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que escribió sobre ella con anterioridad, concluyó que Susie seguiría viva «no solo como la esposa de Charles Haddon Spurgeon… sino como ella misma»14.

      

a temperatura era de apenas un grado, pero el sol brillaba con vigor fuera de la casa de los Thompson el 15 de enero de 1832, cuando nació Susie. Sin embargo, la calidez de acoger a una recién nacida en la familia contrarrestó con creces las temperaturas invernales para Robert Bennett (R. B.) y su esposa Susannah Knott Thompson, que solo llevaban nueve meses de casados.15

      La casa de los Thompson, situada en Old Kent Road, Londres, no estaba lejos del lugar donde varios disidentes religiosos fueron acusados de traición y colgados en el siglo XVI. El río Támesis fluía justo al norte de la primera residencia de Susie, pero en distintas ocasiones a lo largo de su vida, ella habitó a ambos lados de ese célebre curso de agua.

      Guillermo IV era el rey de Inglaterra, y Victoria, su joven sobrina, era la heredera a la corona cuando nació Susie. Después de una larga enfermedad, Guillermo murió en 1837, y Victoria, de dieciocho años, ascendió al trono, que ocupó hasta su muerte en 1901. Susie tenía cinco años para la coronación de Victoria y murió dos años después de la muerte de la monarca; toda la vida de Susie estuvo marcada por la cultura victoriana. El reino de Victoria fue más que nada ceremonial, pero ella ejerció una influencia importante sobre Inglaterra, en especial como promotora de la moralidad y la vida familiar. Victoria, su marido Alberto y sus nueve hijos fueron objetos de admiración, curiosidad y críticas durante el siglo XIX. Su extenso mandato abarcó dos siglos, y fueron muchos los primeros ministros que sirvieron durante él, entre ellos Melbourne, Disraeli y Gladstone. Aunque es improbable que haya conocido a la reina, Susie vivó en su misma época.

      Susie no solo era victoriana en un sentido cronológico, sino también en un sentido cultural. Durante sus setenta y un años de vida, se familiarizó con la literatura de su época, por ejemplo, con las obras de Charles Dickens, y la prosa de aquel popular autor inglés incluso influenció sus escritos posteriores.16 Al igual que muchas otras jóvenes de la clase media-alta, Susie leía mucho y era muy prolija en cuanto a literatura, música, artes y lenguaje.

      Fue testigo de muchos cambios en el Londres victoriano, cambios que incluyeron ciertos progresos para las mujeres, como el movimiento sufragista, que ganó terreno a fines del siglo XIX. Sin embargo, durante gran parte de la era victoriana, las mujeres eran valoradas principalmente en el plano doméstico. Al contraer matrimonio, el marido pasaba a controlar legalmente la mayor parte de la vida de su esposa. No obstante, durante la vida de Susie, hubo avances hacia la obtención de derechos cada vez mayores para las mujeres.

      Susie prosperó social y educacionalmente, y cuando se casó, se contentó con ser la esposa de Charles Haddon Spurgeon. Tuvo la bendición de contar con un marido que no solo la valoraba como esposa, sino también como amiga, igual y compañera en los esfuerzos evangélicos, a pesar de que vivían y ministraban en una sociedad dominada por los hombres.

      La generación de Susie presenció desarrollos tecnológicos masivos que trajeron lámparas de gas a las calles de la ciudad, un tránsito expedito gracias al ferrocarril, y finalmente la luz eléctrica y el teléfono, a fines del siglo XIX. Londres era una ciudad de cambios.

      Cuando nació Susie, los viajes estaban limitados a lo que uno podía caminar o transitar a caballo, en coche o en barco, pero en la década de 1840 se construyeron muchos kilómetros de vías férreas en Europa, y en 1850, los trenes ya corrían por los paisajes de Inglaterra y también por los de Francia. A Susie le gustaba realizar caminatas largas, y cuando tenía que decidir entre recorrer los pasadizos pintorescos en coche o a pie, elegía caminar. Cruzó la mayoría de los pasos de los Alpes y, siempre que le era posible, se bajaba del coche o de la mula para caminar, pues le encantaba estar de pie y ver las imponentes montañas sobre ella y los hondos desfiladeros bajo ella.

      Gracias a la Revolución Industrial, Inglaterra pasó de tener una población principalmente rural a que la mayoría de sus ciudadanos vivieran en entornos urbanos. Desde comienzos del siglo XIX y hasta mediados de la década de 1850, los líderes de la ciudad se vieron enfrentados a desafíos casi insuperables que atormentaban a los ciudadanos. Las calles de Londres, llenas de nuevos residentes en busca de oportunidades, provocaron problemas que la ciudad real no estaba preparada para abordar.

      Las condiciones sanitarias empeoraron. El agua del Támesis se contaminó. Como los pozos se infectaron y el río estaba inmundo, las bombas de agua hacían que la muerte fluyera hacia los hogares de la ciudad.17 El brote de cólera resultante hizo que se escuchara el lloro en casi todos los vecindarios de Londres. Es probable que Susie Thompson y su familia sintieran algo de temor por la muerte generalizada que hubo en la ciudad durante las varias epidemias de cólera que asolaron a Londres.

      Aunque las riquezas de algunos aumentaron gracias a los avances de la manufactura y la expansión del comercio, la pobreza afligía a muchas personas que vivían en los barrios sobrepoblados y a menudo insalubres de Londres durante la primera mitad del siglo. La prostitución y otras formas de vicio contrastaban fuertemente con la era de la moralidad victoriana, que constaba de una ética sexual estricta, la ley y el orden y una visión romantizada de la mujer como el «ángel de la casa». Los valores religiosos permeaban la cultura victoriana y su ética laboral aventurera estimuló la industria.

      Susie permaneció en la ciudad en el período que Dickens catalogó como el «mejor de los tiempos y el peor de los tiempos».18 Sin embargo, logró evadir la enfermedad, la muerte y el trabajo arduo en las fábricas, y experimentó muchos beneficios inaccesibles para las niñas londinenses menos favorecidas. A pesar de sus problemas, el victorianismo entró a su era dorada gracias a su economía en expansión y a que, con la excepción de la Guerra de Crimea, el continente europeo gozó de un período de relativa paz.

      El Londres victoriano fue el contexto principal de toda la vida de Susie. Cuando se aventuró a salir de la ciudad durante su juventud, lo hizo en busca de experiencias culturales y oportunidades educativas en Francia. En esos viajes, Susie, acompañada de una chaperona, se dirigía hasta Dover en coche, cruzaba el Canal de la Mancha en barco y seguía su curso hacia el resplandor de París, con sus galerías de arte, catedrales y monumentos conmemorativos de victorias militares. Allí aprendió a hablar francés, y, al observar las torres de Notre Dame, caminar junto al río Sena y transitar cerca del Louvre, su sensibilidad inglesa se refinó aún más. Quizás la «ciudad de las luces» fue tan importante para moldear la calidad poética del habla de Susie y posteriormente su escritura como el Londres victoriano. Sin duda alguna, ambas ciudades contribuyeron a sus propensiones culturales y desarrollo educacional.

      Susie brilla en «La Ciudad de las Luces»

      Al igual que la mayoría de las niñas de Londres, Susie aprendió música (era pianista), artes plásticas, modales, protocolos y economía doméstica. Sin embargo, de joven, también pasó un tiempo considerable buscando educarse en París.

      El siguiente aviso publicado en un periódico londinense nos da indicios de la causa por la que Susie se dirigió a París y cómo fue que, a la postre, se relacionó con el Rev. Jean-Joël Audebez, uno de los líderes del movimiento reformado francés, y su familia.

      Se informa a las damas y jovencitas que deseen pasar algunos meses en París que encontrarán un hogar feliz y cómodo en la familia del Rev. J. J. Audebez, pastor francés. Disfrutarán de todos los beneficios de la interacción social y religiosa. Sus tres hijas las instruirán a diario en la lengua francesa.19

      Si el aviso es un indicio fiel del momento en que Susie comenzó a estudiar en París, probablemente tenía unos dieciocho años. Sin embargo, es probable que haya visitado París antes, y, como ya existían oportunidades de estudio en París antes, puede que haya tenido apenas dieciséis años cuando realizó su primera visita.

      De todas formas, el aviso

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