Скачать книгу

El reflejo exterior de nuestra vida creada no siempre ofrece una lectura fiel del estado de la vida interior. ¿Cuánto hemos sufrido a causa de nuestra incapacidad de tolerar y atravesar el cambio? ¿Cuántas dificultades afrontamos como consecuencia de nuestras reacciones a la interactividad de los sentimientos, los pensamientos, los movimientos del cuerpo y la memoria? La profunda percepción de nosotros mismos está entrelazada con la forma en que reaccionamos a los movimientos groseros y sutiles que se producen en la mente y en el cuerpo. La mente y el cuerpo responden a un proceso inmediato, y no a nuestros hábitos de aferrarnos a las cosas ni al modo en que queremos que sean, o desearíamos que fueran, esas cosas. El yoga consiste en liberarse de este ciclo de satisfacción-insatisfacción que llamamos “yo” o “lo mío”. Y el camino hacia este incesante ciclo de hábitos comienza en el momento presente, que se origina en el campo perceptual de nuestro cuerpo y nuestra mente.

      En el Yoga Sūtra, un manual sobre el yoga como práctica psicológica, Patañjali inaugura el camino del yoga con dos primeros pasos: la práctica (abhyāsa) y la experiencia de soltar (vairāgya). A lo largo de todo el camino, cultivamos constantemente intenciones y acciones más saludables del cuerpo, el discurso y la mente, y soltamos actitudes históricas y engañosas. Cultivar cualidades positivas y abandonar factores negativos en nuestra estructura psicológica nos brinda un claro punto de partida para nuestra práctica, sin el cual corremos el riesgo de perdernos en la inutilidad de un movimiento sin dirección. Es fácil adoptar un lenguaje de libertad y transitoriedad o pensar que el simple hecho de completar una secuencia reglamentada de posturas de yoga nos liberará de nuestros patrones habituales más arraigados. Pero sentir la transitoriedad, la libertad y una profunda bondad en los huesos no se trata de eso. Solo podemos acceder a una vida bien enraizada, flexible y libre si nos comprometemos a practicar y cultivar la capacidad de soltar.

      Después de muchos años de práctica constante, se produjo una brecha entre la teoría que estaba estudiando y el protocolo de la técnica de las posturas, la respiración y la meditación que estaba aplicando, lo que me obligó a hacerme preguntas. Las primeras que me surgieron tenían que ver con cuestiones generales sobre cómo se vinculaban los textos entre sí y por qué ciertas prácticas –como las secuencias de yoga contemporáneas que solían hallarse en los centros de yoga– no estaban representadas en los textos antiguos. Luego las preguntas se tornaron más personales y vinculadas a la ausencia de un conocimiento psicológico en las comunidades de yoga y a la vanidad que resulta de una práctica superficial. Cuando comencé a cuestionar lo que estaba haciendo, sentí que todo lo que sabía y todas las prácticas que había explorado empezaban a desvanecerse. Primero las preguntas me llevaron a la duda y luego a un estado de no saber por qué estaba practicando yoga ni de qué práctica se trataba. Veía a mi alrededor a gente que obtenía grandes logros en cuanto a flexibilidad y posturas increíbles, pero a las que tales prácticas no le garantizaban una apertura proporcional del corazón. La perfección en las posturas de yoga no garantizaba un profundo conocimiento psicológico ni espiritual.

      ¿A qué aspiramos cuando practicamos yoga? ¿Qué motiva nuestra práctica? ¿Cuál es la razón de que lo hagamos? Algunos dicen que lo hacemos sin ningún motivo en particular, pero la experiencia humana parece construirse siempre en torno a un propósito o sentido. ¿Cómo se lleva una buena vida? ¿Qué es la iluminación? ¿Acaso el yoga se trata de un mero logro físico? Y si no es así, ¿por qué se habla tan poco de las bases éticas y psicológicas del yoga? ¿Es necesario que lleguemos a tocarnos los talones cuando hacemos extensiones hacia atrás o que realicemos posturas de equilibrio mientras nos mantenemos en la postura del loto, o acaso existe alguna otra forma de probar la validez liberadora de esta práctica?

      En el texto medieval sobre yoga conocido como el Yoga Vāsicaráctercaráctera, el padre de Rama le pregunta a su hijo por qué tiene un corazón agitado y por qué experimenta tantas dificultades en la mente y en el cuerpo. Sin alzar la vista y con el pecho hundido, Rama le responde diciendo:

      El rey, quien también está presente durante la conversación entre Rama y su padre, responde en primer lugar que la percepción de Rama acerca de su propia condición es la raíz del problema.

      Cuando los sabios, los ministros y los miembros de la corte oyen este intercambio, interrumpen sus actividades y permanecen en silencio. Hallan en las ardientes palabras de Rama sus propios miedos, dudas y confusiones. La familia real, los ciudadanos, las mascotas, las aves enjauladas, los caballos de los establos reales e incluso los músicos celestiales son silenciados por el modo en que Rama expresa sus miedos, esperanzas y deseos más profundos. ¿Cómo se lidia con el sufrimiento inherente al ser humano?

      El yoga no solo comienza en el momento presente (atha), sino también al reconocer el sufrimiento, el estrés, el descontento y la insatisfacción que caracterizan gran parte de nuestra experiencia inmediata. Las características del sufrimiento se presentan en el corazón como venenos. Pattabhi Jois las describe de la siguiente manera:

      No solo Rama expresa muy bien una verdad universal acerca del sufrimiento humano, sino que el rey también responde de un modo sorprendente. En lugar de pedirle a Rama que ahonde en la explicación de su angustia y descontento, describe su problema como un error de percepción. No es que Rama esté delirando; más bien está siendo engañado por su propio delirio. El problema no es su sufrimiento, sino el hecho de que no vea que ese sufrimiento es la fuente de sabiduría y el verdadero camino hacia la iluminación. En lugar de tratar su angustia como algo que deba ser expulsado, el rey insinúa que la angustia es el reconocimiento de que el camino se ha abierto. El rey no define la iluminación en este primer capítulo ni brinda ninguna técnica para alcanzar la libertad a partir del tormento. En su lugar, le ofrece a Rama exactamente lo opuesto: una percepción contraria que define el camino del yoga como el acto de aceptar el sufrimiento propio y que, al hacerlo, afirma la aceptación absoluta como punto de partida para la práctica.

      De la misma manera en que describe los enemigos del corazón como los factores que generan sufrimiento, Pattabhi Jois también apunta al corazón con su propia respiración para expresar que el camino comienza en el corazón, el cuerpo y la mente, aun con sus enemigos. En el lenguaje del bhakti yoga devocional, se dice que la cura del síntoma empieza con el amor. No se refiere al amor personal en el sentido de una sensibilidad new age o una técnica empática, sino más bien a la fuerza impersonal del amor que sana al extenderse hacia las partes más quebrantadas, fragmentadas y estropeadas de nuestro propio ser.

      Al igual que Rama, o muchos otros personajes famosos que abundan en la literatura india (también pienso en Arjuna, de la Bhagavad Gītā), llegué al yoga porque estaba sufriendo. Gran cantidad de practicantes se acercan al yoga para lidiar con un sinnúmero de formas de malestar, estrés y carencia. Para muchos, ese estrés puede hallarse en la rutina laboral, la dificultad en las relaciones o la insatisfacción que se manifiesta en los músculos isquiotibiales tensionados. Pero cierto nivel de insatisfacción nos conduce al yoga, más allá de si se lo define o describe de manera consciente o inconsciente, y su expresión y manifestación es única para cada persona. Una de las enseñanzas claves del yoga, como figura en el Sā Скачать книгу