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hasta el punto que “ser revolucionario era casi una condición sine qua non para ser considerado un intelectual”79.

      El aumento de las influencias soviéticas obedecía, en consecuencia, a una panoplia de factores que iban desde las evoluciones propias del territorio latinoamericano a las nuevas prioridades de la política exterior de Moscú. Este acercamiento acelerado echaba por tierra el aislamiento estaliniano, periodo que tambaleaba irremediablemente ante el voluntarismo auspiciado por la administración de Nikita Jrushchov. Observaremos ahora que tanto el gobierno revolucionario cubano como el del democratacristiano chileno Eduardo Frei Montalva a partir de 1964 nos procuran una serie de elementos iluminadores para desentrañar la relevancia creciente que adquirió América Latina a los ojos de los dirigentes del Kremlin.

      1 Robert Merle, Malevil, París, Gallimard, 2012, pp. 73-74.

      2 Frances Stonor Saunders, La CIA y la guerra fría cultural, Madrid, Debate, 2001.

      3 Odd Arne Westad, La guerre froide globale: le tiers-monde, les États-Unis et l’URSS (1945-1991), París, Payot, 2007.

      4 El cambio estructural del equilibrio de fuerzas internacional después de 1945 ha hecho que se le atribuya a EE.UU. y a la URSS la etiqueta de “superpotencia”, lo que daba cuenta de la capacidad hegemónica creciente de los dos grandes triunfadores de la Segunda Guerra Mundial. Las superpotencias eran desde ya capaces de imponer cierta dependencia a otras naciones para constituir un campo de influencia, dentro del cual ejercían como modelo. Al respecto, véase Jean-Claude Allain y Robert Frank, “La hiérarchie des puissances”, en Robert Frank (ed.), Pour l’histoire des relations internationales, París, PUF, 2012, pp. 172-174.

      5 La tendencia a minimizar el riesgo de una confrontación militar entre los “dos grandes” tiene su más convencido defensor en la persona de John Lewis Gaddis, quien, a nuestro juicio, califica de manera abusiva a la Guerra Fría de Long Peace. Véase John Lewis Gaddis, The Cold War: A New History, Nueva York, Penguin Books, 2007, p. 196.

      6 Melvyn Leffler, For the Soul of Mankind: the United States, the Soviet Union, and the Cold War, Nueva York, Hill and Wang, 2007, p. 98.

      7 El presidente norteamericano Dwight Eisenhower hablaba a menudo de su voluntad de “conquistar los corazones y las almas” de las poblaciones extranjeras. Véase Kenneth Osgood, Total Cold War. Eisenhower’s Secret Propaganda Battle at Home and Abroad, Lawrence, University Press of Kansas, 2006.

      8 Tony Judt, Après-guerre. Une histoire de l’Europe depuis 1945, París, Armand Colin, 2007, pp. 32-34.

      9 Hélène Carrère d’Encausse, “L’Union soviétique et l’Europe depuis 1945”, en Opinion publique et politique extérieure. 1945-1981, Roma, École Française de Rome, 1985, p. 247.

      10 Marie-Pierre Rey, “Puissance régionale? Puissance mondiale? Le point de vue des décideurs soviétiques, 1953-1975”, en Relations Internationales, núm. 92, 1997, pp. 392-393.

      11 Pierre Du Bois, “Guerre froide, propagande et culture (1945-1953)”, en Relations Internationales, núm. 115, 2003, pp. 441-442; Mikhaïl Lipkin, “Avril 1952, la conférence économique de Moscou: changement de tactique ou innovation dans la politique extérieure stalinienne”, en Relations Internationales, núm. 147, 2011, pp. 25-26.

      12 Vladislav Zubok y Constantine Pleshakov, Inside the Kremlin’s Cold War: From Stalin to Khrushchev, Cambridge (Mass.), Harvard University Press, 1996, pp. 138-173, 189.

      13 Jacques Lévesque, L’U.R.S.S. et sa politique internationale de Lénine à Gorbatchev, París, Armand Colin, 1988, pp. 170-171.

      14 Victor Leduc, La coexistence pacifique, París, René Julliard, 1962, pp. 11-12.

      15 Hélène Carrère d’Encausse, La Déstalinisation commence, Bruselas, Complexe, 1984, pp. 42-43.

      16 Nikita Khrouchtchev, Ce que je pense de la coexistence pacifique, París, Plon, 1960, pp. 4-5.

      17 Diversos signos daban cuenta de la distensión internacional: el restablecimiento de relaciones cordiales entre la URSS y la Yugoslavia de “Tito”, la evacuación en 1955 de la base naval de Porkkala en Finlandia, las famosas reuniones de Ginebra entre representantes de Francia, EE.UU., Inglaterra y la URSS, la multiplicación de los desplazamientos internacionales de Jrushchov durante los años 1955-1956 (Yugoslavia, India, Birmania, Afganistán).

      18 Archivos de la OTAN, AC/52-WP/20, “Projet de rapport sur les contacts entre la communauté atlantique et le bloc soviétique”, Bruselas, 3 de julio de 1956, pp. 1-2.

      19 En un libro llamado a redefinir las visiones preponderantes sobre el conflicto sino-soviético, Jeremy Friedman nos ofrece un análisis convincente sobre las prioridades internacionales de la URSS en los años posestalinianos. De acuerdo al autor, más que la lucha contra el imperialismo, Moscú hizo del anticapitalismo el pilar esencial de su discurso ideológico. Véase Jeremy Friedman, Shadow Cold War: The Sino-Soviet Competition for the Third World, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 2015.

      20 Odd Arne Westad, “The New International History of the Cold war: Three (Possible) Paradigms”, en Diplomatic History, vol. 24, núm. 4, 2000, p. 552.

      21 Odd Arne Westad, La guerre froide globale…, op. cit., p. 17.

      22 Ibid., p. 62.

      23 Marie-Pierre Rey, “Introduction: l’URSS et le Sud”, en Outre-mers. Revue d’histoire, vol. 95, núm. 354-355, 2007, p. 6.

      24 Archivos de la OTAN, C-M (56) 133, “Tendances et conséquences de la politique soviétique: rapport du Secrétariat international”, Bruselas, 3 de diciembre de 1956, pp. 2-9.

      25 Nikolai Leonov, Liholet’e, Moscú, Meždunarodnye otnošenia, 1994, p. 60.

      26 Nicola Miller, Soviet Relations with Latin America, 1959-1987, Cambridge, Cambridge University Press, 1989, p. 3.

      27 Rollie Poppino, International Communism in Latin America. A History of the Movement, 1917-1963, Nueva York, The Free Press of Glencoe, 1966, p. 168.

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