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clavaste tu mirada mansa y buena

      y desde ese instante de ti, yo me prendé.

      Un día te apartaste de mi vía

      nunca supe qué destino tomarías

      solo sé que de ti quedé prendado

      y por ti, mi muñeca estoy soñando.

      Qué martirio amar sin ser amado

      qué tragedia querer a un ser de piedra

      qué indiferencia, altiva y presumida

      pasó por mi camino un bello día.

      Yo le pido a la Virgen Milagrosa

      que de mí se compadezca y me consuele

      que tu regreses y vuelvas a mirarme

      que si me miras tranquilo moriré.

      “Anhelos”, “Falsas caricias” y “Linda Nena” fueron piezas de Guillermo Buitrago que no corrieron la suerte de otras interpretadas por él. Infortunadamente muchas de sus composiciones desaparecieron, incluso algunas puestas en acetatos, pero que no fueron prensadas por sello alguno.

      Teresa Mercedes

      Los paseos “Teresa Mercedes”, dedicado a su madre, y “Mala noche”, cuya figura principal era Sócrates Villero (el negrito Figurín), hacen parte de esa larga lista de discos perdidos y apetecidos por los coleccionistas de música.

      Teresa Mercedes

      una mujer singular

      que tenía la mano lista

      para siempre regalar.

      Daba lo que tenía

      y se quedaba sin nada

      gozaba haciendo favores

      así era Teresa Mercedes

      siempre Teresa Mercedes

      Tenía algo que regalar

      y daba lo que tenía

      y se quedaba sin nada.

      Oye Teresa Mercedes

      que dice Juana Canal

      que le prestes cinco pesos

      y le des un poquito de sal.

      Muy contenta y alegre

      viene Teresa Mercedes

      ya regaló hasta su casa

      y ahora sí que está feliz.

      Mala noche

      Lo cantaba en la emisora de Víctor Roberto Pereira, al presentar al negrito Figurín, su ahijado, que salía a bailar, disfrazado de rumbero, en la pista del radioteatro.

      Decía así:

      El negrito Figurín

      es un rey para bailar

      canta bien los paseos

      y es un as en la cumbiambas.

      Sócrates Antonio Villero

      en mala noche te veía,

      tus ojos como luceros

      tenían fuego y calor

      y yo te ofrecía un trago

      de media botella de ron.

      Qué mala noche pasamos

      al pie de un negro cajón

      el muerto se hacía el pesado

      Y sin media botella de ron.

      El negrito Figurín

      es un rey para cantar

      y al escuchar un paseo

      abandonó aquel velorio

      para ponerse a bailar.

      Entre otros acetatos perdidos, con piezas de su autoría, se encuentran “La rosca”, dedicado a los reinados del carnaval cuando estos eran dirigidos por “un monopolio de una estirpe que imponía autoridad y mando en la jurisdicción social carnestoléndica”; así como “Los choferes”, que dedicó a los taxistas de la ciudad, especialmente a su cuñado Francisco Feoli Dilioni, Chicho Feoli, dueño de una flota de carros de plaza y de un bus que recorría la ruta Ciénaga-Santa Marta-Ciénaga, que él mismo manejaba. En la canción mencionaba, en forma jocosa, a todos los choferes de la época.

      Linda nena

      Sin embargo, es en ritmo de vals que hace uno de sus más bellas páginas musicales, inspirado por la hermosura de una dama cienaguera, que era todo un primor de dulzura y belleza. La conoció una noche del mes de diciembre, en un cumpleaños de Dubys, en casa de la familia Pipán. Ella jamás supo del flechazo, ni de la devoción de Buitrago, cautivado por su rostro angelical.

      Linda nena tus ojos me hacen soñar

      Linda nena tu mirada es consuelo sin par

      no comprendes que te amo con loca pasión

      no comprendes que mi alma te llora,

      te canta y te implora le entregues su amor.

      Tus sonrisas la noche del baile

      extasiaron mi fiel corazón,

      en tus ojos yo leí la esperanza

      que anhelaba sediento de amor.

      Hoy tu imagen indeleble en mi mente

      me deja inconsciente por tu fiel mirar.

      Linda Nena no puedo olvidarte

      no puedo arrancarte de mi corazón.

      La pieza fue grabada en pasta de acetato en los estudios de Juancho Armenta Vázquez, en Ciénaga. Posteriormente sería reeditada para el sello Atlantic, K-5565, lado B.

      Las mujeres a mí no me quieren

      Para algunos amigos entendidos resulta incomprensible que Guillermo haya compuesto este tema. Sin ser un mujeriego incorregible, casi nunca fue rechazado en sus pretensiones. El merengue, más allá de su contenido real, de los motivos del músico para componerlo, se constituyó muy pronto en un éxito, al que contribuyeron la picardía de la letra y la cancha de Buitrago al interpretarlo.

      Las mujeres a mí no me quieren

      porque es que yo no tengo plata

      las mujeres se van con los ricos

      siempre le resultan lata.

      Y este verso no es pa´ mi

      desde lejos lo conocí

      Las mujeres en el amor

      se parecen al acordeón

      ay si se afloja la boca

      se le aprieta el diapasón

      Y este verso no es pa´ mi

      desde lejos lo conocí

      La araña pelúa

      La cartagenera Argénida fue uno de los amoríos del músico. “Era una mujer simpatiquísima, y entre las cosas que llamaba la atención era que tenía muchos vellos, y ese distintivo preocupaba mucho a Buitrago”, comentaba Darío Torregroza, conocedor de intimidades de su protegido. Una tarde discutieron

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