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entre jóvenes socialistas, comunistas y libertarios en los ámbitos locales y provinciales. Por ejemplo, en noviembre de 1935 la Juventud Libertaria de Torrelavega (Santander) propuso a la Juventud Socialista de la localidad la creación de un comité de enlace, considerando que había «una gran corriente, quizá algo simplista, hacia la unificación proletaria» y, aunque reconocía que las diferencias ideológicas hacían imposible la unificación, proponía crear «órganos de defensa» formados por miembros de ambas organizaciones «por instinto de conservación» para dar «al traste con los propósitos de la reacción de instaurar una dictadura jesuítico militar». La Federación Provincial de Santander autorizó a su sección a iniciar conversaciones sobre el tema mientras consultaba a la Ejecutiva Nacional juvenil socialista.167

      Las mismas relaciones entre la FJS y la UJCE pasaron por numerosos altibajos. Siguiendo un proceso que repite lo sucedido antes de octubre, ambas organizaciones dijeron estar atrayendo a las bases de la otra, aunque también, al igual que antes de octubre, no hay ningún elemento que permita confirmarlo; y la dirección de la organización juvenil socialista se quejó de que los comunistas «no desperdician ocasión para arremeter contra nosotros», lo que puede ser la corrección en la práctica del acuerdo entre ambas organizaciones que pedía el secretariado romano de la IC en la carta de enero citada anteriormente. En junio, Joven Guardia informó de que las relaciones en el Comité Nacional de Enlace y en el de Madrid habían estado interrumpidas durante más de dos semanas por la negativa de la Comisión Ejecutiva de la FJS a continuarlas hasta que no comprobase ciertas denuncias hechas por algunas de sus secciones en relación con «maniobras comunistas sobre el trabajo en común», que «se aclaró que se trataba de una interpretación equivocada que alguna sección dio a unos comunicados del comité central» de la UJCE. Así, era difícil que las Juventudes Socialistas aceptasen las propuestas de la UJCE de «ampliar el carácter de órganos consultivos que actualmente tienen los comités de enlace a órganos ejecutivos con poderes para ejecutar un programa de lucha común», que debía incluir la lucha «por todas las reivindicaciones políticas, económicas y culturales de la juventud», la amnistía, y la «unificación de las milicias», entre otros temas.168

      La FJS informó a sus secciones de esta crisis en una circular en la que les instaba a llevar la iniciativa planteando actividades a los comités de enlace: «Hasta ahora –y lo declaramos con orgullo– no ha habido una sola sección que haya obrado contra el criterio de la CE [Comisión Ejecutiva] en el problema de la unidad». Defendía que «los comités de enlace siguen siendo órganos de relación y proposición» y decía que había que «convencer a los jóvenes comunistas de que en tanto esta primera etapa no sea realizada con toda lealtad y se cree una plena confianza de una organización hacia la otra, no habrá posibilidad de avanzar más». A la vez, pedía a las secciones que informasen de cualquier «maniobra que podáis advertir» y que buscaran atraer a los jóvenes libertarios y hacer que sus organizaciones locales pidiesen al Comité Peninsular de la FIJL que se sumase al Comité Nacional de Enlace, ya que la dirección juvenil socialista seguía manteniendo que el trabajo común debía limitarse a las organizaciones obreras, «sin que debáis establecer relaciones con los jóvenes republicanos».169

      Al igual que otros ejemplos que hemos visto y que veremos posteriormente, esta circular muestra que a pesar de la represión y de los problemas que ésta generaba, la comunicación entre las distintas secciones de la FJS se mantuvo –no sin dificultades– y en algunos casos llegó a ser muy fluida, lo que significa que las diferentes secciones juveniles socialistas pudieron estar muy al tanto de las relaciones y negociaciones entre su dirección nacional y la de las juventudes comunistas. Aunque este proceso generó tensiones ya antes del acuerdo de unificación orgánica, difícilmente se puede hablar de traición, engaño o venta de la Juventud Socialista a los comunistas por parte de la ejecutiva de la FJS, como se diría durante largo tiempo y se mantiene actualmente desde ciertas visiones partidistas.

      Y si los jóvenes tuvieron un papel importante en la labor propagandística realizada por las organizaciones obreras durante el año 1935 –los detenidos y/o procesados por actividades de propaganda clandestina, principalmente el reparto de octavillas de distintas organizaciones, fueron principalmente jóvenes– la labor propagandística juvenil, tanto en el ámbito nacional como en los ámbitos locales, fue en muchos casos conjunta entre las organizaciones socialista y comunista, y, frente a la postura del PSOE, que circunscribió la acción conjunta con el PCE a aspectos puntuales de la lucha contra las consecuencias de octubre, incluyó tanto temas relativos a la represión posterior a octubre de 1934, como cuestiones políticas más generales. Así, se conservan octavillas conjuntas de la ejecutiva de la FJS con la de la UJCE no sólo contra las penas de muerte de procesados por los sucesos de octubre de 1934, sino también contra las concentraciones de la JAP en Uclés y Medina del Campo (26 de mayo y 29 de junio de 1935, respectivamente); sobre la ocupación de Abisinia por Italia o sobre el primero de mayo de 1935.170 Ya en enero de ese año, una octavilla conjunta de la juventud socialista y comunista anunció la conmemoración, entre los días 15 y 25, de la muerte de Lenin, Karl Liebknecht y Rosa de Luxemburgo, con el nombre de «semana de las tres L», como se hacía desde las organizaciones comunistas. Por recordar este aniversario colocando pegatinas con diferentes lemas firmadas por «Juventudes Socialistas y Comunistas de Madrid» fueron detenidos en la noche del 17 de enero cinco jóvenes, 2 de los cuales reconocieron ser miembros de la JSM y otros dos de la JCM. Esta actividad, según uno de los detenidos, se había acordado «entre un grupo de jóvenes comunistas y otro de socialistas». Joven Guardia destacó que en Madrid muchos trabajos de propaganda se habían hecho, «desde un comienzo», «sobre la base del frente único con los jóvenes socialistas».171

      Continuó, por tanto, el acercamiento de la FJS a símbolos, movilizaciones y consignas comunistas que hemos visto en Renovación antes de octubre. Otro ejemplo es su defensa de una huelga general el primero de mayo, propuesta defendida por los comunistas. La JSM publicó una octavilla que llamaba «al paro absoluto y total de la clase trabajadora», frente a las consignas de la Casa del Pueblo de Madrid que planteó que parasen sólo los obreros de los oficios que tuvieran establecido en sus bases de trabajo que el primero de mayo no era día laborable. También la Federación Provincial de Juventudes Socialistas de Madrid dijo que «el deber de los jóvenes socialistas» era «evitar por todos los medios que se trabaje». Aún asumiendo las peticiones socialistas a los poderes públicos por «nuestros deberes de disciplina», decía rechazar este tipo de actuación: «al estado a que han llegado las luchas de clases (sic), y sobre todo, después de Octubre, a la burguesía no se le puede ir por las buenas a pedirles».172

      También surgieron nuevos símbolos, procedentes de la lucha de octubre y las protestas políticas anteriores. El número de 25 de noviembre de 1934 del periódico clandestino juvenil socialista UHP incluyó una foto de Ángel San Juan, el joven socialista muerto en Madrid en las jornadas de octubre; y la JCM recordó la muerte de Juanita Rico y de Joaquín de Grado en una octavilla. Aunque la convocatoria de la huelga del 22 de abril de 1934 había provocado importantes discusiones entre la FJS y la UJCE en las reuniones de finales de julio del mismo año, Juventud Obrera, el órgano de prensa de la JCM, conmemoró dicha movilización en su primer aniversario, considerando que ese día se había «sellado» la unidad de acción entre ambas organizaciones, al igual que recordaron la fecha las direcciones nacionales juveniles en un manifiesto conjunto que pedía luchar contra la pena de muerte, por la liberación de los presos y el restablecimiento de la libertad de prensa, «el derecho de sindicación y organización sin limitaciones para los jóvenes obreros, trabajadores y estudiantes» y «contra los ataques a los derechos de los estudiantes y la FUE».173

      Y la defensa de la organización estudiantil fue también una actividad conjunta de ambas organizaciones. Una circular de la FJS anunció la constitución de la Unión de Estudiantes Antifascistas entre los estudiantes comunistas y socialistas de la FUE, lo que confirma Segis Álvarez, que dice que fue lo que les permitió lograr el control de la UFEH en el congreso prácticamente clandestino que ésta celebró en diciembre de 1935 en Madrid,174 donde se insistió en defender como postulados de la FUE «la popularización de la cultura, la enseñanza gratuita, la reforma de la enseñanza y del profesorado, la autonomía

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