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Activismos tecnopolíticos. Mariano López Seoane
Читать онлайн.Название Activismos tecnopolíticos
Год выпуска 0
isbn 9789877122176
Автор произведения Mariano López Seoane
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
¿Por qué es importante esto? ¿Qué ganamos con poner en el centro a la performance y las redes digitales como componentes cruciales de los activismos contemporáneos? Es fundamental reconocer que la performance no es una mera herramienta para llamar la atención y generar respuestas afectivas al interior de la sociedad del espectáculo; la performance también pone en marcha los pasos preliminares hacia la transformación política y social en un momento de poder concentrado y democracias severamente comprometidas.13 Por eso, necesitamos entender cómo activistas y artistas configuran la base desde la cual generar transformaciones sociales: los sitios, el ritmo, los afectos y las formas de lo colectivo que pueden albergar no solo ideas, sino también hacer que la gente genere el cambio.14
Tomemos por ejemplo el caso ya mencionado de Ayotzinapa. Desde que se dio a conocer en septiembre de 2014 la noticia sobre la desaparición forzada de cuarenta y tres estudiantes de una escuela normal rural ubicada en el estado de Guerrero, en el sur de México, lxs manifestantes tomaron las calles y activaron las redes sociales en repudio al gobierno mexicano, que había calificado el acontecimiento como un caso más de violencia narco. Una de las declaraciones más difundidas en internet –“Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas”– ejemplifica el rol de los tuits, memes y hashtags en la generación y el desarrollo de las comunidades empoderadas. En un momento en que las autoridades gubernamentales recurrieron a la figura de la desaparición para dar por terminado el caso de Ayotzinapa, y mientras se encontraban fosas comunes a diario, lxs manifestantes mexicanxs hicieron circular con insistencia la frase “Quisieron enterrarnos” como un lema performativo que les ayudaba a materializar y alimentar el movimiento insurgente. Mediante las movilizaciones en las redes y en la calle, como durante el #YoSoy132 de 2012, lxs activistas y manifestantes denunciaron las estrategias de desmovilización del gobierno y transformaron el miedo y la alienación en determinación colectiva para trabajar por la transformación social.15
La movilización social desencadenada por la desaparición de los estudiantes trajo ecos de la rebelión neozapatista, iniciada en 1994 en contra de la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés) con el reclamo de “¡Ya basta!”. En 2014, veinte años más tarde, el germen de las imágenes usadas en la movilización desatada a partir del caso de Ayotzinapa capturó la determinación creciente del pueblo mexicano de ponerle fin a la normalización de la violencia que el país ha padecido desde 2006, cuando comenzó la guerra contra las drogas. Al repostear “Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas” una y otra vez en las redes sociales, lxs manifestantes materializaron el nosotrxs de la oración. El colectivo pulsante, corporizado digitalmente, complementó, extendió y expandió el nosotrxs expresado en las concentraciones y marchas callejeras. La metáfora de la semilla rebelde persistió de forma vibrante, anunciando y creando simbólicamente terrenos fértiles para la revolución.
Aunque normalmente no consideramos los posteos en redes digitales como performance, ya que consisten principalmente en texto e imágenes y carecen de un marco temporal y espacial definido, investigadoras como Zizi Papacharissi, Wendy Hui Kyong Chun, Lisa Kember, Joanna Zylinska y otras han demostrado convincentemente que las plataformas de redes sociales y la cultura de nuevos medios son sitios de autopresentación, transmisión y sintonización afectivas.16 Las campañas y discusiones en internet no son performances en sí, pero pueden ser abordadas como tales con el fin de entender el uso de las redes sociales como un modo de comportamiento expresivo y transformador (performativo).
“Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas”: en pocas palabras, esta frase captura el núcleo de este libro. Aquí desarrollo un mapa constelativo de performances de protesta en plataformas múltiples que albergan tácticas colectivas en contra de sistemas basados en lo individual, lo desechable y la exclusión. Sostengo que, más allá de su asociación con un aquí y ahora efímero, la performance y la comunicación en redes son recursos cruciales que dan vida al cambio social como fenómeno episódico, acumulativo y translocal. Al rastrear cómo se entrelazan la movilización on y offline, impulsando movilizaciones locales y transnacionales, Activismos tecnopolíticos pretende ofrecer lentes críticas para analizar y evaluar modalidades expresivas y performativas de acción colectiva y así confrontar poderes hegemónicos transnacionales. De modo similar a la imagen de arborescencia usada por lxs activistas de Ayotzinapa, las constelaciones de performance definen el modo en que activistas y artistas coordinan acciones dentro y fuera de las redes para generar acontecimientos colectivos y perdurables. En cuanto figura de una colectividad dispersada, el concepto de constelaciones de performance se focaliza en el modo en que, en las culturas conectadas, la performance se desplaza y se convierte en un modo de acción concertada que integra acciones a través de tiempos y lugares dispares. Las constelaciones de performance iluminan el rol de las performances situadas como medios para producir colectividad a partir de la fragmentación temporal y espacial, de modo similar a como las constelaciones les dan forma a grupos de estrellas que existen en diferentes tiempos y a grandes distancias.
Esto es lo que está en juego en Thriller por la educación, el flash mob de 2011 realizado por lxs estudiantes chilenxs como parte de su movilización por la educación pública, gratuita y de calidad. Dentro de los esfuerzos por redefinir la educación como un bien social más que como una inversión personal, sincronizaron un baile zombi para simbolizar la descomposición irreparable a la que lleva la desinversión en educación por parte del Estado y el costo generacional de la acumulación de las deudas estudiantiles. Antes, durante y después de este evento que se dio en varias ciudades, lxs estudiantes ocuparon el espacio virtual con fotos y videos. A través de estos se presentaron como un grupo decidido a terminar con la continuidad de las políticas neoliberales de la era pinochetista en el Chile ahora democrático.17 De un modo que, siguiendo las palabras de Verónica Gago, podríamos describir como parte del “neoliberalismo barroco” –esto es, como formas de hacer, ser y pensar que reflejan los cálculos y afectos del neoliberalismo–, lxs estudiantes utilizaron plataformas de autoperformance como las redes sociales para poner de manifiesto los efectos de un sistema que lxs había tratado como emprendedores de su futuro.18 El entrelazamiento de la actividad dentro y fuera de las redes sociales en constelaciones de performance expandió considerablemente el efecto del flash mob Thriller…, lo que les permitió a lxs estudiantes capitalizar la repercusión del evento, interpelando a aquellxs que no participaban en las protestas callejeras. Los ecos online del flash mob les permitieron impugnar la acumulación de deuda a través de la acumulación de movimientos disidentes en plataformas físicas y digitales.
Esta diseminación de las protestas callejeras en las redes es una parte integral de los esfuerzos actuales para sostener la participación cívica por fuera de las asambleas presenciales. Sostengo esta centralidad en conjunto con teóricxs de la tecnopolítica como Javier Toret y Rossana Reguillo. Los actos de disenso convocantes, como los cacerolazos ocurridos en Argentina durante la crisis económica del 2001 y el flash mob Thriller por la educación que acabo de describir, ejemplifican cómo la protesta online no solamente expande la movilización callejera sino que la configura. Esta perspectiva que pone en primer plano la sinergia entre protesta callejera y protesta en redes se opone a las afirmaciones de Paolo Gerbaudo y otrxs, que definen el rol de las redes sociales como meros catalizadores de las asambleas cara a cara.19 Aunque concuerdo con la expansión que Gerbaudo hace del concepto de “coreografía” de Susan Leigh Foster para caracterizar el uso táctico del cuerpo en las protestas contemporáneas, sí cuestiono su argumento de que la movilización online es meramente un apoyo para la asamblea callejera.20 Al poner en relación sinérgica la movilización dentro y fuera de las redes, muestro el modo en que las herramientas de comunicación