Скачать книгу

adecuada. Basta con advertir que todo cuestionamiento supone alguna lógica y algunos conceptos, que lógicas hay muchas, lo mismo que grupos y sistemas de conceptos, y que sin argumento, esto es, sin lógica, conceptos y esfuerzo por contemplar alternativas, no cabe elegir, provisoriamente, una forma de pensar, preguntar o cuestionar.25

      IV

      El argumento de Rabossi era: (1) El comportamiento estándar de la comunidad filosófica y los presupuestos de sus prácticas y de los sistemas filosóficos de los últimos dos siglos determinan una preceptiva: CR; (2) CR reclama la fijación de una normalidad disciplinal que caracterice la filosofía como profesión autónoma y CR establece el marco donde los sistemas y enfoques alternativos compiten para fijar esa normalidad disciplinal; (3) pero CR no permite resolver la disputa entre las alternativas que promueve, por tanto, (4) CR impide la normalidad profesional, esto es, un estadio de la práctica disciplinal en el que “no hay disputas acerca de la manera de llevar a cabo la práctica específica [y hay] consenso acerca de cómo plantear las discrepancias e identificar los tipos de prueba pertinentes” (p. 204).

      En los párrafos precedentes se puso en duda el fundamento que Rabossi presenta para su tercera premisa. Luego se justificó el reemplazo de CR por un Canon centrado en la máxima socrática y, en lo que hace a su versión decimonónica, más o menos similar a CR. De este modo se encontraron motivos suficientes para sostener aquella tercera premisa y lo esencial de la conclusión del argumento.

      Ante un panorama como este Rabossi sugirió transgredir CR (p. 207) (aunque se eximió de recomendarlo (p. 212)), radicalizando una propuesta de Nozick a fin de considerar que

      [l]a filosofía no es una disciplina, el filósofo no es un descubridor de verdades, las teorías filosóficas no transmiten conocimiento, la misión de la filosofía no consiste en fundamentar o justificar. El quid de la filosofía es alcanzar algo mucho más importante y original que todo eso: desplegar las lecturas posibles del mundo actual para comprender cómo las cosas se relacionan entre sí (p. 207).

      Rabossi dice muy poco más a fin de aclarar la presumible diferencia –que necesita– entre “comprender cómo las cosas se relacionan entre sí” y “tener afirmaciones alternativas, con pretensiones de verdad, o de aceptabilidad general, acerca de cómo las cosas se relacionan entre sí”, o entre “lecturas posibles del mundo” y “elucidaciones o propuestas alternativas de sistemas de conceptos”. Sobre todo cuando tan deseada comprensión se piensa compatible y complementable con una visión naturalizante de la filosofía. La convicción, adquirida reflexivamente, de que cierto presunto problema sólo es un pseudoproblema o es un sinsentido o puede ser evitado cambiando la manera de hablar, reúne las condiciones usuales para ser considerada conocimiento, o afirmación con pretensiones de verdad o de aceptabilidad universal. Y si la reflexión consistió en un examen de la organización de los conceptos involucrados y/o una propuesta de reorganización o de cambio, entonces hasta parece calificar como pretendido conocimiento necesario o a priori. Decir que en casos así sólo se ha hecho una propuesta de cambio conceptual o de cambio de formas de hablar o vivir no ayuda mucho. Si sólo es una propuesta entre otras y no hay motivo para elegirla, ¿por qué hacerlo, cuando se puede seguir con lo que ya sabemos hacer y nada garantiza que con el cambio no tendremos iguales o peores sorpresas? Si el motivo es la esperanza de sentirnos mejor (al menos despojados de un problema), la cuestión es ¿mejor respecto de qué fines? Y todo fin merece esclarecerse y ser cuestionado, de modo que la aceptación simpliciter de los fines implícitos no resulta cómoda. En sintonía con la breve referencia de Rabossi no me ocuparé ahora de estos importantes asuntos. Sólo quiero suscribir la sugerencia que él formula, con dos cambios, tal vez menores.

Скачать книгу