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Responsabilidad de la persona y sostenibilidad de las organizaciones. Teresa de Dios Alija
Читать онлайн.Название Responsabilidad de la persona y sostenibilidad de las organizaciones
Год выпуска 0
isbn 9788418360299
Автор произведения Teresa de Dios Alija
Жанр Документальная литература
Серия Diálogos
Издательство Bookwire
La vertiente más radical del utilitarismo se representa en las aportaciones de Robert Nozick (1938-2002). En su obra Puzzles socráticos (1999) apunta que la cooperación social debe darse únicamente para permitir satisfacer mejor los intereses y deseos particulares de los individuos. Así, la sociedad permitirá, a aquellos individuos que destaquen por sus cualidades y capacidades, ocupar las mejores posiciones en la estructura social y obtener una mejor retribución por sus aportaciones. Parece que la igualdad que un Estado democrático propone en cuanto a derechos y deberes para todos no es posible en el marco filosófico de esta corriente individualista, pues de partida no todos los seres humanos nacen en una situación social dada similar y, por tanto, sus competencias personales no tienen las mismas posibilidades de desarrollo.
La filosofía individualista radical se desarrolla cuando las sociedades son despóticas, entonces el individuo intenta defender sus derechos como ser humano, como ciudadano, para defenderse del sistema. La lucha por la libertad y los derechos humanos justifica la postura individualista.
En sistemas democráticos, esta postura individualista ha llegado a convertirse en una búsqueda particular de satisfacer los propios intereses tomando de la sociedad aquello que se necesita, entonces el ciudadano satisface sus intereses materiales, sociales e incluso de autoestima haciendo uso de sus derechos individuales y extrayendo de la sociedad aquello que le permita lograr sus metas. Es injusto poner barreras a la empresa con impuestos o con el cumplimiento de determinadas normativas, ya que esto vulnera las libertades de la persona.
A pesar de que estas teorías parecen identificarse con algunos movimientos sociales actuales, no es viable fundamentar la RSC en esta concepción del individuo, pues no podemos considerar que una acción responsable sea mantener un sistema que siempre beneficia a los más favorecidos y cuyo fin es consolidar las estructuras sociales que ya existen sin tener en cuenta la libertad real de oportunidades. No hablamos de responsabilidad si nos referimos a la pretensión de extraer de la sociedad aquello que consideramos que merecemos sin dar nada a cambio, no es responsable pensar que la sociedad nos da derechos sin que a cambio pueda demandar el cumplimiento de obligaciones, y, por supuesto, de acuerdo con esta postura, no tendrían cabida ninguna de las regulaciones medioambientales, laborales o de comercio que intentan garantizar el cumplimiento del deber de las organizaciones con la sociedad.
Otro de los grandes exponentes de esta corriente individualistaliberal es Friedrich August von Hayek (1899-1992), considerado uno de los padres del liberalismo moderno y referente en el análisis de la economía y sus implicaciones en la sociedad actual. Critica duramente el socialismo porque genera una dependencia exagerada del Estado. Las instituciones sociales, las leyes e incluso los Gobiernos no son sino un invento del hombre para responder a determinadas necesidades. El ser humano evoluciona de manera espontánea aprendiendo de sus errores, lo que le proporciona el conocimiento sobre lo que funciona mejor para su vida en comunidad. Por este motivo, no tiene razón de ser tratar de construir racionalmente un orden social, pues caeríamos en un proceso involutivo y retrógrado que implicaría la imposibilidad de sustentar la numerosa población humana:
El hombre no viene al mundo dotado de sabiduría, racionalidad y bondad, es preciso enseñárselas, debe aprenderlas. No es la moral fruto de la razón, sino que fueron más bien esos procesos de interacción humana propiciadores del correspondiente ordenamiento moral los que facilitaron al hombre la paulatina aparición no solo de la razón sino también de ese conjunto de facultades con los que solemos asociarla.47
La vertiente del individualismo conocido como igualitario intenta paliar la distancia del ideal democrático que proponía el individualismo radical. La teoría más representativa de esta corriente es la propuesta por John Rawls (1921-2002), que caracteriza a las personas como entidades libres porque, gracias a sus capacidades racionales, pueden emitir juicios morales, de acuerdo con su sentido de la justicia y del bien, e iguales, porque cooperan en la formación de la sociedad, siguiendo unas reglas y unos procedimientos aceptados por todos.
Cada persona comprometida se beneficia de la cooperación social de los otros, siempre y cuando cumpla con los roles y tareas marcadas; por tanto, la cooperación refleja una situación de ventaja para todos, aunque esté pensada en favor del bien individual de cada uno de los participantes.
La sociedad es una suma de individualidades que cooperan para promover el bien de todos los que la configuran. La diversidad de intereses de los individuos, que desean los mayores beneficios posibles, facilita el conflicto.
Las desigualdades deben mitigarse desde el Estado, que, desde esta concepción, puede acercarse al ideal democrático, aunque ello no implique en ningún caso que el punto de partida y final de todos los individuos sea igual para todos. Se trata, en todo caso, de mejorar la situación de todos aquellos que cooperan. Rawls distingue entre lo racional, egoísmo individual que lleva a la persona a considerar solo el propio beneficio, y lo razonable, que supone tener en cuenta el interés ajeno. Sin ambos puntos de vista no es posible la cooperación social estable.
El principal objetivo de un Estado justo es establecer una estructura básica de sociedad en la que las grandes instituciones sociales distribuyan derechos y deberes fundamentales y determinen la diferencia entre las ventajas que surjan de la cooperación social.
Rawls propone en Teoría de la justicia (1971) que la desigualdad social y económica está justificada siempre que se maximice la utilidad para los individuos más desfavorecidos de la sociedad: «No hay injusticia en que unos pocos obtengan beneficios con tal de que con ello se mejore la situación de las personas menos afortunadas».48
El Estado debe aspirar a maximizar el bienestar de la persona peor situada en la sociedad, aunque esto lógicamente no puede llevar a una situación idéntica para todos los individuos que la configuran. La justicia no es igualdad, sino imparcialidad, pues solo a partir de condiciones imparciales se pueden obtener resultados imparciales.
Su principio de eficacia afirma que una configuración es eficiente siempre que sea imposible cambiarla de modo que beneficie a algunas personas sin que al mismo tiempo dañe a otras.
La estructura social debe facilitar una distribución justa, para ello es necesario establecer políticas e instituciones legales adecuadas que propicien el progreso social y económico garantizando la imparcialidad. El Estado debe ofrecer iguales oportunidades a personas con similares capacidades y garantizar los mínimos sociales a aquellos que más lo necesitan; sin embargo, la teoría de la justicia social no favorece en sí misma un régimen capitalista o socialista, pues la decisión de cuál es más oportuno será consecuencia de las circunstancias y de la tradición histórica de la sociedad. Según su principio de compensación:
Las desigualdades inmerecidas requieren una compensación; y dado que las desigualdades de nacimiento y dotes naturales son inmerecidas, habrán de ser compensadas de algún modo […]. La distribución natural no es justa ni injusta, como tampoco es injusto que las personas nazcan en una determinada posición social. Estos son hechos meramente naturales. Lo que puede ser justo o injusto es el modo en que las instituciones actúan respecto a estos hechos […]. La estructura básica de estas sociedades incorpora la arbitrariedad de la naturaleza. Sin embargo, no es necesario que los hombres se sometan a estas contingencias. El sistema social no es un orden inmodificable colocado más allá del control de los hombres, sino un patrón de la acción humana.49
Sus principios de justicia se fundamentan en la elección racional del individuo. El compromiso de cada persona para acogerse a unos acuerdos válidos para todos será en todo caso voluntario; escoger los mejores principios para la sociedad no implica dejar de elegir lo mejor para los individuos, pues los bienes sociales primarios son deseados por todos los seres racionales: derechos, libertades, oportunidades, riqueza, autoestima. Los bienes primarios son considerados como medios para lograr fines y, por ello, el individuo busca obtener la mayor cantidad de estos.
No obstante, los individuos se ven afectados por el mutuo desinterés, no están dispuestos a sacrificarse por el bien de los demás, están mediatizados por un velo de ignorancia que les impide conocer cuáles son sus circunstancias particulares.