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Activismos tecnopolíticos. Mariano López Seoane
Читать онлайн.Название Activismos tecnopolíticos
Год выпуска 0
isbn 9789877122176
Автор произведения Mariano López Seoane
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
En los ochenta, lxs activistas organizaban acciones a través de llamadas telefónicas, folletos, carteles y obviamente recurriendo al boca a boca. Tres décadas más tarde, no solo recibimos noticias de las próximas manifestaciones por email o por las redes sociales, sino que también participamos y creamos la marcha por internet, incentivando respuestas colectivas a acontecimientos en desarrollo. Las redes digitales funcionan como vehículos de comunicación hacia una futura movilización en la calle, y a la vez funcionan como sitios de activación en tiempo presente. Aunque mirar, comentar, sumarse y compartir no necesariamente implican un compromiso profundo –e incluso pueden entrampar al público en un círculo de hiperreactividad5–, las redes digitales y los nuevos medios interactivos les han dado nuevas herramientas a los activismos contemporáneos. Estas herramientas ayudan a lxs organizadorxs y a los movimientos sociales a expandir su base y sus esferas de acción. La pregunta entonces debe plantearse por el cómo usarlas más que por el sí o no usarlas. Y aún más, es importante pensar cómo combinarlas con los antiguos repertorios del activismo con el fin de transformar momentos de disidencia en movimientos que construyan poder.
Activismos tecnopolíticos: constelaciones de performance se concentra en el entrelazamiento de las protestas callejeras con las redes digitales como cocreadores de acciones colectivas insurgentes.6 En este libro analizo cómo activistas, artistas y manifestantes en Latinoamérica entretejen, on y offline, modos de acción cooperativa con el fin de desafiar al statu quo y generar cambio social. Más que concentrarse exclusivamente en el activismo online, es decir, en internet como una plataforma de activismo separada, el libro observa cómo los actos on y offline impulsan, dan forma y sostienen la acción colectiva a lo largo del espacio y el tiempo. Aquí sostengo que estos ensamblajes entre sitios físicos y digitales, entre la acción basada en el cuerpo y la acción mediada digitalmente, y entre la cooperación sincrónica y asincrónica redefinen los repertorios tradicionales de la protesta y el activismo según formas que se vuelven clave para responder a los sistemas contemporáneos de explotación y sometimiento.
Latinoamérica, una región con una fuerte historia de movilización popular y que ha usado el teatro y la performance como herramientas de resistencia en contextos políticos, económicos y sociales convulsionados, tiene mucho para enseñarnos sobre protestas performativas que, gracias a las redes sociales digitales, generan activismos conectados que sobrepasan las fronteras. Movimientos sociales como el de lxs zapatistas en México, que generó apoyo en todo el mundo a mediados de la década de 1990, el “movimiento de movimientos” que surgió en Argentina tras la crisis económica del 2001, el movimiento estudiantil chileno de 2011, la movilización de 2014 en respuesta a la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, México, Ni Una Menos y el movimiento por los derechos reproductivos en Argentina han usado la performance simbólica con efectividad en plataformas físicas y digitales en respuesta a los violentos sistemas de acumulación capitalista.
Los críticos más exigentes consideran “holgazán” (slacktivismo) al activismo digital (“Las peticiones en internet no sirven”) y tildan de fútiles las protestas callejeras (“¿Quién lxs está escuchando?”). Aquí ofrezco el concepto de constelaciones de performance como lente teórica para definir tácticas de disrupción y de creación de mundos posibilitadas por las articulaciones activistas entre las performances de protesta corporales y la acción en redes digitales. Las constelaciones de performance son patrones multiplataforma de acción colectiva que articulan performances asincrónicas y multilocalizadas.7 En tanto performances de protesta multiplataforma, las constelaciones de performance responden a los desafíos ocasionados por los cambiantes regímenes neoliberales que obligaron a los movimientos a recalibrar sus tácticas, objetivos y metas. Si en el capitalismo avanzado las redes digitales intensifican el flujo del capital y la información atravesando grandes distancias, las constelaciones de performance les permiten a lxs activistas y manifestantes expandir las acciones corporales y expresivas más allá del espacio físico, y así vincular luchas locales y globales. En este trabajo, la performance, usualmente concebida como un sistema de comunicación cuerpo a cuerpo entre actores y espectadorxs (o entre alguien haciendo algo y quienes observan ese hacer), es también activada online o, mejor aún, activada a lo largo de sitios on y offline de protesta y movilización. El resultado son dramaturgias constelativas que unen modos de participación fragmentados y dispersos por medio de la circulación de afectos.8
Apoyándome en el trabajo de estudiosxs de la performance y la danza como Baz Kershaw y Susan Leigh Foster, que analizan las dimensiones teatrales y coreográficas de las protestas como componentes cruciales en las acciones de lucha, las constelaciones de performance iluminan las tácticas específicas que emergen de la acción conjunta de las protestas físicas y las protestas conectadas digitalmente. Gracias a las constelaciones de performance podemos discernir las maneras en que la espacialidad, la temporalidad, la corporalidad y la participación, todos aspectos centrales de las maneras de hacer de la performance, son redefinidos tácticamente en activismos entrecruzados que expanden las nociones previas de movilización social y eficacia política.9
Consideren esto: en 1998, conducidxs por el colectivo estadounidense Electronic Disturbance Theater (Teatro de Disturbio Electrónico), activistas de todo el mundo “se reunieron” en la página web del gobierno mexicano para realizar una “sentada virtual” en repudio a la violenta represión a la rebelión zapatista en contra del comercio internacional.10 O esto: tras una fuga de capitales masiva durante la crisis económica del 2001, manifestantes en Argentina organizaron cacerolazos que, redoblados en internet, incitaron a la denuncia de la especulación financiera internacional. O esto otro: en 2011, las protestas estudiantiles en Chile se volvieron virales con un flash mob zombi que se repitió en varias ciudades y que representaba el impacto dramático de la privatización de la educación en la perspectiva de vida de lxs estudiantes. O esto: al reivindicar “Todos somos Ayotzinapa”, activistas mexicanxs y aliadxs internacionales sostuvieron un prolongado reclamo de justicia en nombre de los cuarenta y tres estudiantes que fueron desaparecidos forzosamente en 2014.
Como muestran estos ejemplos, a través de performances simbólicas (una sentada simulada, una improvisada orquesta de utensilios de cocina, una coreografía espontánea de cuerpos zombis y un cuerpo colectivo nacido de lxs desaparecidxs), lxs activistas crean imágenes y modos afectivos de relación que buscan persuadir a la opinión pública y así construir poder contrahegemónico. Como reelaboraciones de la tradición de la desobediencia civil, las sentadas virtuales ofrecen a los públicos internacionales una táctica interconectada de localización específica para repudiar el neocolonialismo en las mismas avenidas digitales que lo facilitan; los cacerolazos transforman la imagen de la escasez de comida (utensilios de cocina vacíos) en el origen de una cacofonía indignada que une a quienes padecen las políticas promercado; lxs zombis sirven como materialización del capitalismo parasitario, que se arrastra por internet para ponerles fin a las políticas del período pinochetista; consignas como “Todos somos Ayotzinapa” transforman medios efímeros como los hashtags en el pulso de las revueltas procesuales en contra de la alianza entre el Estado y las corporaciones. En todos estos ejemplos, la performance, entendida como acción estilizada en vivo y contextualizada, atraviesa redes fuera y dentro de internet, desencadenando y sosteniendo intervenciones políticas colectivas en pos de la justicia social. En estos ejemplos, la performance funciona como una forma de representar conflictos sociales para revelar, dar sentido, problematizar e interpelar sistemas locales de poder. La performance también sirve como método para actuar sobre; esto es, intervenir sobre los canales de comunicación y los discursos de consenso que favorecen a los conglomerados de poder nómadas y abstractos.
En la era de lo hipermedial, cuando las plataformas de redes sociales nos incitan a revelar “qué está pasando”, la performance se “convierte en sí misma” al reverberar a través de plataformas conectadas, materializando modalidades compuestas (humanx-máquina) del “en vivo”.11 En cuanto