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Extra Point. Ludmila Ramis
Читать онлайн.Название Extra Point
Год выпуска 0
isbn 9788418013645
Автор произведения Ludmila Ramis
Серия Goodboys
Издательство Bookwire
—Esto dice que lleva dos huevos. —Shane lee las instrucciones—. Se los pediría a Steve, pero los perdió cuando decidió convertirse en el chico que le besa el trasero al entrenador.
Timberg es el favorito de Bill hasta ahora.
—Cadúcate —suelta, porque es demasiado educado como para decir «púdrete».
—Lamento informarte que Shane tiene fecha de fabricación, pero no de expiración. —Me uno a la conversación.
—Ese es un buen amigo —responde el aludido mientras abre el refrigerador —. Uno que tendrá una gran porción de pastel al terminar el día.
—Si antes no quemas Phi Beta Sigma con nosotros dentro —recuerda Dave, optimista.
Dave siempre tuvo una personalidad adusta, sin embargo, yo la adquirí con los años y los hechos que ocurrieron en medio.
—Hablando de posibles futuros incendios —dice Steve—. ¿Iremos a la cena en Los Hígados esta noche? Están celebrando la llegada de la chica nueva.
Mis músculos se tensan ante la mención de Zoe. Voy a ayudar al cocinero, en parte para camuflar mi interés sobre la conversación de Dave y en otra porque Shane está intentando romper un huevo con su frente.
—Tú odias ir a Los Hígados —señalo.
—Odio ir cuando Ingrid está ahí —corrige—, pero teniendo en cuenta que está comiendo gelato en Italia o intentando convencer al papa de actualizar su guardarropa, tengo ganas de ir.
—¿La nueva será la misma que entró al vestuario el ayer? —comienza a teorizar Shane—. Y hablando de ella, ¿por qué te ofreciste a acompañarla hasta el despacho del coach, Hensley?
Me concentro en que ningún trozo de cáscara caiga en el bol, pero siento todos los ojos en mí. Dave es el único que sabe sobre Mila. Conoce por qué no busco relaciones amorosas y por qué guardo distancia de las chicas que no pertenecen a los viejos miembros de Los Hígados, pero Shane y Steve no. Preguntan por curiosidad y, aunque Dave también la tenga, pone en primer lugar mi comodidad, por lo que no insiste.
—Nos habíamos conocido más temprano —contesto—. Hubo un pequeño malentendido y quería disculparme, eso es todo.
—¿Qué malenten...? ¡Mierda, ¿por qué me gol...?! ¡Ah, ya entendí! —dice a Wasaik a mis espaldas y reprimo una sonrisa al saber que Dave frenó su interrogatorio—. Como sea, ¿vamos a ir a la cena? ¡Digan que sí, hay que divertirse! Puedo llevar de postre mi bizcocho.
Me giro para mirarlo mientras bato la mezcla, después de haberle añadido todo lo que faltaba.
—A lo que me refiero es que podemos llevar el pastel de Blake —corrige.
—Kassian se quedará conmigo esta noche —me excuso.
—Llévalo contigo, sabes que las chicas y Elvis lo adoran más que a nosotros cuatro juntos —se mofa Dave.
—No sé si estoy de humor para ir.
Desde que mi madre hizo el comentario sobre Mila, no estoy de humor para nada. Me ocupo en precalentar el horno al tiempo en que escucho a Dave quejarse de Shane y a Shane quejarse de Steve.
—¿Tío Blake?
Los cuatro levantamos la mirada hacia la puerta. Kassian está de pie en el umbral y Larson está a su espalda, con las manos sobre sus hombros. No me sorprende que él esté aquí, vive en la fraternidad, pero sí que tenga el coraje de acercarse a mi sobrino conmigo presente.
Le digo a los muchachos que se queden con Kassian y hago un ademán a la sala de estar para Larson.
Hablamos del 24 de abril.
Mal tema de conversación, sobre todo cuando menciona a mi hermana.
Capítulo VIII
Recapitular
—Vi la patrulla de Wendell afuera y creí que sería mejor que tú y él no se cruzaran, así que traje a Kassian hasta aquí —explica dando un paso atrás, y me percato lo cerca que estoy de él—. Fue cuestión de segundos, cálmate.
Decirle a una persona que se calme hace de todo menos calmarla.
—No importa si fueron segundos, no te quiero cerca de mi sobrino. Ya tengo bastante con Wendell como para que te sumes tú.
—Exactamente, por eso...
—Wendell es su padre —interrumpo—. No puedo librarme de él, pero a ti sí te puedo evitar.
—Solo trato de ayudar, Blake.
—No hay nada que odie más que hablar sobre esto, ¿sabes por qué? Porque cada vez que digo algo al respecto, sé que te duele. Te hace sentir una mierda y apenas logras cargar con la culpa. Haces que me odie a mí mismo. Detesto decir cosas que hieren, a pesar de que preocuparme por tus sentimientos no debería existir en mi lista de prioridades, cuando tú no te preocupaste por los míos.
—Entonces no lo hagas —replica entre dientes.
—El problema está en que iré en contra de mis principios si es lo que se necesita para que te mantengas lejos de Kendra y de Kassian. No eres parte de mi familia, así que quédate al margen. No puedes compensar un gran error intentando enmendar muchos pequeños.
«Por favor, vete. No sigas. Haznos un favor a ambos».
—Puedo intentarlo, déja…
Mi mano se cierra sobre su camiseta y mis nudillos sienten el latido de su corazón. Mis movimientos no son bruscos, pero tampoco suaves. No quiero que se sobresalte y que Kassian vea la escena por el escándalo.
—Todo es culpa tuya y de Wendell. Mila se fue después de lo que le hicieron. Es a ella a quien debes compensar, no a mí.
Me sostiene la mirada en silencio, con la quijada tan apretada que no me sorprendería escuchar sus dientes partirse.
—Creo que ya es suficiente. —Dave aparece y me obliga a soltarlo—. Larson, mejor ve a tu habitación o a otro sitio.
No tardamos en escuchar un portazo de su parte.
—En algún momento no te podrás controlar —dice con cautela—. Ya los has hecho por demasiado tiempo y, no me inquieta el hecho de que pierdas el control, sino lo mucho que te arrepentirás por haberlo perdido luego.
Zoe
—Mi jefa es, literalmente, The Devil Wears Prada.
Estoy agitadísima cuando llego a Los Hígados. Pedaleé a toda velocidad perseguida por las nubes de una tormenta. Tuve suerte de que empezara a lloviznar cuando estaba a una cuadra de la residencia, pero no me reconforta mucho.
—Te conseguiré agua bendita para tu cumpleaños —dice Glimmer sentada en la sala, sobre un mantel impermeable, con sus antiparras y su bata. Está mezclando líquidos de colores en tubos de ensayo.
—¿Por qué Ingeniería Química? —pregunto arrodillada a su lado mientras me quito el abrigo.
Le dije a Bill que teníamos alarma de incendios, pero no sé si la casa viene equipada con la seguridad de una planta nuclear.
—Cuando era pequeña, los niños se burlaban por el vitíligo—explica agitando un tubo donde el rojo se convierte en rosa—. Así que le pedí a mis padres una nueva piel, como si pudieran ir a comprar una al mercado. Cuando me explicaron que no era posible, busqué formas de alterar la mía. Empecé a leer las etiquetas de los envases de maquillaje y mi obsesión sobre cómo luzco se trasladó a los misterios de los químicos.
—Así se convirtió en la «reina de la tabla periódica» y les cobró el triple