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salió con su caba­llo y le dijo a la gente que el gobierno tomaría medidas para ayudarlos. Chang evidentemente era sincero con lo que prometía, pero al Emperador no le gustaba Chang y lo acusó de tener conexiones con ‘el populacho’, así que lo apartaron del cargo. Llegó un nuevo gobernador y de inmediato ordenó el arresto de los líderes de la revuelta. Muchos de ellos fueron decapitados y sus cabezas exhi­bidas en varas como advertencia ante futuras ‘rebeliones’.

      ”Se habló de este incidente en mi escuela durante mu­chos días. Me impresionó muy profundamente. La ma­yoría de los estudiantes simpatizaba con los ‘insurrectos’, pero solo como observadores. No comprendían que esto tenía relación con sus propias vidas, simplemente esta­ban interesados porque se trataba de un incidente fas­cinante. Nunca lo voy a olvidar. Sentí que allí, con los rebeldes, estaban las personas comunes como mi pro­pia familia y me molestó profundamente la injusticia del trato que les daban.

      ”Otra influencia que tuve en esa época fue la presen­cia de un maestro ‘de ideas radicales’ en una escuela pri­maria local. Era ‘radical’ porque se oponía al budismo y quería desembarazarse de los dioses. Instaba a las per­sonas a convertir sus templos en escuelas. Su personali­dad era muy controvertida, pero yo lo admiraba y estaba de acuerdo con sus puntos de vista.

      ”Estos hechos, que se produjeron muy cerca unos de los otros, hicieron una fuerte impresión en mi mente juvenil, que ya era rebelde. Es en este período también que comencé a tener un cierto nivel de conciencia polí­tica, especialmente después de haber leído un panfleto que hablaba sobre el desmembramiento de China. Aún ahora recuerdo que el panfleto comenzaba con la fra­se: ‘¡Qué lamentable! ¡China será sojuzgada!’ relataba la ocupación de Corea y Taiwán por parte de Japón, la pér­dida de la soberanía en Indochina, Burma y otros lugares. Después de leer esto, me sentí deprimido por el futuro de mi país y empecé a darme cuenta de que ayudar a sal­varlo era el deber de todos.

      ”Mi padre había decidido que fuera aprendiz en un comercio de arroz en Hsiang Tan con el cual él tenía contacto. Al principio no me opuse creyendo que sería interesante, pero en ese momento me enteré de una nue­va escuela que era bastante inusual y decidí ir allí a pe­sar de la oposición de mi padre. Esta escuela estaba en el hsien de Hsiang Hsiang donde vivía la familia de mi ma­dre. Uno de mis primos estudiaba allí y me contó de la nueva escuela y las condiciones cambiantes en la educa­ción moderna. Se hacía menos hincapié en los Clásicos y se enseñaba más el ‘nuevo conocimiento’ de occidente. Además, los métodos de enseñanza también eran bas­tante ‘radicales’.

      ”Fui a la escuela con mi primo y me inscribí. Dije que era de Hsiang Hsiang porque entendía que la escuela solo era para los nativos de allí. Más tarde asumí mi ver­dadera condición de nativo de Hsiang Tan cuando des­cubrí que el lugar estaba abierto para todo el mundo. Pagué 1400 cobres por cinco meses de alojamiento, co­midas y todos los materiales necesarios para estudiar. Mi padre finalmente accedió a dejarme ingresar después de que algunos amigos le habían dicho que esta educación ‘avanzada’ aumentaría mis poderes para obtener ingre­sos. Esta fue la primera vez que estuve a una distancia de más de cincuenta li de mi hogar… tenía dieciséis años.

      ”En la nueva escuela pude estudiar ciencias naturales y nuevas materias de la educación occidental. otra cosa notable era que uno de los maestros era un estudiante de Japón y usaba una coleta falsa. Era bastante fácil dar­se cuenta de que la coleta era falsa. Todos se reían de él y lo llamaban ‘falso demonio extranjero’.

      ”Tampoco les gustaba porque no era nativo de Hsiang Hsiang. Era muy importante ser nativo y también prove­nir de un cierto distrito. Había distrito superior, inferior y medio, y el superior y el inferior peleaban continua­mente por cuestiones puramente regionales. Ninguno de ellos se avenía a la existencia del otro. En esta guerra tomé una posición neutral porque no era nativo. En con­secuencia, las tres facciones me despreciaban, con lo que me sentía muy deprimido.

      ”A muchos de los estudiantes no les gustaba el ‘fal­so demonio extranjero’ por su coleta antihumana, pero a mí me gustaba escucharlo hablar de Japón. Enseñaba música e inglés. Una de sus canciones era japonesa y su título era ‘La batalla en el Mar Amarillo’. recuerdo toda­vía algunos de sus fascinantes versos:

      La golondrina canta

      y el ruiseñor danza

      y los verdes campos son hermosos en Primavera.

      Las flores de los granados, carmesí,

      los abedules con las hojas verdes.

      Y hay un nuevo escenario.

      ”Es todo lo que aprendí del ‘falso diablo extranjero’.

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