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transfirió a Yuri al tercer curso mucho antes de la temporada de exámenes de fin de año. Tiempo después, a Yuri Valentínovich le gustaba bromear sobre su carrera militar. Decía: «¿Usted sabe quién soy? ¡Soy un simple «soldadote»! ¡Hace mal si no me cree!». Y enseñaba la anotación en su cartilla militar donde se indicaba: «Composición: soldados». La palabra estaba escrita a mano negligentemente, de tal manera que la última letra se pareciera a otra. Entonces, formaba en ruso una palabra que señala al soldado como un ser grosero y primitivo.

      Pero, de cualquier manera, ya el 16 de octubre de 1945 Knórosov fue automáticamente incorporado al tercer curso de la Facultad de Historia. Las clases ya se daban en la residencia histórica de la mgu, frente al Kremlin. Los estudiantes corrían entre dos edificios: el principal, donde se dictaban las conferencias, ubicado en Mojovaya 9, y el edificio ubicado en Guertsena 5, donde se encontraba la administración de la facultad.

      En 1945, cuando Knórosov volvió a clases, durante un corto tiempo e inesperadamente para él, resultó ser compañero de Svetlana Stálina. La elección de la institución de educación superior para la hija, tomada por el caudillo, era bastante sencilla y comprensible: la universidad era la principal en el país y la facultad deseada se encontraba precisamente en frente del Kremlin, a dos minutos de ida a pie de la residencia del jefe de Estado. Todo se mantenía bajo completo control. Sin embargo, la querida hija del caudillo aparecía en clases muy de vez en cuando: todo el tiempo ella se casaba, o daba a luz, o se divorciaba. Además, estar sentada en un pupitre no era una cosa señorial, aunque al público se le informó oficialmente acerca de su pertenencia a la mgu. El profesor de Sarátov Y. F. Yaskin, que en aquellos años era estudiante, recordaba:

      La guerra ha terminado…

      Pero es muy poco probable que a Yuri le importaran los (debido a su ocio) problemas amorosos de la hija del generalísimo. Es el año 1945. El final de la guerra. El 30 de marzo, por el Decreto del Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación, a Valentín Knórosov se le otorga el rango del «director coronel de la Vía y de la Construcción». Posteriormente, lo condecoran con la Orden de la Bandera Roja del Trabajo «por haber realizado las tareas del gobierno y del mando militar relativas a la organización de transportes de las cargas de defensa y de las cargas de la economía nacional en el periodo de la Gran Guerra Patria». Valentín Dmítrievich se preparaba para jubilarse y regresar a Yúzhnoye: ya tenía 65 años, tres guerras y un servicio impecable a la patria, antes y durante la Gran Guerra Patria se demostró esto.

      Yuri, después del servicio militar, bastante condicional y por lo tanto ofensivo para él (no importaba si se trataba de la reserva del comandante en jefe), regresó gustosamente a las clases para continuar sus estudios en el merecido tercer curso. Además, por fin había logrado obtener un lugar en la residencia estudiantil de la mgu en la dirección «Stromynka, 32». Probablemente esto se debió al hecho de que después del servicio era necesario estar registrado en algún domicilio e inscrito en el registro militar, lo cual hizo en la oficina de reclutamiento regional Sokolnicheskaya. Yuri fue instalado en la habitación núm. 608. Las habitaciones de la residencia eran muy grandes, pero se parecían más a los cuarteles: en cada uno de los cuartos había 10 estudiantes de diferentes cursos y de diferentes edades. Sin embargo, incluso recibir una cama en tal cuartel en la Moscú de posguerra se consideraba una felicidad increíble. El vecino y fiel amigo de Knórosov durante ese periodo fue Seviyan Vainshtein, que era dos años menor que Yuri. También él se volverá un gran etnógrafo, orientalista y turcólogo, especialista en historia y etnografía de Tuvá y de la cultura de los nómadas de Eurasia. Su destino, como el de Yuri, fue bastante complicado, pero a su manera. Después de la ejecución de su padre y la deportación de su madre en enero de 1938, Seva fue enviado al orfanato. En 1945 pudo ingresar a la sección oriental de la Facultad de Historia de la mgu, y ya en el segundo año había escrito un trabajo titulado «El estudio religioso y filosófico de la secta medieval de los ismailíes», por el cual recibió un premio de la Universidad. Serguei Tolstóv notó al talentoso estudiante y lo llevó a su cátedra de etnografía; en el mismo año lo envió a la expedición por el río Tunguska Pedregosa hacia los ket de Sulomay, como parte de la expedición del Instituto de Etnografía de la Academia de Ciencias, dirigida por B. O. Dolguij.

      Este pueblo arcaico, los ket (quetos), ni siquiera pastoreaban alces. El perro era su único animal doméstico. Ellos no conocían las redes de pesca y conseguían el fuego mediante la fricción. En invierno habitaban en vivendas semisubterráneas o semiterrícolas y conservaban un sistema tradicional de parentesco. Por alguna razón, Seva, siendo estudiante practicante, había quedado como jefe del pequeño grupo, que logró recopilar un enorme y único material etnográfico. Además, los participantes del grupo describieron por primera vez el chamanismo de los quetos, que conservaba un impresionante anacronismo de cultos paleolíticos. Sin embargo, al inocente Seviyan no le sorprendió en absoluto cómo conseguían el fuego, sino el hecho de que, incluso en unas condiciones tan severas de supervivencia, a los quetos se les prohibía la caza de cebellina, lo que para ese pueblo diminuto era el principal y casi único ingreso que les permitía sobrevivir. La prohibición de la caza condenaba directamente al pueblo a la extinción. Para ser justos, hay que mencionar que la política de la URSS desde los primeros años del poder soviético, en relación con las minorías nacionales (pueblos indígenas), era igual de eficiente que el modelo canadiense. Por lo mismo, se consideraba como la mejor en la práctica mundial: las cuotas para la educación de todos los niveles, los internados especiales para los niños de familias nómadas, la movilidad social, la liberación del reclutamiento, etcétera. Y de repente… ¡una prohibición de la supervivencia! Seviyan Vainshtein decidió escribir una carta «a la persona principal después de Stalin en el país –Malenkóv». La administración de la mgu reaccionó de inmediato: Seva fue expulsado del Komsomol e incluso le prohibieron asistir a clases. El estratega Tolstóv tuvo que hacer muchos esfuerzos increíbles para lograr que los «de arriba» revisaran oficialmente la situación con los quetos. Los resultados de la revisión le dieron completamente la razón a Seva. ¡Y fue restituido!, tanto en Komsomol como en la Facultad. Además, Tolstóv envió nuevamente a Seva con los quetos. Más adelante, los materiales de la expedición fueron presentados en el Instituto de Etnografía, en el grupo Sever (Norte) de M. G. B. Levin, en la sección de chamanismo. Por orden personal de Tolstóv, el informe de Vainshtein se publicó en Mensajes breves del Instituto de etnografía, en 1950.

      Sorprendentemente, según los recuerdos de Aleksandr Plunguyán, el papel de Seva Vainshtein en las relaciones con Knórosov es comparable con el papel de Tolstóv o Tókarev en su vida. Tiempo después, el propio Seviyan Izrailevich Vainshtein se acordaba de aquellos tiempos y decía: «Mi vecino era Yura Knórosov. Él se entregaba por completo a la ciencia, recibía su beca e inmediatamente compraba libros, y luego pedía prestado a todos. Se alimentaba con agua y pan. Se dedicaba al desciframiento de la escritura maya…» Ambos eran verdaderos científicos y ambos eran muy dedicados; por lo tanto, apreciaban mucho estas cualidades en los demás…

      Mientras tanto, la vida de todos los estudiantes (o, en dado caso, de casi todos, excepto aquellos que habitaban dentro de los muros del Kremlin), y no solo de los estudiantes de esos tiempos, no era nada fácil. El hambre los perseguía constantemente. Cada uno debía tener sus tarjetas para los productos y para el pan. Sin ellas, según los recuerdos, se podía comprar solamente una masa extraña de soya llamada syrki («quesos»). Algunos estudiantes astutos adquirían

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