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concepción estratégica vive entre la inseguridad y la sorpresa.

      La existencia de una estrategia hegemónica y global del imperio americano no significa que tenga o tendrá éxito en lograr su objetivo. El imperio americano desarrolla una estrategia global cuyo objetivo es mantener su hegemonía, su capacidad de apropiarse de una porción más grande del producto mundial, en beneficio de sus clases hegemónicas, a través de la preservación de un sistema económico, político y militar organizado y liderado por él. Esta estrategia tiene aspectos económicos, tecnológicos, políticos, militares e ideológicos.

      La estrategia del imperio en relación con sus “provincias” es distinta de su estrategia en relación con los Estados adversarios, China y Rusia. En relación con las primeras, utiliza los siguientes instrumentos: entrenamiento de las elites civiles y los posibles futuros líderes, difusión y defensa mediática de las normas que deben seguir los gobiernos “provinciales”, organización de seminarios y programas para periodistas, defensa de la libertad de acción para las ONG, defensa de la libertad de acceso a internet, financiación de organizaciones políticas, práctica de la ley y la cooperación con jueces “provinciales”, énfasis en combatir la corrupción, énfasis en las relaciones políticas bilaterales y no multilaterales, acciones para evitar la formación de alianzas regionales entre “provincias”, generación de fricción entre cada “provincia” con China y Rusia y propagación de propaganda anti-China y anti-Rusia.

      Asimismo, la estrategia de preservar la hegemonía económica del imperio americano sobre las provincias utiliza los siguientes instrumentos:

       Promover la aceptación por parte de las clases hegemónicas locales de la visión tradicional de la división internacional del trabajo entre productores primarios y productores industriales, especialmente en el caso de las provincias subdesarrolladas.

       Promover la incorporación de provincias subdesarrolladas en la economía estadounidense a través de acuerdos de libre comercio.

       Promover la reducción unilateral por parte de las provincias de los aranceles industriales.

       Promover el cumplimiento de las reglas del Consenso de Washington, especialmente por parte de “provincias” subdesarrolladas.

       Organizar programas de educación y capacitación para economistas.

       Debilitamiento de las grandes empresas de capital “provincial”.

      La estrategia de preservar la hegemonía tecnológica del imperio americano utiliza las siguientes políticas:

       Evitar la difusión del conocimiento tecnológico mediante una mayor protección de la propiedad intelectual en el orden internacional y en la legislación de las “provincias”.

       Promover el reclutamiento de científicos de las “provincias” para trabajar en Estados Unidos.

       Promover el reclutamiento de estudiantes excepcionales para su “absorción” en la sociedad y la economía americanas.

       Expandir el sistema de difusión educativa y cultural americano en las “provincias”.

      La estrategia de preservar la hegemonía militar del imperio americano se lleva a cabo a través de las siguientes políticas:

       Promover el desarme nuclear y la limitación de la industria nuclear en todas las “provincias”.

       Promover la negociación de acuerdos de desarme de armas convencionales.

       Alentar la transformación de las fuerzas armadas, especialmente en países periféricos, en fuerzas policiales.

       Entrenar a oficiales militares de alto rango en la doctrina y el uso del equipo militar norteamericano.

       Desalentar el desarrollo local de la industria de armas.

       Vender armas de segunda generación a precios reducidos.

      La estrategia del imperio para mantener su hegemonía cultural se logra a través de las siguientes políticas:

       Evitar que las “provincias” adopten legislación para proteger su cultura nacional y su industria cultural.

       Mantener el libre acceso de sus productos culturales (películas, libros, música, etc.) a los medios de comunicación en las “provincias”.

       Expandir el sistema para difundir la cultura americana a través de institutos de idiomas y programas de intercambio.

      Fuera del imperio están sus oponentes: la República Popular China y la República Federativa de Rusia. Como dijimos, estos Estados adversarios se describen en los documentos oficiales del imperio como enemigos cuya intención es destruir a Estados Unidos y el mundo libre y sus valores sociales, políticos y económicos.

      La Estrategia de Defensa Nacional Estadounidense de 2018 establece que China y Rusia son “potencias revisionistas” que buscan “construir un mundo consistente con su modelo autoritario, obteniendo poder de veto sobre las decisiones económicas, diplomáticas y de seguridad de otras naciones”.

      La designación de “enemigos” es necesaria para justificar, a los ojos de la población americana, los contribuyentes, los gastos en armamentos que benefician a las empresas y estructuras militares del complejo industrial-militar, y el subsidio, a veces perdido, a las empresas para llevar a cabo programas de investigación y desarrollo científicos y tecnológicos, justificados y legalizados por razones de seguridad nacional.

      Sin embargo, China y Rusia, siempre hostigadas por el imperio, directa o indirectamente, ostensible o subrepticiamente, conscientes de su fuerza económica, política, militar e ideológica, actúan con precaución y no muestran intención de “anular” el sistema de normas internacionales, pero buscan participar en él en mejores posiciones en los sistemas de toma de decisiones.

      La estrategia del imperio americano en su disputa con Rusia y China se realiza a través de las siguientes políticas:

       Estimular su desintegración territorial a través del financiamiento de organizaciones separatistas.

       Establecer una red de acuerdos militares con los Estados vecinos de Rusia y China y establecer bases allí.

       Promover manifestaciones de demandas políticas de democracia y libertad de expresión.

       Obstaculizar los acuerdos entre Rusia y China con “provincias” desarrolladas o subdesarrolladas.

       Financiar ONG locales de derechos humanos.

      La estrategia de Rusia y China para enfrentar al imperio americano tiene los siguientes aspectos principales:

       Reducir sus propias vulnerabilidades.

       Defender un nuevo orden internacional.

       Procurar ocupar puestos importantes en organizaciones internacionales.

       Fortalecer sus lazos de cooperación recíproca, en particular con los Estados vecinos y la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda.

       Crear entidades paralelas, como el New Development Bank, de los BRICS, y el Asian Infrastructure Bank para ofrecer mejores condiciones financieras a las naciones subdesarrolladas.

       Contrastar una política de defensa de autodeterminación y no intervención con la política de control de soberanía ejercida por el imperio.

       Ofrecer cooperación técnica y financiera para programas de industrialización.

       Fortalecer los lazos de cooperación con los países de Europa occidental.

       Defender el multilateralismo en las relaciones internacionales.

      Cuanto más pequeñas son las dimensiones del territorio –y, como resultado, menor es

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