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falta de dinero es un problema, y solidarizarnos con ellos; y para sentir cuándo la falta de dinero es fuente de libertad ante este dueño terrible.

      Estas tres actitudes nos liberan: somos más libres para trabajar en lo que nos motiva profundamente; somos más libres para elegir un ocio humanizador, y somos más libres para ser amigos de quien sea, ricos o pobres.

      Querido Pablo: ¡ojalá nunca creas que eres señor del dinero!

      * * *

      Todo hombre fielmente servido vela por el bien de su servidor; pero las pasiones solo reservan a quienes las sirven la desgracia mayor (SHANTIDEVA, La marcha hacia la luz IV, 33).

      Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios. [...] A los hombres les es imposible, pero no para Dios, porque Dios lo puede todo (Mc 10,25-27).

      Hace mucho tiempo había dos hombres que caminaban juntos, uno que era extremadamente rico y el otro que era extremadamente pobre. Alguien comentó:

      –Esos dos hombres se han hecho amigos íntimos.

      Al oír esto, Dou-fa-de [célebre sabio de la antigüedad] replicó:

      –Si de verdad es así, ¿por qué uno es rico y el otro pobre?

      Es decir: todas las posesiones de los amigos se deben poseer en común (MATTEO RICCI, Sobre la amistad. Cien máximas para un príncipe chino 95).

      * * *

      • ¿En qué ámbitos de mi vida el dinero es un sirviente maravilloso? ¿En qué otros se convierte en un dueño terrible?

      • ¿En qué actividades concretas disfruto o veo a los demás disfrutar gratis?

      • ¿Con qué personas pobres suelo cruzarme en la vida ordinaria? ¿Cómo puedo hacerlas amigas mías?

      9

      EL ILUSIONISTA Y LA MÉDIUM

      Cuando miro un cielo sereno y estrellado por la noche, o el paisaje desde una cima, o un trozo de costa en un día apacible, ¿qué sentimientos emergen desde el fondo de mi ser? ¿Qué significados pueden tener esos sentimientos?

      Estas preguntas pueden encontrar pistas de respuesta en una de las escenas centrales de la película de Woody Allen Magia a la luz de la luna (2014). En esta escena, la pareja protagonista (Stanley y Sophie) se refugia de una tormenta de verano en la Costa Azul, en un observatorio astronómico. Después de la tormenta, en plena noche, Stanley abre parte de la cúpula del telescopio y aparecen la luna y algunas estrellas. Entonces los dos protagonistas comparten sus miradas al cielo nocturno y al universo.

      Stanley es un británico de mediana edad, culto, de clase alta, profesional internacional del ilusionismo. Sin embargo, al principio de la película, un psiquiatra le ha calificado como un hombre con una infancia triste, muy infeliz, un perfecto depresivo que lo sublima todo en su profesión de ilusionista. En varias escenas se le ve reprimiendo sus sentimientos y declarando que no cree ni en un «mundo metafísico» ni en un «mundo de los espíritus». Piensa que la mayoría de la humanidad son «unos desesperados que se aferran a tener esperanza en un mundo que no ofrece ninguna esperanza». Pero la suma de su carácter y de las ideas de superhombre científico y desesperanzado hace de él un insomne crónico.

      De hecho, Stanley ha viajado a la Costa Azul para desenmascarar los supuestos engaños de Sophie, que es médium y vidente. Sophie es una jovencita de un pueblo de Michigan, inculta pero muy intuitiva, que intenta ascender socialmente «dando esperanza» a gente rica y desconsolada por medio de sesiones de espiritismo.

      Cuando se abre la cúpula y aparece la noche estrellada, Sophie dice que en ese momento el universo le parece «bastante romántico». Stanley afirma que de pequeño el universo le parecía «amenazante». Pero reconoce que la compañía de Sophie –inculta, ingenua y sentimental– hace que se disipe ese sentimiento de amenaza: de hecho, momentos después de esta conversación se duerme plácidamente.

      Stanley se puede considerar exponente de una mentalidad común en sociedades modernas, según la cual la ciencia demuestra que no existe nada más allá de lo sensible. Sin embargo, lo que hace la ciencia propiamente es descubrir leyes que relacionan causalmente diversos fenómenos (sensibles), sin preguntarse por el significado ultrasensible de la realidad. Y así no nos puede decir si la realidad es, en su última profundidad, amenazante o romántica. Los debates en relación con temas como el significado último del mundo y la realidad, el mundo espiritual o la esperanza están abiertos a otras aproximaciones como la poesía, el arte, la música, la literatura o las religiones. Y en estos campos Woody Allen nos sugiere que las psicologías y las historias personales de quienes argumentan entran poderosamente en juego. Y sugiere que Sophie (el nombre significa etimológicamente «sabiduría»), por muy inculta que sea, tiene una salud mental mejor que la de Stanley.

      Probablemente, todos tenemos momentos en que los argumentos de Stanley afectan a nuestros sentimientos ante una escena natural sugerente; y momentos en que la ingenuidad y la confianza de Sophie nos invaden.

      * * *

      –Adiós –dijo el zorro–. Aquí tienes mi secreto. Es muy sencillo: solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

      –Lo esencial es invisible a los ojos –repitió el Principito para acordarse. [...]

      –Los hombres han olvidado esta verdad –dijo el zorro–. Tú no debes olvidar. Te hace responsable para siempre de lo que has domesticado. Te hace responsable de tu rosa... (A. DE SAINT-EXUPÉRY, El Principito XXII).

      La galerna y el rayo, la ventisca y la tormenta,

      sobre el ancho terruño la han combatido a ras.

      –La flor de la esperanza, minúscula y tenaz,

      color de nuestros sueños, únicamente aguanta–.

      (MÀRIUS TORRES, Llibre tercer [Libro tercero], n. 33)

      Por muy maduro que sea un hombre, le tendrán por nadie si le falta la sabiduría que viene de Ti (Sab 9,6).

      * * *

      • ¿Qué actitudes, prácticas, ideas o personas me transmiten el sentimiento de amenaza fundamental o me quitan el sueño? ¿Qué otras me transmiten paz y me ayudan a dormir bien?

      • ¿En qué situaciones, y bajo qué roles, transmito alegría de vivir y ayudo a los demás a dormir bien? ¿En qué otras transmito amenaza y quito el sueño a los demás?

      • La paz interior, ¿es un criterio que vale la pena considerar a la hora de escoger actitudes, prácticas, ideas o personas que orienten mi vida?

      10

      PASAR POR EL TUBO

      Cuando éramos jóvenes jesuitas en formación, Ramón, uno de nuestros formadores, solía sugerirnos un camino más bien incómodo para madurar como personas y como jesuitas. Decía: «Las personas solo maduramos cuando pasamos por el tubo». Pero añadía dos condiciones:

      1) Cuando pasamos por un tubo que nosotros no hemos elegido.

      2) Cuando pasamos por dentro del tubo, no paseándonos hábilmente por encima de él.

      Su «pasar por el tubo» significaba aceptar afrontar retos vitales que no hemos elegido; y además afrontarlos a fondo. Ejemplos de pasar por el tubo que nos pueden hacer madurar son: aceptar una limitación de salud propia; trabajar con una persona con la que no me entiendo espontáneamente, y hacerlo eficientemente; hacer trabajos que no me apetecen o que no conllevan reconocimiento por parte de los demás; acompañar a personas que sufren, y para las que soy insustituible; vivir

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