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de las formas per se y otra per accidens, sino que ambas son producidas por agentes diversos para constituir un sujeto (aunque el alma de modo milagroso); la materia recibe ambas formas, cuerpo y alma, y se perfecciona por las dos; además, el alma intelectiva contiene virtualmente a la vegetativa y sensitiva, mientras que la forma corporeitatis contiene, asimismo, las formas materiales que pueden, a su vez, separarse como partes orgánicas del cuerpo.

      Sin embargo, Duns Escoto tampoco acepta la propuesta del ‘pluralismo estándar’ en su totalidad. La primera objeción surge de considerar la forma en los seres producidos por generación natural. Si ella es una sola, contiene virtualmente las formas inferiores, por ejemplo, la forma sensitiva de un buey contiene la forma vegetativa y la forma corporeitatis. Ahora bien, si la sensitiva puede, en virtud de su perfección, contener la forma corporeitatis, ¿por qué no sucede esto con la forma racional, siendo ella más perfecta que la sensitiva?69

      Otra respuesta tiene en cuenta que, “todo agente, que puede [obrar] suficientemente con su acción sin la acción de otro, y así [alcanzar] el término con su acción, puede informar el pasaje hacia aquella forma [que es término de su acción] sin la acción de otro.”70 En este sentido, el progenitor no necesita de la acción divina para generar la forma propia de su acción, que es la forma corporeitatis, y tampoco pertenece a una necesidad de Dios la creación de un alma, ya que su actuar es contingente respecto de la creatura (no está obligado a crear un alma en toda generación humana).

      Una última respuesta, a esta versión del pluralismo, afirma que, de dos entes en acto no se puede conseguir un ser ‘uno’, ya que la unidad substancial se consigue cuando hay dos elementos relacionados como potencia y acto. Ahora bien, si alma y cuerpo son dos entes en acto, ordenados a la potencialidad de la materia primera pero no entre ellos, nunca podremos afirmar que el ser humano es una unidad, algo que sería contradictorio con lo que, justamente, se desea probar71.

      Luego de rechazar la doctrina de la unicidad de la forma substancial y el pluralismo en la versión ‘estándar’, el Doctor Sutil propone una interpretación propia del tema: “en otros vivientes (más allá del ser humano) la forma del mixto se diferencia del alma.”72 La justificación de esta intuición se fundamenta en la experiencia que nos ofrece el caso de la corrupción de un ser vivo. Cuando un buey muere, la disolución del cuerpo conlleva un proceso hacia los elementos aunque la forma cadaveris permanece por un tiempo73. Esta forma, sostiene Escoto, es idéntica (idem) tanto numérica como específicamente respecto del cuerpo animal cuando estaba vivo. No se puede decir que, por la acción de la corrupción, se ‘genera’ la forma del cadáver, sino que al abandonar (derelinquere) el alma al cuerpo, la forma de éste se mantiene subsistiendo. Evidentemente, el cuerpo del buey pierde, al morir, las funciones propias dadas por el alma sensitiva.

      También apoya Escoto su postura haciendo un análisis de las causas. Como dijimos antes, cada forma se produce por la acción propia de un agente específico. R. Cross reformula este principio de manera negativa74, y así Escoto niega que una misma forma pueda ser el término de agentes diferentes. Sin embargo, la experiencia nos muestra que un animal puede morir por causas diversas, como por ejemplo ahogarse, ser atacado con un cuchillo, o por otro animal75. Y en todas esas mutaciones, los diferentes agentes tienen el mismo término, un cadáver. En conclusión, la forma cadaveris no se genera al corromperse el ser vivo por causa de los diferentes agentes, ya que tampoco se entendería cómo puede un cuchillo ser la causa eficiente de un cadáver. Solo se puede explicar su permanencia, concluye Escoto, si el cuerpo posee de suyo una forma substancial propia.

      Pero el Doctor Sutil avanza un poco más en su posición pluralista. En Ord. IV.11.1.2.1 #238 y #254 menciona que es ‘probable’ la existencia de diferentes partes orgánicas en el cuerpo, como el corazón o el hígado, que posean formas substanciales diferentes. El tema es tratado de manera específica y con cierta extensión en QQ. Met. VII.20, donde la pregunta apunta a saber si hay formas substanciales de especies diversas en los compuestos materiales. También se recurre al tema en Lect. y Ord. III.2.3, cuando aborda la cuestión sobre organización y animación del cuerpo de Cristo.

      Que los órganos poseen sus propias formas substanciales, puede inferirse de lo expresado precedentemente. Si cada uno de ellos tiene cualidades propias, podemos suponer que esas cualidades siguen a una forma substancial específica. Además, las diversas operaciones corpóreas también se explican adecuadamente a partir de formas diversas. Por otro lado, Escoto da un argumento inequívoco, “una parte del animal se separa de él sin generación, y no permanece en acto por la forma del todo luego de la separación; en consecuencia, [permanece] por otra [forma distinta] de la que tenía antes.”76 Bajo este planteo parecería que cualquier ser viviente, no es más que una suma de partes-substanciales. Por ello, queda ahora por resolver la mayor dificultad que enfrenta el pluralismo en la versión ‘escotista’: la unidad del compuesto. El Doctor Sutil reconoce, como lo propone la postura de la unicidad, que el ente recibe la unidad por el ser (esse), pero no adhiere a que el ser deba darse necesariamente por una sola forma77. Solo se puede entender esta afirmación dentro de la tendencia esencialista que muestra Escoto, donde el ser y la esencia son compuestos. “De esta manera, todo compuesto es un esse, y también incluye muchos esse parciales.”78 Y a continuación aclara, que en todo compuesto se pueden distinguir dos ‘partes esenciales’: una en acto, es decir, la última forma substancial, por la que un compuesto es hoc ens, y otra en potencia respecto de aquel acto, la materia primera con ‘todas las formas precedentes’. Ya hemos mencionado la solución que propone al principio de individuación79, y ese esfuerzo deja ver la primacía que tiene el individuo en toda la filosofía de Escoto, poniéndola en práctica aquí, ya que todo ente compuesto de partes-substanciales tiene una forma superior (y más perfecta) en la que se unifica la multiplicidad de formas-parciales. Pero, ¿cómo puede darse esa unificación?

      Recientemente, T. Ward ha hecho notar que las diferentes formas substanciales de las partes orgánicas mantienen una ‘unidad de orden’ 80, y que así lo esboza Escoto en QQ. Met. VII.20 #48. Cada parte-substancial, manteniendo su ser propio, debe estar organizada bajo un orden específico para poder recibir la forma superior, ya sea la forma corporeitatis u otra forma. Ese orden, al que tiende el proceso embriológico, brinda un tipo de unidad mayor a la que tienen los agregados pero menor a la que poseen los accidentes con la substancia. Los órganos y otras partes heterogéneas actúan como causas esencialmente ordenadas a la última forma81, que es la razón de ser de todas las anteriores, tomadas en conjunto y según un orden de naturaleza. De esta manera, responde Escoto, un animal no ‘es’ muchas substancias sensibles, sino que “el alma es la primera perfección del animal por sí, y no sus partes, por tanto, la substancia animada sensible es primero animal y no sus partes.”82 Las partes-substanciales, estando ellas mismas en acto, se encuentran, en virtud de la unidad de orden, en potencia subjetiva para la recepción de una forma superior. Ahora bien, ¿por superior se refiere a la forma corporeitatis o directamente al alma? Aquí se establece una interesante problemática interpretativa que analizaremos a continuación.

      En su exhaustivo estudio sobre la física del Doctor Sutil, R. Cross denuncia cierta inconsistencia en el modo de explicar la relación entre la forma corporeitatis y las ‘formas parciales’. Allí muestra que en algunos pasajes Escoto sostiene que las partes están en acto, pero, en otros, que están en potencia, así como a veces el orden les viene dado por la forma corporeitatis y, en otros textos, parece ser por el hecho de poseer ‘cantidad’, como si la extensión fuese una condición necesaria que dispone a la recepción del alma83. Por su parte, T. Ward propone una nueva lectura, las partes-substanciales se ordenan respecto al alma, forma que las asume cuando poseen unidad de orden, y la expresión forma corporeitatis solo es un recurso que usa Escoto para referirse a las partes en su conjunto, sin que ello signifique que el cuerpo posee de suyo una forma distinta a la de sus partes.

      ¿Es inconsistente el pensamiento de Duns Escoto sobre la forma corporeitatis? Haremos un análisis cronológico de los textos y expresiones más directas con las que se refiere al presente problema. En Lect. II.15 #41-#42 (escrito de juventud, redactado hacia 1298-1299), afirma que los órganos tienen diferentes cualidades y que los compuestos

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