explicación sea inteligible, debe haber algo a lo que se adscribe la referencia, y ello difícilmente pueda ser el modo en que está determinada esa referencia. Este es uno de los varios lugares en que la doctrina general de Frege se encuentra en tensión con sus explicaciones más detalladas.

      3) Para Frege, una expresión simplemente tiene un sentido: quien la utilice, no necesitará tener en cuenta ese sentido durante todo el proceso de emplearlo. El sentido, considerado en sí mismo, es objetivo, y por lo tanto capaz de ser captado por distintas mentes. Como se observa comúnmente, la objetividad de los sentidos no es suficiente para garantizar la objetividad de la comunicación; por ello, necesitamos adicionalmente una condición que Frege apenas menciona, a saber, que sea objetivo el sentido que se asocie con cada expresión. Para explicarlo, necesitamos considerar qué es para un sentido estar unido a una expresión. Esto, aunque de nuevo no se encuentre explícitamente discutido por Frege, obviamente se refiere a aquello que está involucrado en el conocimiento de un lenguaje: si seguimos la explicación del sentido de Frege en Grundgesetze, el conocimiento del sentido expresado por una palabra o una frase consistirá en una captación de la contribución que hace para determinar la condición bajo la cual una oración en la que ocurre es verdadera.

      La concepción de una captación de los pensamientos desnudos se encuentra, como hemos visto, en tensión con la explicación de Frege acerca de en qué consiste el sentido de una expresión: es difícil observar cómo una explicación sobre los pensamientos desnudos pueda ser ofrecida en paralelo a la explicación hecha en Grundgesetze sobre los pensamientos expresados mediante oraciones simbólicas, pues no habría nada que sea verdadero o falso salvo el pensamiento mismo, y nada para hacer una contribución para determinar la condición para su verdad salvo los sentidos constituyentes. Ahora, el sentido aparece correlativo a la captación del sentido: un sentido incapaz de ser captado es una quimera; cuando sabemos qué es captar un sentido, conocemos qué es ese sentido, y, a la inversa, cuando sabemos qué es éste, debemos por lo tanto saber qué está involucrado en su captación. Así, si Frege está en lo correcto sobre los pensamientos desnudos, debemos ser capaces de decir qué sería captar un pensamiento en su desnudez, incluso si no podemos hacerlo: es difícil ver cómo la noción podría ser reivindicada como consistente si no podemos dar alguna explicación sobre ella.

      Con todo, si nuestro único acceso a los pensamientos es a través de su expresión lingüística, una explicación de qué es captar el pensamiento expresado mediante una oración debe ser sencilla para nosotros: y ello será en cualquier caso necesario si vamos a explicar cómo los pensamientos pueden ser expresados y comunicados en el lenguaje. Así llegamos a la siguiente posición. Frege posee una explicación de qué es para una oración expresar un pensamiento. ¿Puede alcanzarse una explicación paralela de lo que constituye un pensamiento desnudo suprimiendo las referencias de los artículos lingüísticos? Si se puede, entonces una explicación de los pensamientos, independientes del lenguaje, es fácilmente derivada de una explicación del lenguaje. Si no se puede, no tenemos explicación alguna de los pensamientos salvo por referencia al lenguaje. En el primer caso, el primer axioma de la filosofía analítica está establecido, pero no el segundo: en el segundo caso, ambos están establecidos.

      La teoría de Frege sobre el sentido y la referencia no apela al carácter social del lenguaje: si bien enfatiza la comunicabilidad del sentido, su explicación de qué es el sentido podría aplicarse tanto a los sentidos de las expresiones de un idiolecto como a aquellas expresiones del lenguaje común. Una caracterización tal no podría brindarse sobre la fuerza. Frege distinguió la fuerza del sentido; pero no ofreció ninguna explicación de ella. Para él, abarca a la fuerza asertórica e interrogativa; se obtiene una teoría más llana y plausible si agregamos las fuerzas imperativa y optativa (y sin duda, otras variantes), aunque Frege mismo no habría admitido que el contenido de una orden o de la expresión de un deseo pueda ser tomado como un pensamiento, como el contenido de una aserción o de una pregunta a contestarse por “Sí” o por “No”. Incluso en la estrecha concepción de Frege, sin embargo, la fuerza difícilmente pueda ser concebida como existente salvo como unida a oraciones enunciadas en el curso del intercambio lingüístico. Habiendo insistido en una clara distinción entre sentido y fuerza –entre el pensamiento expresado mediante una oración y la fuerza unida a una emisión de esa oración–, Frege estaba satisfecho con dejarlo así, sin aspirar a dar ninguna caracterización más detallada sobre cualquier tipo de fuerza particular. Incluso no expresó si, en su visión, era o no era posible ofrecer una explicación no circular de en qué consiste la fuerza asertórica; simplemente confió en el conocimiento pre-teórico de sus lectores sobre qué es una aserción. Pero su teoría sobre el sentido no puede ser comprendida como separable de la noción de fuerza asertórica. Las oraciones de un lenguaje no podrían expresar los pensamientos que

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