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3.2 | Huella de carbono de una caja de banana vendida en Estados Unidos.

      Fuente: A. Craig. “Midiendo la Eficiencia de la Cadena de Abastecimiento: Una Referencia para la Etiqueta del Carbono.” Diss., Massachusetts Institute of Technology, 2012.

      En realidad, cada caja de banana tiene una huella de carbono muy distinta, dependiendo de en qué parte Estados Unidos o del mundo, se vendió. Por ejemplo, la banana que se vende en los supermercados de Nueva Orleans, cerca del puerto más próximo al punto de exportación costarricense, tiene una huella de carbono de casi 14 kg de CO2e por caja. La banana que se vende en Seattle, cuya travesía marítima es más larga, tiene una menor utilización en el viaje de retorno y está a mayor distancia terrestre (1,100+ millas) del centro de distribución más cercano, tiene una huella de carbono de 21 kg de CO2e por caja. La figura 3.2 ilustra la variación en la huella de carbono de la banana producida por Chiquita, dependiendo de la ubicación del puerto doméstico de entrada, centros de distribución y clientes minoristas a lo largo y ancho de Estados Unidos. Los círculos concéntricos representan las distancias de manejo por carretera hasta los centros de distribución y las otras delimitaciones ilustran las áreas de servicio de los diferentes centros de distribución.

      Las huellas de las operaciones globales de Chiquita varían significativamente a lo largo y ancho de su red. La empresa maneja cientos de plantaciones y emplea seis servicios de transporte de carga marítima (navieras), que descargan banana en cinco puertos de Estados Unidos y ocho en Europa. La empresa también opera nueve centros de distribución en Estados Unidos y once en Europa, desde los cuales abastece de banana a cientos de cadenas minoristas que distribuyen la fruta a miles de puntos de venta al detal.

      El problema de la banana es el agua

      El carbono no es la única huella que preocupa. Chiquita evaluó la huella de agua de su propia producción de banana en un estudio análogo al de la huella de carbono.19 El análisis de Chiquita incluyó cálculos separados de los volúmenes de tres categorías de agua. “Agua verde” es el agua de lluvia que cae de forma natural sobre las tierras de Chiquita. En contraste, “agua azul” es agua dulce extraída de la superficie o aguas subterráneas provenientes de lagos, ríos y acueductos. El uso de agua verde se considera, por lo general, más sostenible que el agua azul, a pesar de que el consumo de agua verde de una empresa inevitablemente reduce la cantidad de agua azul disponible para otros usuarios hacia abajo de la fuente de agua. Por último, “agua gris” son aguas residuales o de desecho que salen a desagües que podrían contaminar las fuentes de agua azul o que requieren ser tratadas de alguna forma. Los tres tipos de huella del agua afectan a los usuarios que se encuentran más abajo de la corriente, tales como granjas, industrias y ciudades, además de humedales y estuarios.

      Al igual que la huella de carbono de la banana, su huella de agua varía significativamente dependiendo de la ubicación: de 440 a 632 litros por kilogramo de banana (53 a 76 galones por libra). Las plantaciones ubicadas en Costa Rica y Panamá utilizan menos agua y solo utilizan agua verde. Aquellas ubicadas en Honduras y Guatemala requieren más agua y dependen del agua azul por medio de sistemas de riego. El agua que se utiliza en las plantaciones es responsable del 94 al 99 por ciento del total de la huella del agua, un patrón para nada inusual en la producción agrícola. El resto de la huella proviene del agua utilizada en los procesos de lavado y refrigeración de la banana. Esta cifra también varía entre 1.6 y 35.6 litros por kilogramo de banana, dependiendo del diseño del sistema de lavado y la adopción de recirculación y reutilización del agua de lavado. Chiquita también observó que la huella del agua varía de forma impredecible en función de las precipitaciones, calor, humedad y rendimiento del cultivo.20

      Huella interna versus huella externa

      A pesar de que Chiquita es propietaria de la mayoría de su cadena de abastecimiento, sus operaciones son responsables de menos de la mitad de la huella de carbono del banano. De hecho, esta cifra es relativamente alta, debido a que la cadena de abastecimiento de Chiquita es “poco profunda” (solo incluye dos niveles básicos) y está bajo control directo de la empresa. Para muchas empresas y muchas cadenas de abastecimiento, los proveedores y clientes a lo largo de la cadena contribuyen, en promedio, tres veces más a la huella de carbono de un producto que las propias operaciones de la empresa.21 Como se mencionó en el capítulo 2, esta relación es significativamente mayor para empresas como Cisco, Apple, Microsoft y la mayoría de las empresas de ropa y calzado, quienes tercerizan gran parte de sus actividades de manufactura y transporte. También, como se indicó en la introducción de este capítulo, en la industria de los productos no-esenciales de consumo la huella externa de la empresa es 19 veces más grande, en promedio, que la huella interna de la empresa.22 La huella de carbono y otros impactos ambientales son verdaderos atributos de las cadenas de abastecimiento.

      El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero23 para la evaluación y reporte de las huellas de carbono formaliza esta noción de huellas internas y externas de una empresa como un conjunto de tres alcances. Las emisiones de carbono de Alcance 1 son aquellas generadas por fuentes de propiedad o directamente controladas por la empresa. Algunos ejemplos son los hornos, calderas, plantas eléctricas in situ, combustibles que consumen los vehículos de la empresa y emisiones de GEI que no son CO2, tales como los refrigerantes, N2O proveniente de fertilizantes y compuestos orgánicos volátiles emitidos por los activos de la empresa. El Alcance 2 incluye las emisiones indirectas de carbono que surgen de la compra de electricidad, calefacción o vapor que la empresa utiliza de forma directa. Estos dependen de la intensidad de emisión de carbono de la red de suministro eléctrico y otras fuentes de energía de terceros.

      El Alcance 3 comprende todo lo que no sea parte de las operaciones propias de la empresa, como por ejemplo, la producción de materiales y piezas adquiridas y los servicios provistos por proveedores externos (como el transporte en vehículos que no son propiedad de la empresa). Esta categoría también incluye el uso que les da el cliente y su descarte.24 Incluye las secciones hacia arriba y hacia abajo de toda la cadena de abastecimiento, incluyendo el fin del ciclo de vida. Además, el Alcance 3 incluye la huella de carbono de los bienes capitales, tales como los equipos de la fábrica de la empresa, edificios de oficinas y vehículos que nos son fabricados por la empresa. También incluye artículos como los viajes de negocio, transporte de los empleados, franquicias y la huella de carbono de las inversiones en el balance general de la empresa (ej., participación cruzada en otras empresas). El protocolo define 15 categorías de emisiones dentro del Alcance 3 con el fin de facilitar las evaluaciones comparativas y la creación de reportes entre empresas.

      Note que las definiciones de estos tres alcances del Protocolo de Gases de Efecto Invernadero no se basan en una perspectiva de la cadena de abastecimiento. En particular, tales perspectivas podrían segregar los impactos hacia arriba de la cadena, de los impactos hacia abajo de la cadena. De hecho, estos se presentan entremezclados en el Alcance 3. Más aún, un ángulo de la cadena de abastecimiento separaría los impactos de costos variables de los impactos de costos fijos, pero el Protocolo también entremezcla los impactos de los gastos capitales internos de la empresa en el Alcance 3. Es decir, el Protocolo hace del Alcance 3 una categoría de barrido generalizado que dificulta a los clientes de una empresa comprender cuáles de los impactos de la empresa son imputables a ese cliente.

      Análisis del ciclo de vida (con parálisis)

      El análisis de la huella de carbono del banano es un ejemplo de un ACV, que es una evaluación sistemática de todo lo que ingresa y sale de los procesos de abastecimiento, manufactura, entrega, uso y devolución o descarte de un producto. Muchos consumidores, empresas y legisladores se preguntan cuál es el impacto ambiental de sus preferencias: “¿Es mejor comprar un artículo producido localmente que otro transportado desde muy lejos?” (Ver el capítulo 5.) “¿Es mejor utilizar las bolsitas reutilizables que el tradicional empaque de botella plástica de los productos líquidos?” (Ver el capítulo 8.) Las complejidades del análisis de la huella de la banana demuestran que estas simples preguntas, e intuiciones

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