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Psicoterapia Integrativa EIS. Roberto Opazo
Читать онлайн.Название Psicoterapia Integrativa EIS
Год выпуска 0
isbn 9789569946646
Автор произведения Roberto Opazo
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Otro punto de creciente confluencia se relaciona con la valoración del rol de la alianza terapéutica. Hoy en día, pocos ponen en duda el valor predictivo de una adecuada alianza. Y son muchos los que suscriben las conclusiones de la Fuerza de Tarea 29 de la APA cuando señala: "La relación terapéutica aporta sustanciales y consistentes contribuciones al resultado de la psicoterapia, independiente del tipo específico de tratamiento" (Norcross et al., en Norcross, 2002, p. 441). En la misma dirección ha venido evolucionando la valoración de la capacidad de empatía del terapeuta, la cual es incluida por la Fuerza de Tarea 29 entre las variables que se muestran como demostrablemente efectivas, a la luz de múltiples investigaciones. Ambas conclusiones han sido ratificadas por la Fuerza de Tarea 12 de la APA (Beutler et al., 2003).
Evidencias, más bien recientes, tienden a confluir en torno a la importancia que está adquiriendo mantener al paciente activo en el proceso terapéutico; esto involucra también utilizar apropiadamente el "espacio" intersesiones. Autorregistros, asignación graduada de tareas, etc., ponen al paciente en acción, más allá de la sesión misma de psicoterapia. Es así como, en la multitudinaria y relevante "Conferencia sobre la Evolución de la Psicoterapia" organizada por la Erickson Foundation (Anaheim, 2005), destacados psicoterapeutas de diversas orientaciones confluyeron en que aumenta la tendencia a utilizar los recursos del paciente, entre sesión y sesión, para realizar los ejercicios terapéuticos. Se han desarrollado técnicas para asignar tareas entre sesiones, algunas de las cuales son tan o más importantes que la sesión misma. Para perfilar esas tareas, se vienen desarrollando textos y material audiovisual específicos.
Un territorio de especial fortaleza de la psicoterapia, se refiere al desarrollo de técnicas específicas, aplicables preferentemente a la superación de síntomas. Es así como diversas técnicas – tales como la exposición "in vivo", el ensayo conductual, el diálogo de sillas, diversas líneas de meditación, etc. – , han venido mostrando un poder de cambio potente que excede con creces al efecto placebo (Barlow, 1988; Roberts, 1997; Emmelkamp, 2004).
Otra línea emergente – de fortaleza potencial – se relaciona con el tema de las terapias "empíricamente validadas". Recientemente, la APA ha venido patrocinando una identificación de aquellas intervenciones psicológicas que presentan apoyo empírico. La razón es aportar información guiadora a los psicólogos clínicos, a los programas de entrenamiento, y a los "consumidores". A estas razones habría que agregar la presión de las compañías de seguros de salud, las que no están dispuestas a financiar "cualquier cosa"; es así como están exigiendo – cada vez más – respaldos empíricos… antes de financiar un determinado tratamiento psicológico.
Es así que la APA ha venido elaborando una lista de aquellas intervenciones psicoterapéuticas que documentan respaldo empírico en desajustes psicológicos específicos. Un grupo de expertos – de diversas orientaciones teóricas – ha sido asignado para determinar el grado de respaldo empírico que posee cada intervención o enfoque. Entre estos expertos están Chambless et al., Spirito, Roth y Fonagy, Lonigan y Elbert, Gatz et al., Wilson y Gil, Nathan y Gorman, etc. Bien llevado, este proceso puede resultar extremadamente aportativo; mal llevado, representa importantes riesgos.
Lo positivo de esto pareciera relacionarse con ir transparentando quién es quién, y qué estatura tiene cada enfoque, a la luz de la investigación. Al parecer, cada vez será más difícil proponer – y el llevar a la práctica clínica "cualquier cosa" – . A su vez, esto incentiva la investigación. Y las "listas" de tratamientos empíricamente validados se pueden ir actualizando permanentemente. En el fondo, el proceso involucra una fuerte presión a que todos los enfoques evalúen sus resultados a la luz de la investigación.
Lo riesgoso de todo esto, se relaciona con los múltiples intereses en juego; intereses que pueden generar a su vez un sinnúmero de sesgos, adicionales a los ya existentes. De un modo intencional o involuntario, cada enfoque puede generar investigaciones que arrojen resultados "convenientes", al autoservicio; investigaciones destinadas fundamentalmente a mostrar datos que favorecen a un determinado enfoque en cuestión. Por otra parte, muchísimos enfoques no han sido investigados; lo cual no significa necesariamente que carezcan de méritos. Esto ha llevado a algunos a considerar que la confección de estas "listas" podría ser prematuro: "El actual interés en generar listas de terapias ‘empíricamente respaldadas’, para desajustes específicos, es controversial y desorientador. Invocar terapias empíricamente respaldadas como preferibles o superiores a otros tratamientos sería prematuro. No solo es poco práctico en el entorno actual; además se carece de la investigación de respaldo. Una invocación en este nivel no está apoyada ni por evidencias pasadas ni por evidencias actuales" (Lambert y Ogles, 2004, p. 180).
Desde mi punto de vista, esperar a que todos los enfoques estén "listos", a que existan evidencias serias, en relación a los méritos o deméritos de cada uno de los cientos de enfoques… nos condenaría a una espera que la propia Penélope rehusaría. Mejor me parece ir comenzando ya; en un proceso gradual, inicialmente más exploratorio, el cual se podría ir tornando más taxativo con el paso del tiempo. Por ahora, de lo que se trata es de avanzar con decisión y buen criterio. En palabras de Dianne Chambless, una de las principales evaluadoras del respaldo empírico de las terapias: "No todos los tratamientos han sido revisados y nueva evidencia para los tratamientos emerge mensualmente" (2005, p. 184).
Finalmente, se hace necesario abordar el tema de los resultados terapéuticos. La investigación confluye en torno a la conclusión que – en los grandes números – asistir a psicoterapia aporta más que el no hacerlo: "Al final del tratamiento, el promedio de las personas tratadas está mejor que el 80% de las personas no tratadas" (Lambert y Ogles, 2004, p. 140). Esta importante conclusión viene a ratificar hallazgos similares que se han mantenido consistentes a través del tiempo (Bergin y Lambert, 1978; Toksoz, Byram y Karasu, 1984, etc.). Y, más recientemente, las evidencias que respaldan el aporte de la psicoterapia llevan a Lambert (2004) a concluir que: "Para los pacientes que comienzan la terapia en el rango disfuncional, se puede esperar que el 50% logre un cambio clínicamente significativo, luego de 21 sesiones de psicoterapia. Sobre 50 sesiones son requeridas para que el 75% de los pacientes alcancen ese nivel de cambio" (p. 180).
En relación con el efecto placebo, el tema dista de estar zanjado. Hallazgos recientes permiten estimar el efecto placebo en alrededor del 50% del efecto de la psicoterapia (Lambert y Archer, 2006).
Una línea de hallazgos, más bien recientes, nos está aportando "luces" de la mayor relevancia. Se trata de datos provenientes de estudios realizados con neuroimágenes… en el ámbito del sistema límbico de los pacientes. Es así como ciertos perfiles y características específicas – del sistema límbico de pacientes depresivos – pueden ser identificadas y utilizadas como predictoras de un mayor éxito psicoterapéutico; o bien como predictoras de un mayor éxito farmacoterapéutico, según el caso. Es decir,, facilita una predicción, y una decisión clínica, acerca de cuándo es mejor optar por una farmacoterapia y cuándo por una psicoterapia; y cuándo por una combinación de ambas. Adicionalmente, al interior de la propia farmacoterapia, está siendo posible identificar qué fármacos funcionarán mejor en qué perfiles límbicos (McGraith et al., 2013).
Desde las neuroimágenes, también, nos llega la información que los procesos terapéuticos "exitosos" dejan una huella perceptible en el cerebro (Silva, 2004). Un significativo respaldo al accionar de la psicoterapia.
En suma, las fortalezas de la psicoterapia no son