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el concepto de relación ¿cómo podríamos considerarlo, sin pérdida, como una relación, o enunciar sobre eso, en el mismo sentido que las palabras ‘relación’ o ‘enunciado’ tienen cuando se aplican en virtud de sentidos parcialmente constituidos por ese algo? Parece “evidente” que existe una diferencia profunda entre ambas clases de relaciones, una diferencia comprometida en la comprensión de la idea misma de comprensión. Pero si no hay otro sentido de ‘objeto’, ‘relación’, ‘enunciado’, que el revelado por la construcción de enunciados, será ilusorio creer que la expresión “relación semántica” refiere. Según esta perspectiva, sin las presuposiciones semánticas, el lenguaje, el hablante y el mundo, como totalidades, no son posibles, ni tampoco podrían presentarse y representarse las circunstancias internas del mundo y del lenguaje. Entonces, si se suspendiesen, esas presuposiciones semánticas no podrían5 pensarse (en tanto pensar requiera lenguaje) y, si se mantuviesen, estarían presentes de una manera diferente de como lo hacen las circunstancias del mundo y no podrían, consiguientemente, representarse en tanto tales en el mismo sentido que éstas. Las presuposiciones semánticas, el lenguaje y el mundo como totalidades no son el tipo de entidad que aparece ante los hablantes. Propiamente, según esto, no existen.

      (1) Si en L queremos hablar de las relaciones de L con el mundo debemos presuponer esas relaciones, entonces, o bien es imposible enunciar con sentido acerca de esas relaciones o bien sólo podremos enunciar trivialidades. Por ende

      (3) el significado de los componentes de L depende únicamente de (la totalidad de) las relaciones que determinan la estructura (y no de eventuales nexos con entidades externas a L). Depende de la “estructura” y no de la referencia.

      (4) Esa estructura sintáctica puede aplicarse a la realidad pero la aplicación no modifica los significados.

      (5) Conocer es aplicar un lenguaje, entonces conocer es imponer una estructura sintáctica a algo que o bien no tiene estructura o tiene una estructura propia inaccesible.

      II

      Respecto de (5) sostuvo dos críticas. La primera: si la tesis no es falsa entonces es verdadera sólo relativamente al lenguaje en el que se la formula, pero entonces para “rechazarla” o, al menos, para no tenerla, bastaría con cambiar a un lenguaje en el que fuera falsa, esto es, uno cuya estructura impusiera esa falsedad. La segunda: para que una estructura lingüística provea un discurso con valor cognoscitivo, este discurso debe estar suficientemente determinado (no sujeto a obvias ambigüedades o contradicciones). “Esto quiere decir que los elementos e interrelaciones que constituyen la estructura del lenguaje usado deben darse con un grado aceptable de claridad. […] Pero esta exigencia implica que poseemos la posibilidad de conocer exactamente las reglas y nexos que constituyen el lenguaje” (Klimovsky, 1984: p. 97). Según la tesis (5), ese conocimiento de las reglas del lenguaje L en que se formula la tesis (5) debe ser relativo a un metalenguaje. Pero, bajo la presión de la tesis (1), esto conduce a un regreso que impide alcanzar el ahora indispensable conocimiento de la estructura de L (requerido para justificar el deseo de conocer el mundo).

      III

      Estas cuatro críticas pueden criticarse. La primera objeción a (2)-(3) supone que hay algún modo diferente de la aplicación de L para determinar la estructura del mundo o de la parte de mundo de la que querríamos hablar en una ocasión de uso informativo de L. Porque (2) y (3) actúan junto con (5) y entonces, socavar (2)-(3) es tanto como abrir la posibilidad de que el mundo “se muestre” reacio a adoptar la estructura que el lenguaje “quiere” imponerle. Pero sólo mediante una determinación de esa estructura mundanal que fuera independiente de L podríamos advertir que la estructura del mundo sobre el que habla el discurso formulado con L no es isomórfica con la estructura del lenguaje L. Pero esto implica negar la tesis (5), no argumentar contra ella. La segunda crítica es un modo de la primera y su réplica consiste en observar que el sostenedor de la tesis (5) pretenderá que la situación descripta: dos estructuras mundanas, no isomórficas, tales que la estructura de L no puede distinguirlas, es compatible con que el metalenguaje en el que se describe la situación sea el que impone la posibilidad de esas dos estructuras no isomórficas, que son extralingüísticas respecto del lenguaje objeto pero intralingüísticas respecto de ese metalenguaje. Y el problema se traslada a la semántica de este metalenguaje planteándose, finalmente, la cuestión de la autoaplicabilidad: cuando el metalenguaje semántico es parte del lenguaje-objeto. Esta cuestión es fundamental en parte porque refleja la circunstancia de que el mismo hablante de un lenguaje cuya semántica pretende aclarar o describir de un modo que le permita adquirir un conocimiento que no tenía y que no es obvio, es quien querrá hablar un metalenguaje para lograr ese propósito.

      Hay un supuesto, común a las objeciones examinadas,

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