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y la existencia de múltiples incertidumbres. La vieja planificación rígida ha dejado de ser viable y se reafirman metodologías para una flexible planificación situacional y un análisis de situaciones y escenarios para proyectar los futuribles. Este nuevo contexto hace a la reflexión y al análisis de las grandes macrotendencias de la educación superior un elemento determinante para la actuación y la formulación de políticas en los escenarios universitarios, y sobre cómo ellas deben focalizarse en el complejo proceso de reformarse para convivir y sobrevivir en la incertidumbre del futuro que caracteriza a la nueva sociedad del conocimiento que se está construyendo a escala mundial.

      En este marco de la incertidumbre estructural, es claro que nadie puede predecir el futuro con certeza. Sin embargo, nuestro estudio, al analizar separadamente casi veinte variables y su integración en seis agrupamientos, se focaliza en develar la existencia de diversas tendencias muy marcadas de la educación superior que se derivan tanto de las propias tendencias históricas y de la tradición del pasado como de los nuevos escenarios que se derivan de las tecnologías, las políticas públicas y la multiplicidad de demandas y desafíos que las sociedades están presentando a los sistemas educativos y que estos están pretendiendo responder. Son tendencias que con sus matices se están presentando a escala mundial y sobre los cuales las diversas sociedades de América Latina están reaccionando con sus propias diferencias y matices. De la forma como los países y la propia región respondan a estos desafíos, se determinará en parte el rol y el grado de inserción de nuestras naciones en la sociedad digital del conocimiento, y en la capacidad de responder a las complejas demandas sociales sobre la educación con instituciones pertinentes de calidad.

      El presente libro, resultado de la investigación sobre las tendencias universitarias, se desarrolló como un ejercicio de proyección de cada una de las variables seleccionadas en su recorrido futuro, intentando desentrañar las claves propias de su funcionamiento, sus motores internos y sus contradicciones más significativas, sobre la base de un enfoque que coloca el actual momento como parte de cambios educativos asociados a la nueva economía global de la sociedad de la información en red. En nuestro análisis, el pasado es visto como espacio continuo, donde las huellas de su historia se proyectan sin duda en el futuro; sin embargo, esas fuerzas no logran imponer totalmente los cambios y las nuevas realidades. Son estas fuerzas, tanto restrictivas a los cambios como otras veces incentivadoras de dichos cambios, espacios para construir soluciones. Sin embargo, en general actúan sobre las variables como un factor de resistencia, propendiendo al mantenimiento del status quo y a la conservación de las tradiciones del pasado, como lo concibe la lógica de los paradigmas.

      La conclusión de nuestra investigación es la reafirmación de que estamos en la mitad de cambios sociológicos de una enorme dimensión en la educación superior, asociados al nuevo modelo de la sociedad del conocimiento digital. El primer supuesto, que es al mismo tiempo conclusión, es la creciente deselitización de la educación superior como derivación de la continua expansión de la demanda, que se asienta en los movimientos demográficos de la población y en la democratización de la sociedad, y cuyos ejes de acciones asociadas a las estrategias de sobrevivencia de los hogares derivan del presupuesto en el largo plazo, del mantenimiento de los esquemas que asocian el estudio a los ingresos salariales de acuerdo a las fórmulas de Mincer y a la teoría del capital humano. En ellas se insertan las tendencias a la feminización de la cobertura, apoyadas además en movimientos sociológicos y políticos de continuación de los procesos de democratización de las sociedades y del incremento de la participación de la mujer en los mercados laborales y en la población económicamente activa. No es solo una derivación de nuevas demandas de mercados laborales crecientemente competitivos, sino de un cambio en cómo la gente ve la relación entre sus perspectivas futuras y el conocimiento. Es una realidad que está golpeando las restricciones de acceso e incentivando una mayor diferenciación institucional.

      Decíamos que el estudio de las diversas tendencias nos ha llevado a la conclusión de que estamos frente a un complejo y enorme proceso de transformaciones de la educación superior. Son cambios en sus tendencias históricas, con un quiebre que prefigura cambios sociales de una amplia dimensión. Por eso hemos querido utilizar “neologismos” como vocablos asociados al cambio para definir los nuevos escenarios. Sin duda, también, para poner en el debate académico conceptos polémicos que ciertamente contribuirán a una mayor discusión sobre los escenarios futuros de la educación superior y, por ende, sobre las políticas públicas. La conclusión es que estamos frente a una deselitización de la educación superior —derivada de la tendencia a la masificación de la cobertura, de la tendencia a la feminización de la matrícula, de una tendencia a la diferenciación (deshomogenización)—; derivado de la diferenciación institucional, de la tendencia a la fragmentación institucional, a la complejización de las universidades y a la flexibilización de las estructuras curriculares, así como de una tendencia a la desautonomización, derivado de la tendencia a las regulaciones gubernamentales, la tendencia al establecimiento de sistemas de aseguramiento de la calidad, a la articulación sistémica de la educación superior y al ingreso y crecimiento de regulaciones internacionales. Asimismo, de una tendencia a la desnacionalización derivada de la tendencia a la internacionalización de las ofertas y las demandas, a la postgraduarización internacional de los procesos de enseñanza especializada y a regulaciones internacionales que fijan los patámetros de la movilidad y el reconocimiento de las certificaciones. En adición, visualizamos una tendencia a la virtualización o a una despresencialización, derivada de tendencia a la transformación de las industrias culturales en industrias educativas con la digitalización, y de la expansión de las tecnologías digitales. Y por último, de una tendencia a la mercantilización (o a una desgratuitarización de la educación superior) derivada de los incrementos de los costos educativos, de las tendencias a la privatización de dichos costos, de la propia diversificación de las fuentes financieras y de la propietarización de la investigación asociado a la creciente rentabilización comercial de los conocimientos aplicados.

      1- De Jouvenel, H. (2004). Invitation à la prospective. París: Futuribles.

      2- Miklos, T. y Tello, M. E. (2005). Planeación prospectiva: una estrategia para el diseño del futuro. México: Limusa.

CONTEXTO La nueva educación en la sociedad del conocimiento

       La nueva educación en la sociedad del conocimiento

       1. El cambio tecnológico y el nuevo paradigma societario. 2. Las transformaciones de los mercados laborales. 3. El nuevo rol del conocimiento. 4. La gestación de una nueva educación. 5. Las nuevas universidades de la sociedad del conocimiento.

      Las sociedades contemporáneas están en el clivaje histórico dados los cambios en la base tecnológica de los procesos de producción, distribución, intercambio y consumo; la globalización de los mercados y la expansión, renovación y obsolescencia de conocimientos. Decenas de autores han teorizado sobre la aparición de una nueva fase de la historia, caracterizada por una sociedad que crece motorizada por el conocimiento, que es de carácter global, y que transforma las bases tradicionales del trabajo y las formas anteriores de producción por la incorporación de lógicas digitales. Cada uno la llama de una forma distinta: sociedad de la información, del conocimiento, tecnotrónica, postindustrial, en red, digital, intangible, del infocapitalismo, del capitalismo tardío, aldea global, tercera ola, etc. Todos coinciden en la existencia de algún punto de inflexión con el anterior modelo dominante social, económico y tecnológico, que ha comenzado a gestar una nueva dinámica societaria. Se tiende a coincidir en que el nuevo escenario se basa en la irrupción de nuevas tecnologías de base digitales, fundamentalmente de información y comunicación —como la microelectrónica— y en la conformación de un modelo de acumulación donde la creación de valor está asociada a la introducción de conocimientos aplicados en las funciones de producción tradicionales, en una dinámica de innovación permanente resguardada

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