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Nuevas formas del malestar en la cultura. Vilma Coccoz
Читать онлайн.Название Nuevas formas del malestar en la cultura
Год выпуска 0
isbn 9789878372532
Автор произведения Vilma Coccoz
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Lo contrario a la Causa Freudiana es limitarse computar los muertos y convertirlos en número, sea en los campos de batalla o en los de exterminio. Pero es lo que hace la medicina oficial. Valga un ejemplo actual. La pandemia de corona virus ha dejado una larga estela de sufrimientos y desajustes mentales que se expresan discursivamente y que habrá que ir afrontando individualmente, más allá de las estadísticas de mortandad biológica. El psicoanálisis tiene mucho trabajo por delante.
*- Javier Echeverría hace filosofía. Ha sido profesor universitario (Politécnica de Madrid, Universidad del País Vasco, CSIC e Ikerbasque).
Introducción
La aceleración con la que se están produciendo los cambios en nuestra civilización nos plantea el enorme desafío de estar a la altura de la subjetividad de nuestra época, en la medida en que es a su clamor, manifiesto en síntomas, inhibiciones y angustias, que el psicoanálisis pretende ofrecer una respuesta.
Acorde con sus principios éticos, el empeño del discurso analítico es poder brindar una respuesta singular a cada ser hablante, lo cual supone tomar en cuenta las condiciones reales en las que cada uno afronta su vida, a sabiendas de que ésta se engarza con otras anteriores y, a la vez, se abre a las sorpresas e imprevistos que asoman constantemente reclamando del ser hablante su participación, y donde puede fraguarse su compromiso o su rechazo.
Pero incluso en situaciones tan extremas e inesperadas como es el caso de las guerras, o de experiencias donde la palabra parece ausente como es el caso del autismo, es necesario un lugar donde acudir, donde encontrar una escucha atenta y sin prejuicios que haga posible restaurar el lazo social roto o en peligro, y que demuestra ser tan vital como el aire para nuestra subsistencia.
En multiplicidad de ocasiones y causado por infinidad de motivos el malestar puede aflorar perturbando nuestra existencia y reclamando ser considerado y respetado en su verdadera dimensión, a la que Freud nombró inconsciente, es decir, lo que no sabemos de nosotros mismos y es, a la vez, lo más precioso que tenemos, aunque no siempre sabemos disponer de él para seguir adelante. En esas ocasiones es fundamental poder encontrarse con un analista.
En este libro he intentado ilustrar la diversidad de modos en que los psicoanalistas de orientación lacaniana elaboran sus respuestas a las formas que toma el sufrimiento de la condición humana en los tiempos que vivimos, y en las que se tejen dilemas intemporales con el hilo de las novedades en un vértigo reeditado por la falta de respuestas. Tierra fértil para el pedido de un manual de instrucciones universal, pero también una oportunidad para la creación de soluciones inéditas. Entre ambos caminos, hay que elegir.
Vilma Coccoz
El enigma de la vida y la sexualidad
…él había decidido que nada material, ningún favor, ningún revés de la fortuna, ninguno de los lazos creados por afinidad, sentimiento o tradición, le impediría descifrar, tal y como él lo entendía, el enigma de su propia posición.
James Joyce
“Si nos fuera posible renunciar a nuestra envoltura corporal, y una vez convertidos así en seres sólo de pensamiento, procedentes, por ejemplo, de otro planeta, observar con mirada nueva y exenta de todo prejuicio las cosas terrenas, lo que más extrañaríamos sería, quizá, la existencia de dos sexos que, siendo tan semejantes, evidencian, no obstante, su diversidad con signos manifiestos”. (2) Estas palabras de Freud, escritas en 1908, revelan ser de máxima actualidad: subrayan el carácter enigmático de la sexualidad humana, solicitando una mirada nueva, exenta de prejuicios por parte de los interesados en llevar a cabo un planteamiento verdadero.
El siglo XX se había estrenado con la publicación de “La interpretación de los sueños”, dando a conocer al mundo el descubrimiento del inconsciente e inaugurando la exploración de un territorio de la subjetividad cuyos signos habían sido hasta el momento ignorados o despreciados. El sueño, el lapsus y el chiste, se emparentaban en su estructura de lenguaje con el síntoma diluyéndose así la frontera entre lo normal y lo patológico. Poco tiempo después aparecían los “Tres ensayos para una teoría sexual”; cada uno de ellos crece en su dimensión política y clínica a medida que nuestra mirada se despoja de las anteojeras y consigue apreciar su auténtico valor, desde la toma de posición del discurso analítico del primero, “despatologizando” la homosexualidad, pasando por el segundo, donde se afianza el descubrimiento de la “sexualidad infantil”, hasta el tercero, que trae consigo la valoración justa de la “metamorfosis de la pubertad”, cada uno de esos apartados plagados de novedades no menos que de “oscuridades” e incertidumbres reconocidas por Freud como balizas del camino para una investigación fecunda.
El enigma de la esfinge
Así se titula uno de los apartados del segundo de los “Tres ensayos…” dedicado a “La sexualidad infantil” donde Freud avanza en los descubrimientos que el psicoanálisis ha hecho posible e inaugura un modo diferente de entender y tratar a los niños; en palabras de Miller, no sólo como seres de goce sino como seres de saber, un saber auténtico que merece ser respetado. (3)
Precisamente Freud destaca que la curiosidad infantil no despierta espontáneamente, “intereses prácticos y no sólo teóricos son los que ponen en marcha en el niño la obra de la labor investigadora”. (4) Este “primer y magno problema de la vida” surge bajo el aguijón de la amenaza a sus condiciones de existencia, debida a la aparición real o sospechada de un hermano y el temor a las consecuencias que pueda acarrear tal suceso le llevan a meditar sobre el enigma de la procedencia de los niños; en un principio no se ocupa de la diferencia de los sexos, la cual es aceptada “sin resistencia ni sospecha alguna”. Los niños rehúsan dar crédito a las respuestas de los adultos –que en la época de Freud remitían al cuento de la cigüeña o del estanque, y actualmente recurren a la semillita– aún cuando reciban una ilustración exhaustiva del proceso de gestación. “Sí, sí –replican los pequeños–, pero ¿dónde estaba yo antes de estar en tu tripa?”
La pregunta “¿De dónde vienen los niños?” es una pregunta por la existencia, por el origen del ser en el campo de lo simbólico, del lenguaje, carente de una respuesta universal; Freud la equipara a la incógnita de la esfinge tebana, que según Aristófanes el gramático rezaba así: “Existe sobre la tierra un ser bípedo y cuadrúpedo que tiene una sola voz, y es también trípode. Es el único que cambia su aspecto de cuantos seres se mueven por tierra, aire o mar. Pero, cuando anda apoyado en más pies, entonces la movilidad de sus miembros es mucho más débil”. (5)
El mito refiere que destacados ciudadanos de Tebas habían muerto al fracasar en su intento de dar una respuesta a la pregunta encarnada en ese ser ambiguo (6) hasta que Edipo, maldito aún antes de haber nacido, le habló a la esfinge de este modo: “Escucha, aun cuando no quieras. Musa del mal agüero de los muertos, mi voz que es el fin de tu locura. Te has referido al hombre, que cuando se arrastra por tierra, al principio, nace del vientre de la madre como indefenso cuadrúpedo y, al ser viejo, apoya su bastón como un tercer pie, cargando el cuello doblado por la vejez”. (7)
Lacan nos enseña a ver en la esfinge, hecha de dos cuerpos, una ilustración del decir-a-medias, entre-líneas a través de la cual se proponía al pueblo tebano la pregunta por la verdad, en suspenso hasta ser suprimida por aquél que cayó en la trampa, porque “¿quién sabe qué es el hombre?” (8) No tiene idea de que su respuesta anticipa su propio drama,