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      Recién ahora se están empezando a comprender los poderosos efectos y de largo alcance de la toxemia intestinal. Aún debemos comprender sus daños a gran escala en la civilización, los daños más difíciles de entender debido a su naturaleza silenciosa.

      La profesión médica todavía debe valorar la segura y constante disminución de la resistencia, la predisposición a la enfermedad y los beneficios cada vez mayores que se logran con su eliminación, en la gran mayoría de los casos.

      En principio, la causa de esta anormalidad es esencialmente la dieta, y segundo, la infección que es capaz de producirse sólo debido a la alimentación incorrecta. En esta ponencia intentaré dar a ustedes algunas razones prácticas y científicas, y mostrarles qué importante es el rol que juegan en la mayoría de las enfermedades; y las causas que predisponen al cáncer no son la excepción.

      El alimento es el combustible de la máquina humana que provee la necesidad de cada célula diminuta de la más maravillosa de todas las máquinas, el cuerpo humano. Pero, como demostraré, si el combustible es deficiente en cuanto a sus características necesarias, no sólo se convierte en una fuente de energía disminuida, sino que también aumenta las posibilidades de producción de venenos y sustancias dañinas fatales para el perfecto funcionamiento del individuo.

      Hemos tenido maniáticos fundamentalistas y teóricos en toda época debatiendo acerca de los diferentes valores de los distintos alimentos, y cualquiera que se desvíe de la costumbre de su sociedad en particular es considerado un excéntrico. Espero relatarles hoy el inicio de la investigación, cuyos posteriores avances demostrarán con precisión la dieta correcta y normal para el ser humano.

      No podemos negar que la dieta civilizada es radicalmente incorrecta, y está lejos de todo razonamiento suponer que nuestros actuales métodos de cocción y tratamiento general del alimento son en cierta forma compatibles con las leyes de la naturaleza.

      En primer lugar, la toxemia intestinal debe su origen a errores en la dieta, y segundo, a la infección que sólo puede producirse cuando las condiciones del intestino son anormales. Esta condición está presente en la mayoría, sino en todos, los individuos que viven de la dieta que ingerimos. Los síntomas no pueden manifestar su presencia durante meses, años o hasta una edad avanzada porque la enfermedad depende enormemente de la resistencia del individuo a los venenos, aunque en cierta medida a la variedad de los organismos relacionados con la toxemia.

      La dieta anormal puede comenzar con el nacimiento, como en el caso de la alimentación artificial, pero más habitualmente al concluir los primeros meses de vida.

      Considerado a partir de un natural punto de vista histórico, la especie humana estaba indudablemente destinada a vivir de las frutas y productos de naturaleza vegetal de los trópicos, y posiblemente de la carne de los animales pequeños. Pero si el hombre estaba destinado a ser vegetariano o carnívoro, una cosa es cierta: nuestra actual cocción, almacenamiento y manipulación de los alimentos no fueron considerados en el orden universal de las cosas. Veremos que un contenido anormal en el intestino comienza en nosotros tempranamente y continúa a través de la vida.

      Posiblemente, si se diera una dieta normal desde el nacimiento, los organismos anormales en los intestinos no se volverían residentes permanentes, aunque en general se hallan presentes.

      Presento esta ponencia por tres razones:

      a) Gran cantidad de enfermedades crónicas pueden tratarse con éxito siguiendo este parámetro.

      b) El beneficio obtenido se debe a una mejoría general en la salud y no al tratamiento específico.

      c) El 25% de los casos de cáncer avanzado definitivamente inoperables, tratados con tales métodos muestran una mejoría temporal y alivio de los síntomas, y por lo general disfrutan de un bienestar por más tiempo. Si el 25% de los casos avanzados de cáncer muestra una mínima señal de beneficio, y es posible pedir más que eso, concluimos que esta línea de pensamiento y de experimento merece continuar con las investigaciones.

      A continuación consideraremos estos puntos en forma detallada y daremos una reseña de los resultados.

      La deficiencia de la comida natural puede deberse a:

      1) ausencia de productos esenciales necesarios para la salud, tales como vitaminas y otros,

      2) falta de sustancias esenciales para el contenido bacteriano de los intestinos para asegurar la limpieza, y

      3) presencia de sustancias a partir de las cuales, las toxinas pueden formarse fácilmente.

      3) Hay un exceso de proteína de carne a partir de la cual pueden producirse muy fácilmente venenos de naturaleza tóxica.

      La comparación de las heces entre los que viven con una dieta promedio y los que consumen una gran cantidad de alimentos crudos ha sido muy interesante y sorprendente. El color promedio es marrón oscuro, cuando debería ser marrón claro. El aroma promedio es el que se describe como fecal, y no debería de existir olor, como mucho un leve aroma a leche agria. La reacción promedio según la describen los libros de texto es alcalina, mientras que debería ser fuertemente ácida al tornasol.

      Además, el organismo natural limpiador del intestino, los bacilos del ácido láctico, prácticamente se extinguen cuando el contenido del cecal es alcalino.

      Consideremos ahora las bacterias anormales, responsables en general de la toxemia. Dichos organismos se hallan casi universalmente en la civilización. Son los bacilos del tipo gramnegativo que no fermentan la lactosa. Hemos descrito en detalle una extensa variedad de ellos, pero el número de las diferentes formas es tan grande que es imposible clasificarlos todos; por el momento es suficiente agruparlos. No son patógenos en el sentido vulgar de la palabra, en cuanto no producen la enfermedad,

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