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Visión de futuro. Steven Johnson
Читать онлайн.Название Visión de futuro
Год выпуска 0
isbn 9788418531125
Автор произведения Steven Johnson
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
En el atormentado monólogo interior de Lydgate se puede ver una mente que lucha tanto en la fase de mapeo como en la fase predictiva de una decisión difícil: pensando en todas las capas de la decisión y especulando sobre lo que sucederá si toma una decisión en lugar de otra. En su cabeza, al igual que en la lista de pros y contras de Darwin, las dos fases se funden en una sola. Pero resulta que nos va mucho mejor cuando consideramos esos dos tipos de problemas por separado: mapear la decisión y todas sus «presiones encadenadas» y luego predecir los resultados futuros que esas presiones probablemente crearán.
Los escépticos podrían argumentar, no sin razón, que hay algo acerca de las decisiones complejas que fundamentalmente se resiste a las recetas de talla única. Simplemente hay demasiadas variables, interactuando de manera no lineal, para luchar contra ellas en patrones predecibles. La complejidad del problema lo hace singular. Cada decisión a largo plazo es un copo de nieve, o una huella dactilar: única, que nunca se repite, tan diferente de sus semejantes que no podemos clasificarla en categorías de fórmulas. Esta es la posición que el príncipe Andrei de Tolstói adopta en un memorable pasaje de Guerra y paz, desafiando la «ciencia de la guerra» que los generales rusos creen haber dominado. Anticipándose al discurso del premio Nobel de Herbert Simon, el príncipe Andrei pregunta: «¿Qué teoría o ciencia es posible cuando las condiciones y circunstancias son desconocidas y las fuerzas activas no se pueden determinar?».
Tolstói pretendía que la pregunta fuera retórica, pero este libro se puede considerar como un intento de darle una respuesta adecuada a esa pregunta. Parte de la respuesta radica en que la ciencia nos ha dotado de herramientas para percibir mejor los matices de situaciones complejas, herramientas que no existían en la época de Tolstói o Darwin. El hecho de que cada huella dactilar sea única no ha impedido que los científicos comprendan cómo se forman las huellas dactilares o incluso por qué adoptan formas tan impredecibles. Pero el progreso más importante en la ciencia de las huellas dactilares proviene de los avances exponenciales en nuestra capacidad de distinguirlas todas, discerniendo los giros únicos que diferencian la huella de una persona de la de otra. La ciencia no siempre comprime la enorme complejidad del mundo en fórmulas compactas, como los planificadores militares de Tolstói intentaron comprimir el caos del campo de batalla en la «ciencia de la guerra». A veces la ciencia, por el contrario, amplía información, ayudándonos así a captar los detalles de la vida, todos aquellos detalles que podrían escapar a un ojo menos atento. Y, en la medida en que este libro se basa en la investigación científica para la toma de decisiones, se apoya en esa forma de ampliar información, en estudios que nos ayudan a ver más allá de nuestros prejuicios, estereotipos y primeras impresiones.
Pero otra parte de la respuesta a la pregunta del príncipe Andrei implica admitir que tiene algo de razón: lo que la lente científica puede revelar sobre toda la gama de experiencias humanas, ya sea que esas experiencias se desarrollen en el campo de batalla o en una reunión del consejo de un pueblo pequeño en la que se debate a quién elegir para que sea el próximo vicario, tiene sus límites. En esos ambientes, como dijo Tolstói, «todo depende de innumerables condiciones, cuyo significado se hace patente en un momento dado, pero nadie puede saber cuándo llegará ese momento». Una vida humana individual es un cóctel único de casualidad y circunstancias, que se hace aún más complejo cuando se ve embrollado, como siempre ocurre, por otros espíritus. Y cuando se reduce todo eso a la química, hay cosas que se pierden.
Pero como les gusta recordarnos a los economistas conductistas, ya somos propensos, como especie, a todo tipo de simplificaciones. No son solo los científicos. Comprimimos la realidad compleja en una heurística abreviada que a menudo funciona de maravilla en la vida cotidiana para tomar un tipo de decisiones que surgen con mucha frecuencia pero que son de poca importancia. Debido a que somos una especie excepcionalmente inteligente y autorreflexiva, hace tiempo que nos dimos cuenta de que necesitábamos ayuda para superar esos instintos cuando realmente importa. Así que inventamos una herramienta llamada narración de historias. Al principio, algunas de nuestras historias eran aún más reduccionistas que las ciencias: alegorías, parábolas y juegos de moralidad que comprimían el flujo de la vida real hasta llegar a mensajes morales arquetípicos. Pero con el tiempo las historias se volvieron más hábiles para describir la verdadera complejidad de la experiencia vivida, los giros y las presiones encadenadas. Uno de los logros más importantes de ese crecimiento es la novela realista. Esa, por supuesto, es la implicación latente en la pregunta del príncipe Andrei: «innumerables condiciones que se vuelven significativas solo en determinados momentos que son impredecibles» sería muy útil como una descripción tanto de Guerra y paz como de Middlemarch, que podrían considerarse las dos obras más representativas de los cánones realistas. Lo que le da a la novela el tono de veracidad radica precisamente en la forma en que no recorre los surcos esperados, en el modo en que dramatiza todas las fuerzas y variables impredecibles que conforman las opciones a las que los seres humanos se enfrentan en los momentos más significativos de sus vidas. 8
Cuando leemos esas novelas, o biografías de figuras históricas igualmente ricas, no solo nos sirven para entretenernos, sino también para ensayar nuestras propias experiencias en el mundo real. Ante todo, cuando nos enfrentamos a una de las decisiones difíciles de la vida, necesitamos verla en sus propios términos, con ojos nuevos. Para eso contamos con el arte tanto como con la ciencia. Tenemos relatos, novelas realistas, sí, pero también, como veremos, otros géneros de relatos que han sido deliberadamente elaborados para ayudarnos a percibir una porción más grande del espectro y prepararnos para resultados inciertos. Ya se los llame planificaciones de escenario, juegos de guerra, simulaciones de conjunto o ejercicios de análisis pre mortem, ninguno de ellos se debe confundir con un arte mayor. Sin embargo, lo que tienen en común con la novela realista es una capacidad casi milagrosa de hacernos ver el mundo más claramente, de ver cada giro en la huella dactilar como realmente es. No nos dan recetas simples, pero nos dan algo casi igual de valioso: la práctica.
Comprender una decisión por su similitud con otras decisiones pasadas puede ser muy sensato, ya sea a partir de la experiencia personal, de las anécdotas de amigos o colegas, o de los estudios clínicos de los científicos. Pero también es sensato pararse a observar en qué se diferencia una decisión determinada de otras tomadas anteriormente, por medio de una valoración de sus propiedades concretas. La hipótesis de este libro es que esta forma de observar se puede enseñar.
* La aversión a la pérdida, el sesgo de confirmación y la heurística de la disponibilidad son sesgos cognitivos. Un sesgo cognitivo es una sistemática interpretación errónea de la información disponible, que ejerce influencia en la manera de procesar los pensamientos, emitir juicios y tomar decisiones. Están determinados por implicaciones culturales, sociales, emocionales o éticas, atajos en el procesamiento de la información, o distorsiones en la recuperación de los recuerdos y la memoria. (Fuente: brainvestigations.com)