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una de las unidades de negocios por país de Danone tiene un encargado de los temas que conciernen al carbono y quien es responsable, en parte, de realizar este ACV dos veces al año. Utilizando este sistema, Danone ha evaluado las huellas de extremo-a-extremo de 35.000 de los productos que representan el 70 por ciento de las ganancias de la empresa.73“Al hacer de este análisis parte de nuestra infraestructura de IT, obtenemos conocimientos valiosos para la toma de decisiones; se convierte en catalizador de cambio en nuestra empresa como un todo”, dijo Myriam Cohen-Welgryn, vicepresidente de Danone Nature.74A pesar de que el uso de aproximados previene el cálculo preciso del nivel absoluto de emisiones, SAP indica que la herramienta es una forma de “resaltar tendencias y ordenar por rango las actividades que generan emisiones y las huellas de proveedores con el fin de ayudarles a identificar oportunidades de mejora”.75

      Stonyfield Farm Inc., una subsidiaria de Danone, encontró un nuevo uso para su sistema: Analizar a diario los cambios en el ACV de los productos de yogur de la empresa.76 Con este sistema, Stonyfield afirma que puede calcular automáticamente la huella de extremo-a-extremo de las órdenes individuales. “Ahora podemos obtener un entendimiento inmediato del impacto climático de cada uno de los ingredientes en nuestros productos según se manufacturan, lo cual nos permite tanto reaccionar rápidamente para reducir el impacto y ajustar nuestro abordaje como producir un yogur de bajo impacto de forma continua”, dijo Wood Turner, vicepresidente de innovación de sostenibilidad de Stonyfield.77 Sin embargo, no queda claro si la precisión del método permite una evaluación tan exacta.

      Recolectando data vía encuestas a proveedores

      En 2012, la empresa francesa de cosméticos L’Oréal prometió que para 2020 reduciría sus desechos sólidos y uso de agua, al igual que la totalidad de su huella de carbono en un 60 por ciento en relación con sus cifras de 2005.78 Para lograrlo, la empresa necesitaba entender tanto el impacto de sus propias operaciones como el de sus proveedores, lo cual requirió de un abordaje uniforme en la recolección y evaluación de data concerniente a esos impactos. “Utilizamos una tarjeta de calificaciones, y esa tarjeta fue desarrollada por L’Oréal y CDP”, dijo Miguel Castellanos, director de salud ambiental y seguridad de la empresa.79

      CDP es una organización sin fines de lucro con sede en el Reino Unido y fundada en el año 2000 con un simple objetivo: Pedir a las empresas más grandes del mundo que revelen sus emisiones de carbono y compartan las acciones que toman para mitigar este impacto.80 En 2002, cuando CDP envió su primer cuestionario, 221 de las 500 empresas contactadas contestaron la encuesta.81 Para 2015, la participación creció a 4.500 empresas, representando más del 50 por ciento de la capitalización de mercado de las 30 bolsas de valores más grandes del mundo.82 Parte del incremento se debió a que los inversionistas institucionales exigieron a las empresas responder el cuestionario de CDP. En 2014, más de 767 inversionistas institucionales, representando más de $92 billones de activos,83 estuvieron detrás de las solicitudes de información de la CDP.

      L’Oréal fue una de las primeras empresas en responder y, en 2008, decidió ir más allá. Se unió al programa de cadenas de abastecimiento de CDP para motivar a sus proveedores, quienes podrían no ser empresas grandes o públicas y, por ende, fuera del alcance de la CDP, a reportar sus emisiones. Para el año 2013, indicó Castellanos, la empresa envió cuestionarios siguiendo los parámetros de CDP a 173 de sus proveedores y 152 de ellos respondieron.84 Ese mismo año, la empresa envió una nueva tarjeta de calificaciones L’Oréal/CDP para investigar el uso de agua de 17 de los proveedores de la empresa; 15 de ellos respondieron.

      Utilizar el sistema estandarizado de reportes de CDP permite a los proveedores brindar la misma información, en el mismo formato, a todos sus clientes.85 El comprehensivo cuestionario de CDP en 2014, de 17 páginas, sobre el cambio climático incluye 86 preguntas que abarcan la gestión, estrategia, política y comunicación de los riesgos del cambio climático, personalizado para dirigir la encuesta a múltiples clientes y actores. Además, con el fin de asegurar que todos los encuestados calculen sus GEI de forma consistente, el cuestionario de CDP apalanca otro nivel de estandarización: El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero mencionado en este capítulo.

      Evaluación en las fases de uso y post-uso

      Un arquitecto que diseña un edificio energéticamente eficiente tiene muchas opciones de materiales estructurales, ventanas, aislamiento, iluminación y accesorios que le ayudarán a minimizar el uso de energía y, por lo tanto, la huella de carbono del edificio al ser utilizado por sus ocupantes. En muchas categorías de producto, unas cuantas mediciones simples brindan un buen estimado de esa huella durante la fase de uso. Con la iluminación, por ejemplo, la potencia en vatios de los productos competidores con la misma luminosidad brinda un excelente estimado de la huella de carbono: Las opciones con mayores voltios consumen más electricidad lo cual, en la mayoría de los lugares, implica un mayor uso de combustibles fósiles.

      Evaluar la huella de los sistemas de secado de manos en el baño es más difícil que evaluar la iluminación, debido a lo heterogéneo de las opciones tales como toallas de papel desechables, rollos de toallas de algodón reutilizables, secadoras de aire caliente, Xlerator de la empresa Excel y Airblade de Dyson (Ver figura 3.3). Las primeras dos opciones no utilizan electricidad en el baño, pero sí requieren de despachos de materiales desechables o reutilizables. La siguiente opción es la consabida secadora de manos de aire caliente, la cual fue incluida entre las opciones como una referencia familiar. Las últimas dos opciones tienen consumos de vatios similares, que hace optar por ellas, un asunto no tan obvio sin un cuidadoso análisis.

      FIGURA 3.3 | Secadoras de manos comparadas en el estudio de LCA de MIT.

      Evaluando la huella de secarse las manos

      Dyson, el fabricante de Airblade, creía que su producto era superior a las otras cuatro opciones en términos de la huella de carbono de todo su ciclo de vida. Para justificar esta aseveración, la empresa comisionó al Laboratorio de Sistemas de Materiales de MIT la realización de una evaluación cuidadosa e independiente de la huella de la manufactura, servicio y uso de Airblade y los cuatro otros sistemas comunes de secado de manos. En 2011, MIT publicó su evaluación, titulada “Análisis del Ciclo de Vida de los Sistemas de Secado de Manos”.86 Como resultado del estudio, The Guardian proclamó en noviembre de 2011: “Toallas de papel son la forma menos eco-amigable de secarse las manos.”87

      Esta evaluación inició con una serie de preguntas importantes: ¿Qué constituye el uso?; ¿cómo los consumidores usan cada producto?; ¿cuál es el impacto de cada uso?; y ¿cuál es la cantidad total de uso? Evaluar la fase de uso puede ser difícil. Por ejemplo, mientras la huella hacia arriba de la cadena de abastecimiento involucra cientos o miles de proveedores, el extremo hacia abajo de la cadena podría abarcar cientos de millones de consumidores.

      Primero, los investigadores definieron la unidad de uso como “un par de manos ya secas”. Pero esto conllevó a la pregunta ¿qué constituye “secas”? NSF International, una organización de estándares independientes, define manos “secas” como aquellas que contienen menos de 0.1 g de humedad residual en un entorno a temperatura ambiente.88

      A continuación, los investigadores tuvieron que calcular cómo la gente utiliza cada uno de los cinco métodos de secado de manos. Utilizando una variedad de data de estudios anteriores, los investigadores determinaron que el usuario promedio de baños utiliza dos toallas de papel o una toalla de algodón para secarse las manos. Las secadoras eléctricas de aire caliente toman 31 segundos en evaporar el agua de las manos de los usuarios. Tanto Xlerator y como Airblade utilizan una ráfaga de aire a alta velocidad para remover las gotas de agua de las manos de los usuarios. A diferencia del Xlerator, la Airblade dirige su ráfaga de aire a 400 millas por hora a través de capas angostas o aspas. El poco convencional diseño requiere que los usuarios lleven las manos hacia arriba, entre las aspas. La secadora de manos Xlerator requirió de 20 segundos, mientras que la Airblade, de solo 12 segundos

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