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El descabellado oficio de ser mujer. Cristina Wargon
Читать онлайн.Название El descabellado oficio de ser mujer
Год выпуска 0
isbn 9789874660695
Автор произведения Cristina Wargon
Жанр Языкознание
Издательство Bookwire
20.Las trampas de la seducción y las relaciones pegajosas
Una tuerca… sin tornillo
Jazz que me hiciste mal
Aberraciones varias
“Coqueta, soñadora y ardiente”
21.Cuando a una le atracan el marido
Se cierne la tragedia
Reflexiones necesarias y autodefensa
22.En defensa de los rollos
Las anfetas y las minas
La TV nos tienta
El chocolate y el traste
Los derechos del gordo
23.Después de vivir un siglo, arrimarse a los cuarenta
Se vienen los indios
Salidas de emergencia
La juventud se fue, yo ya no espero más
24.¡Y llegó la cuarentena!
Llora, llora, urutaú
La taquicardia paroxística
La neuroeconomía
¿Conclusiones?
25.Las mujeres solas
“Mujeres solas”. MUSO, para abreviar
Las que viven con mamá
Las que viven solas
Las MUSO y la sociedad
26.Lolas nuevas, ¿vida nueva?
Dos lolas no son nada
Tercer acto mamario
Final: ¿quién nos enseña a envejecer?
27.Cuando las mujeres quieren huir
Me voy con los gitanos
Me hago actriz
Me voy, no más
Casa de muñecas
Cristina Wargon
Wargon, Cristina
El descabellado oficio de ser mujer / Cristina Wargon ; dirigido por José Marcelo Caballero. - 1a ed mejorada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : La Esquina de los Vientos, 2019.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-46606-9-5
1. Narrativa Humorística Argentina. I. Caballero, José Marcelo, dir. II. Título.
CDD A867
© de esta edición, Pampia Grupo Editor 2019
Juan B. Alberdi 872 (1424) C.A.B.A.
Buenos Aires, Argentina
E-mail: [email protected]
www.pampia.com
Director Editorial: José Marcelo Caballero
Ilustración de tapa: Marlene Pohle
Diseño: Equipo editorial
ISBN 978-987-46606-6-4
Primera edición mejorada
Editado en Argentina
A mis hijos y a Coco Feldman, quienes con sus desvaríos, escándalos y coacciones me brindaron abnegadamente todos los argumentos para este libro.
Palabras de la autora para esta edición
He pasado varias noches desvelándome con el tema si debía o no sacar todo lo que alude a la violencia contra las mujeres, que surge en forma de humor y pareciera avalarla. No lo escribiría hoy. Pero no lo sacaré del libro. Leído ahora a la luz de todos los avances que han conseguido las chicas jóvenes, parece una salvajada, pero he llegado a una conclusión: estas nuevas generaciones que han aprendido y siguen aprendiendo, cómo defenderse, no nacieron de un repollo, vienen de madres, como nosotras que, con más deseo que ideología, ya sabíamos que la cosa estaba mal y cada una protestaba como podía. Escribiendo humor, estudiando teatro, trabajando el doble que los varones y, sin saberlo, abriendo un camino para que las chicas de hoy, hijas y nietas, pudieran marchar, enarbolando banderas. Las chicas jóvenes han adquirido conciencia de género, palabras que por aquel entonces no existían. Salvo, claro está, por nuestras primeras feministas, también un poco madres nuestras pero que eran un grupo diminuto. Esas piedritas fundacionales que terminaron en avalancha. En síntesis, dado que todo lo escrito lo hice desde la buena fe, que nunca pretendí más que pintar mi aldea, que jamás me confundí de bando y que, si fue una siembra, me encanta la cosecha. Quedan todos los chistes en su lugar. He dicho. ¡Publíquese, y archívese!
Capítulo I: Los hijos
“Parirás a tus hijos con dolor”. Está bien, ¿y después qué hago?
1.Nene, vení que te hago un trauma
“Hecha la madre, hecho el conflicto”, y como a todos nos parió alguna, y algunas a nuestra vez hemos parido a otros, este lío de las madres tiende a perpetuarse. Mientras los tangos y los boleros juran y perjuran que somos de lo mejor, el psicoanálisis nos derrumba las estatuas en cuanto diván puebla este planeta. El dilema no acepta soluciones: tener madre es un clavo, no tenerla es imposible, y ser una madre, a esta altura de la informática, da pánico.
Los bebitos
Según es de público conocimiento, el ser humano nace disminuido mental. No sabe leer ni escribir, desconoce la Coca Cola, no habla, no atiende la puerta y además se hace pis y caca.
En este deplorable estadio de su existencia se denomina “bebé”. Y es un bicho por el cual a las mujeres en general y a las madres en particular, se nos cae la baba. Lejos de ahogarlo en un balde o encerrarlo en un baúl hasta que se convierta en una persona útil a la sociedad, pasamos largos años de nuestra existencia y de la suya limpiándole la cola, celebrando sus “ajó”, procurando que no se machuque tirándose de la cuna o se intoxique con hormiguicida (los bebitos son así de necios).
Si pensamos que tanto afán se despliega en un ser que solo nos devuelve “provechitos” y anginas rojas, uno podría suponer que quien carga con semejante tarea merece, no más, los tangos, los boleros y una estatua a la “madre anónima” cada diez metros. Sin embargo, la ciencia nos ha demostrado que mientras calentamos mamaderas a destajo y nos desvelamos años enteros, no hacemos más que generar traumas, pues esos bichitos que no saben ni su nombre van a recordar para siempre cada uno de nuestros errores.
Veamos si no un caso típico: estos tiernos borradores de un ser humano tienen por costumbre gritar. Profieren unos certeros berridos perforantes a cualquier hora del día o de la noche.
Pues bien ¿qué debe hacer una “buena” madre cuando el crío chilla? Las opciones parecen ser dos: o alzarlo o dejarlo desgañitarse. Pero ninguna de las dos es siempre la correcta. Si lo cargamos en brazos, dicen las comadres y