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lo que indica que dentro la misma tradición patrística hubo cierta discrepancia en torno al tema. Por su parte, Gregorio López eligió la posición más adecuada (según su propio razonamiento) para justificar su punto de vista y para destacar la figura de san Juan el Teólogo en el contexto de su concepción histórico-profética. Dirijámonos a los testimonios que se encuentran en el propio libro del Apocalipsis en torno a su autor.

      Se tiene que subrayar que el autor del Apocalipsis ha sido una persona destacada, distinguida y reconocida; todos lo conocían como “Juan” y sólo al mencionar su nombre se han dado cuenta de que se trataba de una persona concreta que gozó de mucho prestigio entre sus correligionarios. El mismo autor era consciente de su notoriedad: él siempre se ha llamado Juan (Ἰωάννης) sin aclaración alguna: Ἐγὼ Ἰωάννης (Apoc. 1:9); Κἁγὼ Ἰωάννης ὁ ἀκούων καὶ βλέπων ταῦτα (Apoc. 22:8). La importancia que adquirió el autor del libro podría haberse basado en su posición jerárquica y de autoridad, así como de su posición alta y su dignidad apostólica. Por eso parece evidente por qué Gregorio López no dudaba en la autoría del libro que comentaba: para él el autor del libro del Apocalipsis y san Juan el Teólogo eran la misma persona.

      Sin embargo, la posibilidad de elegir esa versión como la verdad indudable presuponía el rechazo de una parte considerable de la tradición patrística cuyos representantes pensaban de otra manera en torno a la autoría del libro del Apocalipsis. Examinemos uno de los ejemplos más elocuentes, conservado en la “Histórica eclesiástica” de Eusebio de Cesarea, que, sin duda, pertenece a uno de los libros más consultados y citados por Gregorio López en su Tratado.

      Uno de los autores más importantes quien cuestionó de manera argumentada la autoría de san Juan fue el obispo egipcio Dionisio, quien desempeñó el cargo de patriarca de Alejandría entre los años 248 y 264. Los argumentos de Dionisio fueron expuestos por Eusebio, así que no cabe duda de que Gregorio López los habría conocido. Como comenta Eusebio, Dionisio compuso dos libros intitulados “Sobre las promesas [de Dios]”, en donde polemizó contra un tal Nepote, un obispo egipcio quien creía que para los santos habrá de llegar el milenio de placeres carnales. Además de eso, Dionisio, según relata Eusebio, expone sus consideraciones en torno al libro del Apocalipsis y su autor. En primer lugar, él repugna los razonamientos de aquellos que veían el libro de la Revelación como herético y apócrifo, perteneciente a cierto hereje llamado Cerinto, conocido también por sus esperanzas milenaristas. Así dice Eusebio, citando la obra de Dionisio:

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