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en un culto especial de otra iglesia. El corto trayecto hacia la Poultry Chapel era familiar para Susie y sus padres, pues habían vivido en el sector durante un buen tiempo. Los orígenes de dicha capilla se remontan a 1640, y se cree que la fundó el predicador puritano Thomas Goodwin. La congregación no conformista (disidentes de la Iglesia de Inglaterra) se trasladó a Poultry, Cheapside, en 1819.56 El sector se llamaba Poultry (aves de corral en inglés) debido a los comerciantes avícolas que solían negociar allí en el pasado.

      El padre de Susie nació cerca de ese lugar, en el sector de Old Artillery Grounds Parish, y fue bautizado de infante en el tabernáculo de George Whitefield, cerca de la calle Moorgate Street. Justo al norte, en el cementerio de Bunhill Fields, descansan los restos de santos como Susannah Wesley y John Bunyan, cruzando la calle desde la capilla de John Wesley.

      Los hechos de que R. B. fuera bautizado en el Tabernáculo, que Susie asistiera a la Poultry Chapel y que ella y sus padres participaran en la New Park Street Chapel indican que la teología de los Thompson era más afín al no conformismo que a la Iglesia oficial de Inglaterra. En el caso de los Thompson, su no conformismo con la Iglesia de Inglaterra significaba, en parte, que creían en una iglesia libre, independiente del Estado, y que eran de naturaleza evangélica.

      Esa tarde invernal, el pastor S. B. Bergne predicó a partir del libro de Romanos: «Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Rom 10:8-9).

      A pesar de la luz menguante de la tarde invernal, dentro de esa capilla relativamente pequeña y «lúgubre»,57 Susie experimentó «el amanecer de la luz verdadera» en su alma. Mientras las palabras del sermón entraban a los oídos de la congregación, Susie también escuchó otra cosa… escuchó al Señor que le decía: «Dame tu corazón».

      «Constreñida por Su amor», escribió después, «esa noche fue testigo de mi resolución solemne a rendirme completamente a Él».58 Susie tenía casi veintiún años.

      Al igual que muchas personas de la cultura inglesa cortés y religiosa que la rodeaba, Susie pasó sus primeros veintiún años de vida en un cristianismo asumido, leyendo la Biblia, orando y asistiendo a la iglesia. El resto de su vida cristiana sería muy distinta, aunque al principio se vio abrumada por las dudas sobre su nueva fe.

      Susie recordaba su experiencia en la Poultry Chapel como el momento de su verdadera conversión a Cristo; sin embargo, allí comenzó un año de «oscuridad, desaliento y dudas». Le fue difícil enfrentar esos retos espirituales tan pronto después de su conversión, pero, peor aún, mantuvo su nueva fe y sus dudas ocultas en su corazón. Dijo que se volvió «fría e indiferente hacia las cosas de Dios» y describió su condición espiritual como «enfermiza y somnolienta».59

      Aunque no se sintió impresionada la primera vez que escuchó predicar a Charles Spurgeon, Susie llegaría a ver ese primer encuentro a la luz del gobierno soberano de Dios. Le habían enseñado a apreciar lo socialmente correcto en el habla, las formas y el vestido. Chales transgredía sus nociones preconcebidas de lo que era adecuado para un joven cortés en la era victoriana y especialmente para un predicador. El cabello, el traje, los gestos y el estilo homilético provocativo de Charles le resultaron chocantes. Más adelante, reflexionando en sus primeros sentimientos, escribió:

      ¡Oh!, ¡cuán poco me imaginé entonces que mis ojos estaban observando al hombre que sería el amor de mi vida! ¡Cuán poco me imaginé el honor para el que Dios me estaba preparando en el futuro próximo! Es una misericordia que no seamos nosotros los que tenemos que planear nuestras vidas, sino que nuestro Padre elija por nosotros. Si no fuera así, a veces podríamos alejarnos de nuestras mejores bendiciones, y apartar de nosotros los dones más selectos y preciosos de Su providencia.60

      La mañana del domingo 18 de diciembre de 1853, Charles ocupó por primera vez el púlpito de la histórica capilla. Susie, que estaba de visita en la casa de la familia de Thomas Olney, diácono de la NPSC, no asistió a ese culto matutino, pero sí vio el entusiasmo de los Olney cuando regresaron a casa: ambos estaban perplejos y sorprendidos, pues «nunca habían escuchado una predicación así… [pues] los había alimentado con manjares reales».61

      Olney y su familia estaban encantados con el joven Charles, y creían que su primer sermón de ese día era un indicio de las grandes cosas que vendrían para él y, esperaban, para su iglesia.

      Sin embargo, Charles tuvo una reacción distinta ante ese culto. La baja asistencia a un edificio que tenía una capacidad de más de mil personas sentadas lo desanimó, y anheló regresar a la Waterbeach Chapel, junto a la gente que lo amaba y sostenía.62 La multitud que se congregó en dicha iglesia rural la mañana en que Charles predicó en Londres superó con creces a la pequeña congregación que se juntó en la ilustre New Park Street Chapel ese domingo de diciembre. Los Olney, decididos a alentar al predicador de diecinueve años, quisieron asegurarse de que hubiera una mayor asistencia al culto vespertino, así que pasaron la tarde reclutando amigos que asistieran a oír el sermón de la tarde.

      Susie fue una de las personas a las que Thomas Olney convenció.63 Mientras esperaba que Spurgeon apareciera en el púlpito, su mente se llenó de gratos recuerdos de la histórica capilla. Recordó los momentos destacados de sus primeras experiencias en la iglesia. Se acordó de todo: de las vestimentas de los diáconos, del «extraño púlpito sin escaleras» y de la manera en que el pastor anterior, James Smith, dirigía los cultos.64 Susie tenía opiniones refinadas respecto al decoro adecuado que debía haber en el culto y el pastor.

      Los Olney se alegraron porque «la pequeña Susie», como le decían, los acompañaría a escuchar predicar a Spurgeon. Susie estimaba a los Onley, pero no la entusiasmaba la idea de escuchar a Charles. ¡Los «informes sobre la apariencia externa poco convencional del joven que trajeron los fieles que asistieron al culto matutino… desafiaron bastante sus ideas de lo que era digno y propio en el ministerio»! Cuando vio por primera vez a Charles en el púlpito, fue más lo que la distrajo su aspecto que lo que la atrajo su sermón. Encontró graciosa su «gran corbata de seda negra», su «cabello largo y mal cortado, y el pañuelo azul con puntos blancos».65

      La preocupación de Susie por la apariencia externa del predicador da cuenta de su inmadurez espiritual y la perspectiva cultural que había forjado su educación en Londres. Esa era la condición de muchos feligreses que eran miembros de iglesias destacadas en la gran ciudad inglesa. Sin embargo, Susie quería complacer al Sr. y la Sra. Olney, así que, como escribiría muchos años después, estuvo «presente en el segundo sermón que mi precioso esposo predicó en Londres».66

      Aunque accedió a asistir al culto, Susie, que no era una joven común de recursos o sentimientos humildes, no se sintió «fascinada en absoluto por la elocuencia del joven orador» y pensaba que «los gestos y el habla pueblerina [de Spurgeon] producían más lástima que reverencia».67

      Años después, luego de la muerte de Spurgeon, Susie meditó en las opiniones desinformadas de sus días de juventud. Admitió que fue «necia» y que «no tenía la mentalidad espiritual suficiente para comprender su presentación ferviente del evangelio ni su ruego poderoso a los pecadores».68 Pero ese era un sermón que Susie, tan llena de incertidumbres, necesitaba oír con desesperación.

      Susie y los desafíos espirituales

      de la New Park Street Chapel

      Las susceptibilidades ofendidas de Susie le impidieron recibir el mensaje de Charles, pero, al mismo tiempo, estaba preocupada porque no estaba segura de tener fe verdadera. Años después, reflexionó: «Nadie podría haber necesitado más la vivificación y el despertar que recibí de los ruegos y advertencias fervientes de esa voz, que pronto se convertiría en la más dulce del mundo para mí».69 Susie necesitaba predicación bíblica, y, aunque en un comienzo se mostró reticente, encontró auxilio para sus aflicciones en el ministerio

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