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María Gasull (2005), en el que describe y analiza la dimensión ética de los cuidados de enfermería en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y su relación con el modelo de Watson y Reach. Para ello se efectuaron entrevistas en profundidad a tres enfermeras asistenciales con un mínimo de diez años de ejercicio profesional pertenecientes a los servicios de UCI, Maternidad y Geriatría de dicho hospital. Los criterios de selección de las enfermeras fueron: poseer un gran nivel de conocimientos, profesionalidad y acreditar haber actualizado sus conocimientos mediante cursos de formación continuada. Entre los resultados, podemos destacar los siguientes:

      •Las enfermeras tienen criterios diferentes sobre el respeto de la autonomía de los pacientes.

      •El cuidar en su doble dimensión técnica y humana requiere de un largo aprendizaje y cierto grado de madurez personal y experiencial.

      •Destacan la importancia de la comunicación en la relación enfermera-paciente, aunque no sea verbal.

      •Consideran que la relación con los pacientes ha de tener unos límites y la enfermera ha de mostrar una actitud de escucha y empática.

      •Remarcan la limitación de recursos y de personal.

      •Se cuestionan una ética de máximos al analizar su compromiso con los enfermos.

      Respecto a los constructos éticos, la compasión es el que más dificultades crea a las enfermeras; aunque existe un mayor rechazo al término compasión que a su significado, no siempre se considera necesaria la existencia de la compasión al prestar cuidados.

      Recoge también algunas dificultades para prestar los cuidados de calidad: Algunas de estas dificultades se corresponden con las dificultades analizadas por Watson en su teoría sobre el cuidar. Entre las mismas, menciona en primer lugar cómo los valores sociales imperantes en nuestra sociedad occidental no facilitan las actitudes cuidadoras y humanísticas. Los avances tecnológicos y el posmodernismo incrementan la individualidad y el egoísmo social (Gassull, 2005, p. 38).

      En 2006, Iraburu (2007) diseñó un estudio multicéntrico y transversal mediante una encuesta anónima dirigida al personal médico y de enfermería con el fin de analizar tres aspectos relativos a la confidencialidad: conocimientos, comportamientos y valoraciones personales. Como resultado, cabe destacar que la mayor parte del personal médico y de enfermería sabe cómo definir la intimidad y cómo debe manejarse la información relativa a los pacientes. Sin embargo, muy pocos de los encuestados conocen el ordenamiento jurídico, y un porcentaje mínimo sabe que la ruptura de la confidencialidad puede conllevar penas de cárcel. Este trabajo es la constatación de que unos conocimientos teóricos adecuados no siempre se traducen en prácticas correctas en relación con la confidencialidad. Respecto a los lugares donde se transmite la información, la investigación constata que sigue dándose en los pasillos y también, con frecuencia, en presencia del compañero de habitación.

      En el trabajo de Fidel López (2007) sobre la intimidad de los pacientes percibida por los profesionales sanitarios —que mediante grupos de discusión con profesionales, dieron respuesta a las preguntas ¿qué entienden los profesionales por intimidad?, ¿qué situaciones y factores la comprometen durante la hospitalización del paciente? y ¿cómo creen que se adapta el paciente?—, considera la intimidad como algo muy íntimo que incluye sentimientos, emociones, valores, y que está unido al respeto y a la educación. En cuanto a las situaciones que pueden vulnerar el derecho a la intimidad recoge el trato recibido, el respeto, la actitud de los profesionales, la situación en la que se producen ciertos cuidados —como higiene, eliminación, etc.—, la actitud de los familiares y la arquitectura. Entre las conclusiones destaca que los profesionales son conscientes y sensibles a que el aumento de la calidad de los cuidados pase por respetar a la persona y su intimidad, y que el entorno físico donde se realizan los cuidados de enfermería condiciona enormemente el resultado, por lo que el uso adecuado de las barreras como biombos o cortinas, junto con la empatía y la no mecanización de algunas conductas, llevarían a reducir drásticamente las situaciones en las que se vulnera la intimidad del paciente.

      Un trabajo que analiza la intimidad desde la doble visión de profesionales y pacientes es el publicado por Soldevilla (2008), en el que, mediante un estudio cualitativo realizado a través de grupos focales de opinión, entre sus resultados, destaca que en algunas necesidades no existen distancias entre las percepciones de los profesionales y las preferencias, opiniones y expectativas de los pacientes, pero hay otras en las que estos no solo no se sienten satisfechos, sino que además nos descubren importantes vacíos de intimidad, inadvertidos muchas veces por los profesionales (Soldevila, 2008).

      Otro estudio cualitativo en esa misma línea es « La intimidad del paciente y su familia en el hospital en función de la diversidad cultural: análisis de esta necesidad sentida» (Blanca, 2007) en el que se analizan el significado de la intimidad, la relación con los convivientes en el hospital, factores extrínsecos que determinan la vivencia de la intimidad y factores intrínsecos. El significado de la intimidad en el hospital está influenciado por el espacio físico que rodea al paciente y su familia, por «quiénes» entran a formar parte de ese espacio y por «cómo» entran a formar parte de él. Tras su estudio, llega a la conclusión de que hay una serie de factores extrínsecos al paciente-familia que determinan que el ambiente del hospital sea de tipo favorecedor o desfavorecedor con respecto a la intimidad y que también hay una serie de factores intrínsecos determinantes de esta vivencia como son el nivel de independencia del paciente, la implicación de la familia en los cuidados del enfermo y las experiencias previas de hospitalización. Por último, destaca que «el desarrollo secuencial de las relaciones del paciente-familia con los compañeros de habitación y con los profesionales hace que todo el grupo constituyan al final un núcleo íntimo más amplio» (Blanca, 2007).

      Dentro de las aproximaciones al concepto de cuidado enfermero, cabe destacar un trabajo publicado por Isabel Huércanos (2010) titulado «El cuidado invisible, una dimensión de la profesión enfermera» en el que la autora, a través de un estudio de investigación cualitativo, trata de acercarse al objeto fundamental de la profesión enfermera, el cuidado y, más concretamente, a esa dimensión del cuidado que resulta invisible, que no se mide ni aparece registrado, un cuidado, como dice la autora, que tiene que ver con la dimensión más humana de la enfermería. Destacar como conclusión la recogida en el artículo:

      En relación con los cuidados invisibles elaborados por los profesionales de enfermería, podemos decir que los más destacables han sido el desarrollo de la inventiva para la elaboración de estrategias que contribuyen a cuidar cuando los métodos habituales no surten efecto, el cuidado dirigido a proporcionar bienestar al paciente como es la búsqueda del alivio del sufrimiento a través del cuidado del dolor y el confort. Así mismo, se han revelado cuidados al área emocional para los que enfermeras y auxiliares ponen en marcha habilidades comunicativas, tanto verbales como no verbales (Huércanos, 2010).

      Hipótesis y objetivos

       Hipótesis

      Es posible alcanzar un consenso sobre las competencias que el estudiante de Enfermería debe alcanzar para afrontar el cuidado de lo íntimo del paciente, entendido como un cuidado integrado de los aspectos psíquicos y espirituales dentro de la planificación de cuidados, a través de la concurrencia de un panel de expertos en cuidados enfermeros.

      El cuadro de competencias estará basado en la Orden CIN/2134/2008, por la que se regulan las competencias que deben adquirir los graduados en Enfermería, y en las bases metodológicas del proceso de atención de enfermería.

      El método propuesto, Delphi Modificado Remoto (REMODE), será una técnica eficaz y ágil de negociación que permitirá a los expertos compartir y contrastar sus opiniones para llegar a un consenso sobre la cuestión planteada.

       Objetivos

      Objetivo general: alcanzar un consenso experto sobre un modelo de cuidados de la intimidad en el contexto clínico de la profesión de enfermería.

      En función de lo anterior, desarrollar y alcanzar un consenso experto que defina expresamente las competencias que deberían adquirir los graduados enfermeros durante sus estudios universitarios en nuestro país

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