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cuanto a los conceptos científicos, Tolstóv seguía siendo el típico representante de los años veinte; en particular, era partidario apasionado de la teoría de Marr desde sus años estudiantiles y defendía la idea marrista de continuidad primitiva lingüística, aprobada en aquel entonces en la arqueología y la etnología. Knórosov no compartía en absoluto estas ideas. Sin embargo, eso no fue ningún obstáculo para que Tolstóv lo impulsara hacia delante, abriéndole las puertas de la ciencia.

      Se sabe que Tolstóv había salvado del arresto inevitable (después de la carta dirigida a Malenkov relativa a la defensa del pueblo de los quetos en extinción) y de la expulsión completa de la mgu a su estudiante Seviyan Vainshtein. Todo esto sucedió cuando a dicho estudiante ya lo habían excluido de la juventud comunista (Komsomol) e incluso le habían prohibido asistir a las clases. Igual pasó con Yuri Knórosov. Tolstóv tuvo que salvarlo del arresto y luego, a pesar de cualquier obstáculo, le abrió el camino hacia un futuro científico. También gracias a Tolstóv, pudo desarrollar la escuela antropológica nacional y crear en el Instituto de Etnografía su Departamento de Antropología Física el genetista Victor Valeriánovich Bunák –mundialmente famoso por sus investigaciones en el área de la evolución del hombre, pero expulsado de la mgu. Absolutamente todos los que recordaban a Tolstóv se ofendían con mis preguntas y lo defendían furiosamente. Así por ejemplo, comentó Irina Fiódorovna Jorosháeva:

      Usted entiende, él era una persona bastante dotada, se podía quererlo o no quererlo, reclamarle algo, todo esto era posible, pero era una persona muy dotada que no tenía miedo en absoluto de acercar a personas tan dotadas como él mismo. Inclusive, cuando estaba organizando el Instituto de Etnografía, gracias a él se logró la llegada de Gueorgui Frántsevich Debets y Serguei Aleksándrovich Tókarev. Cuando comenzó todo el hostigamiento en la Universidad relacionado con este «morganismo», cuando despidieron a Mark Ósipovich Kosven … ¿A quién invita inmediatamente Serguei Pávlovich al Instituto? Precisamente a Mark Ósipovich Kosven; invita también a Berta Isaákovna Sharévskaya, se lleva a todos consigo. Él siempre apoyaba a todas las personas que eran más o menos dotadas y trabajadoras. Lo que nunca tuvo fue miedo a competencia alguna. Disculpe, de lo contrario esto hubiera sido bastante complicado. Tenía una fantástica, pero fantástica erudición. Apreciaba a Knórosov a pesar de todos los trucos que hacía Yuri Valentínovich, incluso en los momentos más tensos…

      Serguei Pávlovich falleció en 1976, dejando a Rusia una potente ciencia nacional: la etnografía, la etnología y la antropología.

      El etnógrafo Serguei Aleksándrovich Tókarev, cuyo camino también había abierto Tolstóv, era igualmente conocido como enciclopedista, etnógrafo, especialista en religiones e historiador. Él dirigió la cátedra de Etnografía de la Facultad de Historia de la mgu desde 1956 hasta 1973.

      A diferencia de Tolstóv, que venía de una familia de militares, Tókarev nació en la familia de un maestro de escuela en la ciudad de Tula, en 1899. Su infancia transcurrió cerca de León Tolstói, visitando frecuentemente a la familia del escritor. Su abuela por línea materna era hermana de sangre del conocido metropolita Sergio Moskovski. La historia familiar cuenta que fue precisamente el famoso escritor quien tuvo que ver en la elaboración de la partida de nacimiento de la futura (primera entre varias) esposa de Tókarev. Ingresó dos veces a la mgu, y ambas con éxito. La primera vez fue en 1918, después de la Revolución, cuando tuvo que regresar de una hambrienta Moscú a la región rural de Tula. En 1922, Tókarev volvió a ingresar a la mgu, ya en el departamento sociopedagógico de la Facultad de Ciencias Sociales.

      En 1926 ingresó al doctorado del Instituto de Historia, dando clases en el Instituto Comunista de Trabajadores de China Sun Yat-Sen. En 1928 se convirtió en investigador del Museo Central de Estudios de los Pueblos, en el cual, cuatro años después, encabezó el Sector de los Pueblos del Norte. En este mismo tiempo estaba trabajando en la Academia Estatal de Historia de la Cultura Material y en el Museo Central Antirreligioso. La tesis de su doctorado, titulada «El orden social de los yakutos en los siglos xvii-xviii» alcanzó a ser aprobada antes de la guerra. Al estallar en 1941 la Gran Guerra Patria, él se fue en la evacuación. En 1943, junto con todos los profesores, regresó a Moscú. De inmediato, por indicación del estratega Tolstóv, apenas nombrado director del Instituto de Etnografía de la Academia de Ciencias de la URSS, ocupó el cargo de jefe del especialmente creado Sector de los Pueblos de América, Australia y Oceanía. En ese puesto Tókarev comenzó la edición de la primera publicación en la historiografía nacional, de dos volúmenes, titulada Pueblos de América.

      Tókarev, junto con N. N. Cheboksarov, B. O. Dolguij y V. I. Chicherov, formó un sistema de educación etnográfica, gracias al cual la cátedra de etnografía de la mgu tuvo durante mucho tiempo el estatus de la institución cabecera de este perfil.Tókarev impartió cursos fundamentales de historia de la comunidad primitiva, las bases de la etnografía, la etnografía de América y otros. Según los comentarios de S. Vainshtein, «él invirtió mucho en nosotros (los estudiantes), y presentó los trabajos de Boas y Malinovski» que abrieron los estudios americanistas para la ciencia nacional.

      Yura Knórosov respetaba mucho a su oficial asesor: «Mi asesor, el ex jefe de la cátedra, y otros científicos apoyaron de inmediato mis intentos de descifrar la escritura maya. Me advirtieron que este asunto era arriesgado y podía demorarse. En cuanto a la metodología, dijeron que podía aplicar cualquier método. Lo importante era obtener el resultado». Knórosov destacaba que Tókarev tenía una capacidad extraordinaria de tener contactos útiles por todas partes. Y, al mismo tiempo, siempre fue bastante cuidadoso, siguiendo las tendencias políticas.

      Serguei Aleksándrovich Tókarev falleció en 1985.

      Nuevamente estudiante

      Por más que se apresurara la administración de la mgu, no se logró arrancar a tiempo el año académico. Las clases comenzaron un mes después de lo previsto, el 1 de octubre. Además, no se llevaron a cabo en Mojovaya, sino en el edificio de cuatro pisos de una escuela en Bolshaya Bronnaya. Aquí, a finales de octubre, un nuevo estudiante se integró a las filas de los alumnos del segundo curso: flaco, torpe, en un abrigo percudido, con una extraña gorra kubanka (gorra alta de los cosacos) y una larga bufanda enrollada alrededor del delgado cuello. Esta bufanda extraordinaria cumplía un papel extra: escondía dos finas cicatrices simétricas que provocaban la curiosidad y hacían pensar en alguna herida. A pesar de que esto no era así, el nuevo estudiante, en lugar de aclararlo, solo mantenía dramáticamente una pausa significante. El prestado capote militar que arrastraba hasta el piso también provocaba preguntas curiosas entre los compañeros de la facultad que habían regresado de la evacuación, pues correspondía al espíritu del tiempo y a una imagen misteriosa. El nuevo estudiante era bastante callado. Según los recuerdos de su compañera del curso Lídochka Mílskaya, Yuri tenía un aspecto

      bastante extraordinario, igual que su manera de comportarse: era una extraña combinación de angulosidad, brusquedad y educación anticuada. «Knorósov», se presentaba él, después de aguardar un poco. Rápidamente conocimos los intereses de cada uno, pero nunca hablamos de las circunstancias de la vida. Sin embargo, le pregunté, refiriéndome a su vestimenta, desde hacía cuánto tiempo estaba desmovilizado del servicio militar. «Este abrigo me ayudó a mí y a mi madre a huir de los alemanes de Járkov y a cruzar la línea de combate». Su tono descartaba indagaciones posteriores…

      Las chicas de los cursos menores lo llamaban nada más ni nada menos como «la persona lóbrega en kubanka»… En realidad el pintoresco capote se lo había regalado su hermano Borís, y la bufanda, su hermano Serguei. La bufanda era muy larga, con fleco de rayas blancas y verdes, que parecía un colchón. Yuri le daba cuatro vueltas en su delgado cuello. Nadie se acuerda de dónde había salido el asqueroso y mugriento gorro kubanka, que nunca se quitaba. En las manos, Knórosov siempre llevaba su obligatoria cartera de piel. Allí guardaba todo: libros, papel, lápices, algún tipo de comida y «regalos» conmovedores para sus conocidos. Nadie podía acercarse a su ropa. Después de mucha persuasión les permitía solo a sus parientes «planchar su pantalón, pero sin sacar nada de los bolsillos». Además, le fallaban sus botas percudidas. En esos tiempos

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