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El Tratado del Apocalipsis del beato Gregorio López (1542-1596). Iván Kopylov Sidorovich
Читать онлайн.Название El Tratado del Apocalipsis del beato Gregorio López (1542-1596)
Год выпуска 0
isbn 9786079946883
Автор произведения Iván Kopylov Sidorovich
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
En este sentido no podemos evitar el hecho que Gregorio López, ubicándose metodológicamente dentro del enfoque preterista, lo combina con el idealista, como podemos comprobarlo, por ejemplo, en la definición genérica del Apocalipsis formulada por el propio López: el Apocalipsis “es una historia profética disfrazada con figuras”,[57] donde las profecías no se refieren al futuro remoto, sino que se ubican en su propio contexto histórico, porque “luego” comenzaron a “efectuarse”,[58] mientras que las “figuras” podrían caracterizar el contenido teológico de una profecía concreta.
El enfoque futurista tiene como objetivo la interpretación del Apocalipsis como una descripción profética de los acontecimientos que se prolongan en el futuro y se refieren al fin del mundo y de la historia. En la época de la Contrarreforma ese enfoque fue actualizado en el contexto de la polémica contra las interpretaciones protestantes y fue fundamentado por Francisco Ribera (1537-1591) en su tratado “Los comentarios en el Apocalipsis Sagrado del san Juan Apóstol y Evangelista” (In Sacram Beati Iohannis Apostoli et Evangelistae Apocalypsin Commentarii).[59] Aquí el hincapié se hace en la perspectiva escatológica más remota del libro; sin embargo, es necesario tener en cuenta que para el autor del libro de la Revelación todo el contenido de su propia visión profética da testimonio sobre el fin cercano del mundo, que corresponde con las expectativas escatológicas de las comunidades microasiáticas de los siglos i-ii.[60] Sin embargo, el enfoque futurista puede ser aplicado en una manera dialéctica, cuando uno, presentando el Apocalipsis como el libro sobre el fin futuro del mundo (que podría haberse prolongado hasta fechas más remotas), no obstante, se da cuenta sobre “el arraigo” de esa perspectiva escatológica futura en la conciencia masiva de los primeros cristianos y en las realidades históricas que los rodeaban.
Por fin, el enfoque historicista examina el Apocalipsis como una serie de profecías sobre el rumbo de la historia o bien como el cambio consecutivo de las épocas históricas a partir de Jesucristo (o de la creación del mundo) hasta el fin del mundo. El pionero de tal enfoque fue Joaquín de Flora y luego, en el siglo xiv, los principios metodológicos de ese enfoque fueron perfeccionados y elaborados por Nicolás de Lira. Según el sistema cronológico detallado por Nicolás, los siete sellos revelan la etapa histórica desde Jesucristo hasta Juliano el Apóstata; las siete trompetas significan el periodo desde Juliano hasta Mahoma; la lucha entre el dragón y la Iglesia se refieren a los tiempos desde el emperador bizantino Mauricio hasta Carlomagno; las siete redomas de la ira de Dios indican el espacio cronológico entre Carlomagno y Enrique IV de Alemania. La persecución de la Iglesia por la Bestia en el capítulo 12 está representada por la guerra entre el emperador bizantino Heraclio y el rey persa Cosroes II Parviz, el Victorioso, quien logró tomar la ciudad de Jerusalén y llevarse la reliquia de la Vera Cruz como trofeo durante los años 613-614. La primera Bestia simboliza a los hijos de Cosroes, mientras Mahoma es aquel que representa la segunda Bestia, conocida también como “falso profeta”. La profecía sobre la Nueva Jerusalén celeste cumplió con el surgimiento del reino cristiano en Jerusalén tras la reconquista de la ciudad santa en la primera Cruzada, y el milenio comenzó con la creación de las tres órdenes mendicantes.[61]
La precariedad y el carácter frágil y arbitrario de este tipo de interpretación parecen obvios. Es que en el libro de Apocalipsis nada indica que su narración como tal se tiene que entender como el esquema del desarrollo del proceso histórico. Cada representante del enfoque historicista trata de ajustar la interpretación a la mentalidad y a las necesidades intelectuales de su propia época; por eso es de esperarse que el “mapa histórico” resulta cada vez diferente y no se trata de ningún “diálogo de interpretaciones”. Sin embargo, ese enfoque despertó las búsquedas intelectuales de los comentaristas e “impregnó” las ideas hermenéuticas de generaciones posteriores. Por ejemplo, podemos decir que Gregorio López también fue influenciado por ese enfoque por haber presentado la historia de la sociedad humana como una secuencia de periodos (o mejor dicho, de “edades”) que van uno tras otro.[62]
Por una parte, parece que el Tratado de Gregorio López fue el ejercicio para fundamentar el enfoque historicista, pero más adelante veremos que en muchos aspectos López aparece como portavoz de la época preterista. Sobre todo, eso se refleja en sus intentos de definir el contexto histórico concreto de las epístolas a las siete iglesias de Asia Menor que inauguran los ciclos proféticos del libro de la Revelación. Hemos dedicado a ese problema el capítulo ii de nuestro trabajo para ver que Gregorio López como comentarista ha tomado en cuenta las circunstancias históricas de esas epístolas que fueron dirigidas a las comunidades cristianas de las siete ciudades de Asia Menor romana.
Gregorio López atribuye la fecha del Apocalipsis como perteneciente a los tiempos del emperador Domiciano (es decir, alrededor del año 95), representando la tradición patrística que se remonta a san Ireneo de Lyon. En aquellos tiempos los destinatarios de las cartas de san Juan vivían bajo la presión constante del entorno pagano. Es de notar que en Asia Menor del siglo i d.C. se extendió de una manera considerable el culto del emperador, por eso los cristianos de entonces se sentían amenazados por parte del Estado.[63] Aquellos que han renunciado a tomar parte en las ceremonias religiosas dedicadas al culto imperial podrían haber sido acusados de deslealtad, lo que podría acarrearles múltiples sanciones, que a su vez han sido parte de la experiencia laboral de los procónsules de la provincia; eso vemos en la correspondencia entre el emperador Trajano y Plinio el Joven, que desempeñó el cargo de gobernador de la provincia microasiática Bitinia.
En el Apocalipsis se transmite la espera trágica de las tribulaciones inminentes causadas por las persecuciones inevitables. Por eso san Juan hace llamamiento a los miembros de las comunidades microasiáticas a que manifiesten la valentía a “la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (Apoc. 3:10). Se exhorta a los fieles: “No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (2:10). Como ejemplo para seguir se menciona un cristiano llamado Antipas que fue víctima de persecuciones en la ciudad de Pérgamo (2:13).
Una opinión muy extendida es que el tema de martirio que es crucial para el Apocalipsis está vinculado con las persecuciones de Nerón que fueron el resultado de la acusación de los cristianos por el incendio de Roma. Algunos investigadores fecharon el libro del Apocalipsis en el tiempo de Nerón por las alusiones a las persecuciones nerónicas.[64] Sobre todo en relación con la imagen de la Bestia en el capítulo 13 que libra una guerra con los santos; en ese pasaje se reconocen muchos rasgos característicos del imperio romano, como sus brutales represiones. El problema del martirio se expone en Apoc. 6:9-10, donde san Juan experimenta una visión en cual Jesucristo quita el quinto sello del libro sellado y luego, bajo del altar de Dios, aparecen las almas de aquellos que perecieron por la palabra de Dios y por su testimonio que clamaban en voz alta: “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. Como opina John Paul Heil, este es el tema clave del Apocalipsis, porque toda la narrativa subsecuente que muestra las manifestaciones de la ira de Dios es la respuesta a la pregunta de los mártires.[65]
Vemos que en el Apocalipsis se reflejó la situación contradictoria que afectó gravemente a las comunidades cristianas de Asia Menor. Acababan de pasar las persecuciones sangrientas de Nerón, la ideología estatal había propuesto la deificación del emperador, lo que implicaba exigencias severas a todas las clases sociales. Por una parte, Jesucristo resucitó y