Скачать книгу

implica este compromiso para la Universidad de La Salle? Esto da tema para muchos análisis y para otros estudios.

      Atribuirlo todo a Dios

      Descartada toda forma de determinismo y de quietismo, este principio invita, ante todo, a descubrir el plan de Dios en todas las cosas y en todos los acontecimientos. El plan de Dios es plan de creación y de renovación continua de la naturaleza y de la historia, siguiendo como modelo a la persona de Cristo, hasta lograr la recapitulación de todas las cosas en Él; plan que pide el concurso activo de los hombres, especialmente de los cristianos (a través de la ciencia, de la tecnología, de la administración y de la creación de la cultura), para manifestar toda su magnitud: “Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios. Porque las criaturas fueron sujetas a vanidad, no de grado, sino por causa del que las sujetó con esperanza”. “También las mismas criaturas serán liberadas de la servidumbre de la corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios”.{33}

      Plan libertador de los hombres, de la sociedad y de la historia, razón por la cual, los hermanos Sauvage y Campos conciben que el espíritu de fe significa “ingresar toda la persona en el pensamiento del ‘designio de Dios’ y comprometerse en la historia para contribuir cuanto se pueda al advenimiento del sentido divino del hombre y del mundo, comprometerse en el mundo, sufrir parte del mundo para que los pobres puedan lograr la libertad filial, para que puedan integrarse a la familia humana, para que puedan vivir con esperanza”.{34}

      Atribuirlo todo a Dios es identificar y reconocer su poder creador, renovador y liberador, a través de las cosas y de los acontecimientos, como también reconocer sus señales e insinuaciones a través de la fatiga, del sufrimiento y de las contradicciones que acompañan al esfuerzo del hombre por lograr su propia superación, la de su sociedad y la de la historia. Atribuirlo todo a Dios es confiar en Él y, a partir de Él, creer en el futuro y proyectarlo con esperanza, no obstante las ambigüedades e incertidumbres del presente.

      Atribuirlo todo a Dios es “mantener el ritmo” en el compromiso universitario, sin prisa y sin pausa, a través —incluso— de los obstáculos y fracasos, con realismo y sin actitud triunfalista. En sus meditaciones para el tiempo de retiro, de La Salle enseña que las Escuelas Cristianas son obras queridas por Dios,{35} lo cual quiere decir que también la Universidad hay que verla dentro del plan de Dios y actuar en consecuencia.

      La investigación lasallista

      La investigación, como toda actividad humana, se realiza dentro de un contexto y en un determinado nivel histórico. El contexto que nos ha correspondido es el contexto sociocultural colombiano, en el medio universitario y a la altura de los tiempos, el de las dos últimas décadas del siglo XX. El contexto nos presenta un conjunto de posibilidades negativas —dificultades—, que proceden básicamente de las condiciones inherentes a nuestro atraso, pero también un conjunto de posibilidades positivas —facilidades—, que proceden a la vez de la inteligencia que nos ha dado el Creador y de nuestra condición de país en proceso de maduración, donde “todo está por hacer”.

      Igualmente, el nivel histórico desde el que adelantamos nuestro actual proceso investigativo nos permite apropiarnos de posibilidades que antes eran desconocidas (como, por ejemplo, el mundo de la informática); entre esas posibilidades viene muy al caso la manera actual de concebir la ciencia y la investigación, después de más de un siglo de desarrollo de las ciencias naturales y sociales, y de un poco menos de positivismo, fenomenología, teoría crítica y hermenéutica.

      En efecto, hoy se reconocen como legítimas las distintas formas de conocimiento humano: artístico, poético, filosófico, religioso, científico y, dentro de la ciencia, se acepta la variedad en cuanto a métodos de conocimiento y tipos de investigación, es decir, no se absolutiza un solo tipo de ciencia (la positiva) ni un solo tipo de método (el experimental o el cuantitativo).

      Por otra parte, en cuanto a la investigación, se ha establecido claramente la correlación íntima que exige entre actitudes adecuadas, métodos, técnicas y recursos, sin que se pierda, sin embargo, el orden de importancia entre los tres: para que haya investigación, lo esencial es la actitud inquisitiva del espíritu,{36} después vienen los métodos y luego los recursos.

      Etimológicamente, la investigación se ha definido como “ir detrás de la huella” o del vestigio (in-vestigium-ire) y es una actitud que acompaña al conocimiento humano en general. Este, por su parte, se define actualmente, en forma específica, como la marcha de la razón hacia el fundamento de la realidad.37 La investigación es, así, “dedicación a la realidad verdadera” y dedicación es entrega, consagración.{38}

      La marcha de la razón hacia la realidad supone varias cosas: por una parte, la presencia y la identificación de lo real; pero, por otra, supone una razón y una razón “en marcha” hacia la realidad. La simple constatación de lo real es un paso en la dedicación a la realidad, pero aún no es conocimiento. Se le llama, más bien, intelección de lo real, y es la base para que se dé el conocimiento.

      El conocimiento es marcha, precisamente porque es “ir detrás de la huella”, es investigación; es racional por ser inquisitivo, pero a la vez por ser “mesurado”, controlado, y va hacia el fundamento de la realidad, es decir, va de la “constatación” o impresión inicial de la realidad hacia su fundamento (sea este causa, razón o principio).

      Esa marcha lleva un “camino” o “hace un camino” a través de la realidad misma, por lo tanto, implica un método, mas no como un conjunto de reglas “a priori”, sino como un camino dentro de la misma realidad, que surge de esta misma; camino que va desde el establecimiento de un sistema de referencias, pasando por un esbozo de posibilidades de fundamentación, hasta la determinación del fundamento que posibilita la realidad investigativa (experiencia o “probación de realidad”).

      Pero dentro del conocimiento hay un modo especial: el conocimiento científico. Este, además de ser racional (inquiriente y mesurado) y metódico, es estructurado (sistemático) y verificable. Y en esta última característica ha sido donde tradicionalmente se ha dado la mayor disputa acerca del estatuto de cientificidad de los acontecimientos y de la investigación. La verificabilidad es la aproximación a la realidad que, de hecho, logra el conocimiento; pero la realidad es de suyo abierta e inagotable y, por ello, ninguna verificación es definitiva. Además, la verificación o “probación de realidad” puede hacerse según cuatro formas, de acuerdo con el tipo de realidad de que se trate: experimentación (verificación fáctica en que se manipula la realidad); comprobación (verificación lógica); conformación (identificación o congruencia de una persona con su plan de vida o de un grupo con su ideal de vida en común); y compenetración, o sea la empatía, o comprensión de la experiencia de los otros. Quizás no todas las cuatro formas de experiencia sean “científicas”, pero se dan en el quehacer científico, son racionales y válidas. En suma, la ciencia es hoy, como la realidad misma, abierta, plural y flexible.

      Las capacidades que nos ofrece nuestro nivel histórico abren, pues, un amplio espectro de posibilidades para la investigación lasallista en la Universidad, investigación que, por razón de la naturaleza misma de la institución, deberá ser preferencialmente científica, pero no exclusivamente científica; investigación que permite —de todas maneras— buscar el conocimiento del lasallismo en toda su riqueza y amplitud, y buscarlo de diversos modos, aunque siempre en forma legítima y válida, de acuerdo con la propia realidad y con la verdad.

      Dentro de estos criterios, el CILA ha definido como “investigación lasallista”: aquella que tiene por objeto el conocimiento de la vida, del pensamiento y de la trascendencia de san Juan Bautista De la Salle, o aquella que se oriente al conocimiento de la trayectoria y quehacer del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas; de la vida, obras y pensamiento de sus exponentes; y también la que pretende la interpretación y aplicación del pensamiento lasallista, en toda su gama de posibilidades, al presente y al futuro de la sociedad. Caben también, aunque en forma indirecta, los “aportes” que el lasallismo ha hecho o hace a la ciencia y al conocimiento.

      De esta manera, el CILA contribuye a la realización del principio según

Скачать книгу