Скачать книгу

seguían retumbando en mis oídos. Él estaba equivocado. Iba a lograrlo, y la composición no tendría nada que ver con eso. Pero, quizás escribiría una canción, ¡solo para decir que podía hacerlo! No porque alguna vez lo necesitara.

      Tomé varias hojas en blanco, un lápiz y me senté en el piso frente a mi estéreo. Hojeé algunos folletos de CD, mirando las letras de pasada. Podía hacer esto; sería fácil. Puse un poco de música suave de fondo, y comencé a escribir. Las palabras fluían, y antes de darme cuenta tenía docenas de páginas de historias rodeándome.

      Durante las siguientes semanas, perfeccioné varias de las historias, convirtiéndolas en estrofas, un coro y un puente. Entonces, tuve que preguntarme: “¿Qué voy a hacer con la música?”

      Había estado tocando el piano y escribiendo melodías originales por varios años; pero nunca se me había ocurrido conectar las dos cosas. La música en mis dedos había permanecido dormida, desconectada de la composición por varios años. Hasta el momento en que la necesité.

      Mientras tanto, mi padre estaba tan determinado como yo a probar que ese hombre estaba equivocado y que las puertas del estudio no permanecerían cerradas permanentemente. Había comenzado a hablar con el productor del Estudio B y había hecho los arreglos para una sesión de dos días para escribir canciones y grabar.

      Esta vez, los tres entramos en el estudio; nadie quedaría afuera, en caso de que las cosas no salieran como esperábamos. El estudio era más chico, menos impactante y con menos madera; pero el ambiente era cálido y acogedor. El productor del Estudio B era, definitivamente, un músico: un suéter de lana, cabello desordenado, ironía y un poco de torpeza.

      –¡Qué voz única! Tienes un tono muy distintivo.

      Yo estaba tras el micrófono en la fría habitación, detrás del vidrio que me separaba de la tibia habitación de control. No tenía idea de qué significaba su comentario, pero asumí que debía ser algo bueno.

      Dos días después, teníamos tres canciones que habían sido escritas y grabadas. ¡Mi demo estaba terminado! Nos estábamos sintiendo bastante bien con lo que habíamos hecho. Misión cumplida. Al retirarnos del hotel, mi padre tuvo una idea:

      –Creo que debiéramos tomar un video en el que estés cantando y tocando el piano, así podemos incluirlo con el demo. Y creo que conozco el lugar perfecto.

      Sonaba como una gran idea... hasta que llegamos a la exposición de pianos de cola y mi padre declaró:

      –¡Aquí estamos!

      –¿Estás hablando en serio? ¿Quieres que cante y toque el piano, mientras tú grabas un video aquí?

      Mi madre tenía la video grabadora en la mano pero, claramente, estaba de mi lado de la discusión.

      –¿Dónde más piensas que vas a encontrar un hermoso piano de cola y este tipo de acústica? Confía en mí –respondió mi padre, con toda confianza.

      Salí del automóvil con muchas reservas; mi madre y yo nos quedamos bastante atrás, mientras mi padre entraba y comenzaba a hablar con el dueño.

      –¡Todo está listo! Podemos grabar todo lo que queramos –exclamó, al acercarse a nosotras.

      Sabiendo que este video posiblemente ayudaría al avance de mi carrera, dejé de lado mi vergüenza y me senté en el piano de cola negro más hermoso que encontré. Ignorando las pocas personas que estaban recorriendo el negocio, comencé a cantar.

      El baile de la escuela

      ¡Finalmente! Me habían permitido asistir a mi primer baile escolar. Todavía estaba yendo a la escuela pública porque, simplemente, no había suficientes cosas que mi padre pudiera hacer como para dejar de ir.

      Al entrar en los pasillos, noté que el comité de actividades sociales estaba poniendo pósteres. Era un baile en video, y algo llamó mi atención inmediatamente: ‘N Sync. ¿Quiénes eran esos jóvenes en el póster y por qué no estaban allí los ­Backstreet Boys? Me acerqué rápidamente para verlo más claridad y descubrir quiénes eran esos impostores. Noté el nombre de una empresa al final del póster: Trans Continental Records. Lo escribí, y juré descubrir quiénes eran.

      Cuando terminó el baile, solo podía pensar en este nuevo grupo. Con la grabación de su promoción en la mano, volví a casa y fui directamente a la computadora.

      Sí, sabía que había visto ese nombre antes. Trans Continental Records era la misma empresa que aparecía en el CD de los Backstreet Boys. ¡Esa era la empresa que tenía que estar buscando! Luego de algunas horas recabando información en la computadora, descubrí el dato. La empresa tenía su sede en Orlando, Florida. ¡Tenía que ir a Orlando!

      Al día siguiente, bajé las escaleras casi corriendo. Olviden a Suecia, ¡esto era gigante, la posibilidad más grande!

      –¡Mamá, papá, lo encontré! La compañía en la que están los Backstreet Boys y este nuevo grupo, ‘N Sync. ¡Es en Orlando!

      Ellos sabían lo que estaba por decirles, con el papel en la mano, la información escrita... ¡Este era mi “boleto de oro”!

      –Tienen un número de teléfono. ¡Tienes que llamarlos!

      Mi padre tomó el papel, hizo algunas preguntas, lo discutimos por un momento, y tomó el teléfono, diciendo:

      –Creo que vale la pena intentarlo.

      Subió las escaleras con el teléfono en la mano, y comenzó a pasar lentamente uno de los momentos más largos de mi vida.

      Cuando finalmente volvió a aparecer, papá informó:

      –¡Están interesados en tu demo y quieren que lo mandemos!

      ¡No lo podía creer!

      La invitación

      Tomamos algunas fotos contra la pared blanca de nuestra sala de estar, escribimos una biografía y mandamos el paquete. Pensamos que sería seguro mandar copias a todos los sellos discográficos importantes de Canadá, además de a Trans Continental, en Orlando. Había experimentado el interés de sellos discográficos cristianos en pequeña escala hacía unos años, pero había tomado la decisión de que podía tener una mayor influencia en la música pop.

      Pasaron unas semanas antes de que comenzara a suceder: cartas en el correo de los sellos discográficos más grandes. “Gracias por tu interés. En este momento no estamos buscando artistas en tu género, y vamos a tener que pasar”. Todas las respuestas habían llegado. Todos me habían rechazado, con la excepción de Trans Continental, de la que no habíamos recibido nada.

      –Papá, creo que deberías llamarlos –le sugerí, finalmente.

      –Bueno, puede ser más de lo mismo. Pero, quizá valga la pena ver si recibieron tu demo.

      Nuevamente, desapareció con el teléfono. Yo esperaba, con el estómago lleno de nudos. Esta era mi última oportunidad; y honestamente, la única que realmente quería. Era la compañía de mis sueños.

      Podía ver la emoción en el rostro de mi padre mientras bajaba las escaleras. Algo bueno había sucedido. Mi madre y yo nos acercamos, animándolo a contarnos las noticias.

      –¡Recibieron el paquete! ¡Les gusta el demo! ¡Creen que eres genial! ¡Y nos invitaron a ir a Orlando a encontrarnos con ellos, para un gran concierto a beneficio que estarán haciendo el fin de semana que viene!

      ¡Comencé a gritar de alegría, saltando de emoción por la toda habitación! ¡Esto era real!

      Y entonces mi mamá nos bajó a la realidad:

      –No podemos ir a Florida. No tenemos dinero suficiente para el viaje.

      Y con esa frase, la celebración llegó a un abrupto final. ¿A qué se refería con que no teníamos suficiente dinero? ¡Este

Скачать книгу